viernes, 25 de noviembre de 2011

Discursos Infortunados.

Por Armando Brugés Dávila.
Definitivamente, nuestra dirigencia nos cree tarados u oligofrénicos. No de otra manera se puede explicar que a estas alturas, en un discurso ante la Cámara Colombiana de la Infraestructura que se reunió en Cartagena, el Procurador General de la Nación venga a decirnos que la corrupción de este país es más grave de lo que se cree, porque no es solamente un problema de la administración pública, dado que el sector privado es hoy tan corrupto como aquella. Mejor dicho: la verdad revelada. Y como en fuente ovejuna, la prensa del país, todos a una, salieron a rodear a este gurú de la inteligencia social para llevarle al país, en vivo y en directo, tan portentosa y sabia conclusión. Pero parece que no quisiéramos percatarnos que lo realmente venenoso del mensaje radica en el hecho que el señor Procurador califique la penosa situación como la democratización de la corrupción. ¿Qué tiene que ver la democracia, el más evolucionado sistema de gobierno hasta ahora conocido, con la delincuencia organizada de un pequeño grupo de maleantes de cuello blanco, que amparados en la ignorancia, producto de la desinformación del pueblo colombiano, han convertido a este país en coto de caza desde los tiempos de la independencia? En el juego democrático es condición sine qua non que participe toda la comunidad; en el caso de la corrupción que nos ocupa sólo juegan dos pequeños pero tenebrosos conglomerados de la sociedad colombiana. El primero de ellos conformado por un minoritario conjunto de poder político, al cual muchos han llegado mediante artimañas, pero desde donde acceden fácilmente al manejo de la cosa pública, mediante lo que bien pudiera denominarse testaferrato administrativo y el segundo integrado por los grandes cacaos de las finanzas privadas quienes no sólo poseen y manejan el capital financiero nacional sino que además representan con lujo de competencia, el internacional. Con esto de la democratización de la corrupción no se hace nada distinto a envilecer y satanizar de manera sospechosa el término democracia, lo cual resulta sumamente peligroso en un momento en que el planeta se radicaliza ideológicamente.
El señor Procurador ha descubierto el agua tibia. No son pocos los políticos decentes, que los hay y en todas las corrientes, que desde muchos años atrás han venido sosteniendo que el mayor mal que afecta a este país es la corrupción. Es más, algunos de ellos llegaron a manifestar en su momento, que fenómenos de violencia social como la guerrilla misma, por ejemplo, eran consecuencia y no causa de ella. Pero resulta que ahora el señor Procurador le devuelve la pelota a la sociedad colombiana (léase al pueblo colombiano), a esa inmensa mayoría inerme que siempre, los grupos arriba señalados, han tenido atada y manipulada, diciendo que es a ella a quien corresponde generar una cultura de la legalidad capaz de contrarrestar esa cultura de ilegalidad, que según él, “nos amenaza, poniendo en entredicho nuestra institucionalidad desbordándola y deslegitimándola”. A su entender el país tiene tal cantidad de leyes, que en muchas ocasiones generan únicamente desconcierto no sólo al Estado sino a los propios contratistas. Cuidándose de decir que precisamente para eso las han hecho, para confundir y dar cumplimiento al adagio popular que dice: “En río revuelto, ganancia de pescadores”. Es decir, lo mismo de siempre, lo bueno lo privatizan y lo malo lo socializan.
Pero antes de la intervención del Procurador ya el ministro de Justicia Juan Carlos Esguerra, dice la prensa capitalina, había pedido al sector privado atacar de frente la corrupción, conminándole a no ser tan blando en las sanciones y en un colmo de generosidad gubernamental (digo yo), solicitó al gremio castigos severos por las faltas que en el sector se cometieran en contra de la ética. Como diría mi nieto: No entiendo. Eso de arrejuntar lo ético y lo penal, en la práctica ha resultado desastroso en este país, sencillamente porque lo primero corresponde al mundo de la subjetividad y por allí, como en los cuentos de hadas, todo se desvanece. Vale la pena preguntarse entonces, en este caso concreto de la corrupción, a quiénes corresponde sancionarla en el país? No será de casualidad, a las instancias judiciales? Cómo es ese cuento de poner a los ratones a cuidar el queso? Aunque usted amable lector no lo crea, siempre ha sido así. En Colombia cuando el problema se vuelve impresentable, y ante la imposibilidad corrupta de la sanción, se acude entonces a la sagrada figura de la autocensura y obviamente los problemas desaparecen como por arte de magia.

jueves, 17 de noviembre de 2011

Un español enchufado.

Por Armando Brugés Dávila.
La casualidad de hablar con un amigo, me permitió saber de Eduardo Punset, comunicador científico español quien ha logrado que la ciencia se convierta en algo público. Este amante del conocimiento, convencido de la necesidad que la ciencia irrumpiera en la cultura popular española, logró convencer a los directivos de la televisión estatal de su país, de crear un programa para la comprensión pública de la ciencia, lo cual, según él, no sólo era educativamente bueno para la sociedad, sino que además les daría mucho rating al canal. Así nació REDES, un programa televisivo de ciencia, que curiosamente tuvo que comenzar por convencer a los propios científicos que sus investigaciones sí importaban en la vida cotidiana del público y a este último lo fue induciendo a que entendiera cómo el método científico le ayudaría, a diferencia del dogmatismo, a transformar realmente sus vidas. Hoy día, el programa es pionero y líder en España en lo referente a la aportación pública de la ciencia, demostrando que ciencia y entretenimiento amalgamados se convierten en herramienta ideal para permitir de manera efectiva, la irrupción de la ciencia en la cultura popular. Lastimosamente en nuestro país, en vez de replicar programas de este tipo, solo se replican copias de paquetes globalizados de cultura mediática como Yo me llamo, Factor X y otras cursilerías que sólo consiguen envilecer más a la población colombiana.
Cuando entré a su blog, (http://www.eduardpunset.es/), con lo primero que me topé fue con un documento de su autoría, el cual inicia con una especie de mini-introducción, diciendo: “Nos sobran razones para pensar en un futuro mejor.” Y a continuación expone su decálogo de razones titulándolo “Manifiesto del optimismo”, que a continuación me permito transcribir:
Manifiesto del optimismo
1. No es cierto que exista una crisis económica planetaria, lo que existe es una crisis específica de países específicos.
2. La esperanza de vida aumenta 2,5 años cada década. Por primera vez aprendemos que hay vida antes de la muerte y que cualquier tiempo pasado fue peor.
3. La educación y la medicina avanzan hacia la personalización, y nos obligan a engendrar un nuevo modelo social. La prevención será más importante que la curación.
4. Un gran descubrimiento: el aprendizaje social y emocional. Por primera vez en la historia de la evolución empezamos a conocer y gestionar las emociones. Y sabemos que es tan importante aprender como desaprender.
5. Las redes sociales son lo que nos hace distintos del resto de animales. El origen de la interconexión actual está en las rutas de la Seda y del Incienso. Gracias a la revolución, digital ahora la comunicación puede ser instantánea y universal.
6. Tras los avances de las ciencias de la mente, hoy conocemos la importancia del inconsciente con relación al pensamiento racional. Por primera vez constatamos que podemos confiar en la intuición.
7. Nunca habíamos sabido tanto sobre la naturaleza de la felicidad. Eso es lo esencial: la felicidad se encuentra en la sala de espera de la felicidad.
8. Otro de nuestros quebraderos de cabeza seculares: la belleza. Sabemos que la belleza es ausencia de dolor, o sea, la que refleja un rostro con un nivel de fluctuaciones asimétricas inferior al normal.
9. Evolutivamente, en tiempo de crisis, la manada se vuelve hacia los jóvenes para que ejerzan su liderazgo. Es pues, la hora de los jóvenes. No pueden defraudar.
10. Hace unos años estábamos convencidos de que la visión del universo correspondía a la realidad. Luego descubrimos que esa visión dependía del marco y de las emociones. Ahora sabemos que es el resultado de un modelo matemático: la incertidumbre envuelve a nuestro universo.
Si analizamos punto por punto encontramos que cada uno de ellos, es manantial de conocimiento que tiene como fundamento, lo que Carlos E. Maldonado, autor del libro Termodinámica y complejidad, define como el interés por los sistemas complejos y las ciencias de la complejidad, que se inicia reconociendo a los sistemas sociales como los de mayor complejidad no sólo desde lo estructural sino también desde lo dinámico. Los invito a que visiten su blog, es sencillamente espectacular.

domingo, 13 de noviembre de 2011

La joven del colegio.

Cuento.
Por Armando Bruges Dávila.
Una vez embarcado, la buseta destartalada y oxidada, siguió su marcha, pistoneando con ese estilo anacrónico tercermundista que las identifica tanto aquí como en África. Parecía querer robarle aire al tiempo para durar un poco más en servicio, antes de terminar arrumada frente a un solar cualquier día.
El desgreño de la ciudad se notaba en su avenida principal, otrora de dos vías, ahora de una, pero con los mismos dos carriles y atestada de toda clase de vehículos. Y como si fuera poco atiborrada a lado y lado de tenderetes que la cultura popular terminó llamando “Agachates”. En ellos se venden desde cordones, pasando por CD pirateados, relojes, calzados, herramientas, incluso vestidos de mujer de dudosa procedencia asiática. Nadie entendía por qué estaban allí, después de haber hecho el Estado una inversión millonaria en la urbe, dizque para ponerla a tono con las nuevas exigencias turísticas mundiales. Las malas lenguas, esas a las que el pueblo denomina “voces de la calumnia” decían que los ventorrillos eran propiedad de concejales y políticos locales.
Ensimismado iba en mis pensamientos, cuando la vi sobre la acera. Era una mujer de unos 70 años, sus gafas bifocales no alcanzaban a darle ese aire erótico que en algunas mujeres más jóvenes, parece producir de manera misteriosa esta prenda. Por el contrario, acentuaban más su edad. Parecía esperar algo… Sorpresivamente levantó la mano para solicitar un pare a la buseta en donde iba. El chofer orilló el vehículo y ella con esfuerzo y algo de torpeza logró subir. Como es la irresponsable costumbre, no bien había puesto los pies en el vehículo, éste arrancó haciendo que la nueva pasajera perdiera el equilibrio y cayera sobre las piernas de otra señora en un asiento aledaño. Detalle este que permitió quedara un puesto delante mío y en la hilera contraria, lo cual la hizo quedar en un sitio donde pude observarla a mi antojo.
A partir de ese instante, mi mente voló a través del tiempo unos 50 años atrás. Me encontré en la misma avenida, pero unas tres cuadras antes, en esa época totalmente despejada tanto de vehículos como de “Agáchates”. Era una mañana soleada, se celebraba el 20 de julio, día de la independencia nacional. Ocasión durante la cual todas las instituciones escolares desfilaban por las principales calles, luciendo sus vistosos uniformes de gala y sus relucientes instrumentos musicales a los que llamábamos, en nuestro afán loco de imitar, con el terrorífico nombre de “bandas de guerra”.
Me recuerdo de pie en una de las aceras. A mi espalda el teatro de la ciudad y al frente la casa cural de la Iglesia Catedral. A lo lejos divisé el uniforme blanco de las peladas del colegio público femenino más importante de la ciudad. Era una institución educativa de estudios comerciales a donde todos los padres de escasos recursos aspiraban que ingresaran sus hijas, dado que allí las preparaban para el trabajo en oficina. Un empleo para sus hijas en la administración pública, era la mejor y tal vez la única posible opción que tenían de lograr un trabajo que les permitiera a las niñas contribuir a la economía del hogar. Para ellas, la universidad era sólo un sueño de hadas.
Allí, encabezando el desfile y portando el estandarte de la institución, estaba ella. Radiante. Parecía una diosa del Olimpo. Su piel blanca, semejaba nácar de las profundidades Caribe. Su nariz recta le daba un aire de guerrera troyana. Sólo semejante belleza podía llevar con tanta elegancia y donaire insignia tan digna. Su paso largo y alegre la asemejaba a gacela en llanura africana. Su uniforme blanco de falda corta y cuello alto, la hacía aquella mañana de julio, increíblemente exótica.
No me quedaba duda: la mujer que tenía delante, era ella, pero ahora sometida por el tiempo y por la vida misma. Verla descender de la buseta fue duro. De aquella belleza helena, de andar elegante, ligero y sexy no quedaba sino un cuerpo corvo y jadeante. Cronos inexorable, se había negado a condonarle su deuda de eterna juventud.
De repente, una especie de terror límbico invadió mi cuerpo. Acababa de ser consciente que ese tiempo y esa vida a la cual me refería, también tenían que ver conmigo, pero que mi cerebro, seguramente como el de mi compañera de viaje, inducido quién sabe por qué mecanismo de vanidad biológica, se negaba a aceptar la triste pero hermosa realidad, de haber llegado, igual que ella, al estado de adultez mayor.

miércoles, 9 de noviembre de 2011

Manuela Sáenz, la heroína.

Por Armando Brugés Dávila.
Por estos días, recibí un correo de una parienta muy querida que me hizo retrotraer en el tiempo a la época en que era partidario, aún a sabiendas de ser apócrifa, que el documento, al que me referiré a continuación, se colocara en letras de molde en el aeropuerto Simón Bolívar de Santa Marta, como un atractivo turístico más de la ciudad. Me refiero a la famosa y bella carta, supuestamente escrita por Simón Bolívar a su prima Fanny Dervieux du Villars, en su lecho de muerte. Hoy me opongo de manera rotunda a que se realice semejante infamia.
Me explico. Resulta que esa carta tuvo su origen en la malquerencia que amigos y enemigos de Bolívar construyeron en torno a la que fue sin duda alguna el amor de su vida. Los primeros por celos y envidias y los segundos por el odio visceral que tenían a Bolívar. La aristocracia criolla, independentista o no, jamás podría perdonarle su condición de hija ilegitima y menos aún su estatus de amante de El Libertador. Su temperamento provocador y extrovertido, que la llevó a montar a caballo a horcajadas, fumar tabaco y hacer presencia en los campos de batalla, así como la posterior influencia política que llegó a ejercer, serían causas más que suficientes para que fuera no solamente criticada, si no también, odiada por muchos de sus contemporáneos.
Y este correo que recibí, me dice de manera clara que doscientos años después, esa antipatía contra Manuelita Sáenz subsiste y no precisamente de manera soterrada. El encabezamiento del correo así lo da a entender:
La última carta de amor escrita por Bolívar, pocos días antes de morir y no fue precisamente a la Manuelita, sino al gran amor de su vida: su prima Fanny.
La forma despectiva con que se refiere a la heroína lo muestra claramente. Para rematar luego con:
Es impresionante su hermoso texto, de su propia mano (sin escribano), así como la lucidez de El Libertador a pocos días de su muerte el 17-12-1830. La carta está fechada el 6 de diciembre de ese año. Afortunadamente su prima Fanny la conservó para la historia.
En este párrafo nos encontramos con tres mentiras inexplicables por absurdas. La primera, la carta no se conservó para la historia, el original nunca se conoció; la segunda, radica en que por lo anterior, resulta torpe afirmar que fue escrita por su propia mano, reforzando la idea con un entre paréntesis (sin escribano) como si se tuviera el documento enfrente; y la tercera, que la carta, publicada por primera vez en 1.925, en Barranquilla, no tiene fecha 6 de diciembre si no 16 de diciembre de 1.830, fecha esta última que dice a las claras que no la pudo escribir El Libertador, porque según todo parece indicar, para la fecha se encontraba en estado agónico. Noten amables lectores, cómo el autor del malhadado correo cambia la fecha para alcanzar su perverso propósito, que no es otro que borrar de la mente de los pueblos el inmenso amor que sintió Bolívar por ella y el compromiso de Manuela Sáenz por la causa independentista de América del Sur.
Afortunadamente los historiadores, ante la tozudez de los hechos, no han podido hacer nada diferente a otorgarle a esta mujer de América la categoría de heroína. A ella, la que con su trabajo soterrado contribuyó en 1.821 a la toma de Lima por parte del general San Martín, quien le concedió por su colaboración, el titulo de Caballeresa de la Orden del Sol del Perú; la misma que combatió en la batalla de Pichincha, por cuya participación y coraje mostrado en ella se le concedió el grado de teniente de húsares del Ejercito Libertador; y que también combatió bajo las ordenes del Mariscal Sucre en la batalla de Ayacucho, quien ante la valentía demostrada por la guerrera, sugirió a Bolívar su ascenso a coronela, rango que también se le concedió.
La figura de Manuela Sáenz viene creciendo de manera inusitada a lo largo y ancho de Suramérica y cada día son mayores los reconocimientos que de una u otra manera le vienen haciendo los pueblos y gobiernos de este lado del mundo.
Para tener más claridad sobre el tema, les diré que la última carta a Manuela la escribe Bolívar el 11 de mayo desde Guaduas, en su camino al auto destierro. En ella, le cuenta de su aflicción por la separación y le pide que se cuide de hacer algo que pueda significar la pérdida de ambos, perdiéndose ella. Le dice que la ama y se despide como su amante más fiel.
No reconocer el amor y fidelidad de estos héroes de la causa independentista americana y los sacrificios que por la misma hicieron, sería el error más grave que podríamos cometer los amantes de la democracia. Recordemos, no todo lo escrito es cierto, como tampoco lo es, todo lo que circula en el mundo cibernético.

miércoles, 2 de noviembre de 2011

La XXI Cumbre Iberoamericana.

Por Armando Brugés Dávila.
Una de las fallas que tiene nuestra prensa nacional, en términos generales, es darle poca difusión a los sucesos internacionales suramericanos, salvo cuando de una u otra manera dichas noticias nos afectan como país.
Finalizando la semana anterior se realizó en la ciudad de Asunción (Paraguay) la vigésima primera Cumbre Iberoamericana. De los 22 jefes de Estados invitados, se excusaron de asistir 10 por diferentes motivos, pero igual, en su representación asistieron delegados de altísimo nivel.
Allí se sucedieron anécdotas y episodios interesantes para el acontecer histórico de Hispanoamérica. El primero de ellos fue la intervención del presidente de la misma, Fernando Lugo, de Paraguay, quien en su discurso inaugural manifestó que precisamente la crisis actual había puesto en evidencia la necesidad de rescatar al Estado del predominio y lógica del mercado, con lo que se identifica con los sectores de “indignados” que a nivel mundial vienen protestando contra ese mercado voraz e irracional que atropella de forma inmisericorde al planeta. De igual manera, consideró “inaceptable el que un club de estados pudieran decidir, en un momento dado, sin consulta alguna y sin debate democrático, la suerte de millones de seres humanos en el mundo entero”, abogando de este modo por el respeto de las potencias a la libre determinación de los pueblos. Actitud tan en boga hoy día.
Otro suceso que bien vale la pena mencionar fue la protesta que hiciera el presidente de Ecuador, quien se retiró del salón en el momento en que iniciaba su intervención la representante para América Latina del Banco Mundial, diciendo que lo hacía para no tener que escuchar a Pamela Cox, a quien consideraba una burócrata y chantajista internacional. Su acusación la basaba en el hecho que el día en que asumió el presidente ecuatoriano Alfredo Palacio, por destitución del titular Lucio Gutiérrez, y que él se posesionaba como Ministro de Economía, debía llegar la señora Cox, con un avance de 100 millones de dólares, de un préstamo de 200 que ya había sido aprobado por la entidad crediticia por haberse cumplido con todas las condiciones exigidas por el mismo. Pero de manera increíble, dijo, tres meses después al no llegar dinero alguno, decidió ir a Washington, allí lo atendió dicha señora en su calidad de vicepresidenta del BM, quien, según el presidente Correa, le manifestó que no le daba el préstamo porque él había cambiado unas condiciones que garantizaban la deuda con recursos petroleros. Esta era su razón para no entender que en un foro de países iberoamericanos se invitara a dictar cátedra de política económica y ética pública, a personajes de esta calaña.

Además, en la declaración final de la asamblea se aprobaron resoluciones, entre las que destacamos:

a) El compromiso de los países iberoamericanos a fortalecer la administración pública y garantizar la vigencia de reglas claras y previsibles en materia de gestión pública, para contribuir a la gobernabilidad democrática con participación ciudadana.
b) La promoción de cambios progresivos en las estructuras tributarias para la consolidación más eficiente, eficaz y transparente, que combata la evasión fiscal.
c) La reducción de la brecha digital y promover el acceso a capacidades en el uso universal de las TICs (tecnologías de la información y de la comunicación), con miras a la consolidación de una sociedad del conocimiento.
d) El rechazo a la criminalización de la migración y cualquier asociación que se realice vinculando a una persona migrante, independientemente de su situación migratoria, con la delincuencia transnacional y los temas transversales de seguridad.
e) La reafirmación en la necesidad de que los Gobiernos de la República Argentina y del Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte reanuden, a la mayor brevedad posible, las negociaciones tendientes a encontrar una pronta solución a la disputa por la soberanía de las Islas Malvinas.
f) La petición al Gobierno de Estados Unidos de América que cumpla con lo dispuesto en 20 sucesivas resoluciones aprobadas en la Asamblea General de la ONU y ponga fin al bloqueo económico, comercial y financiero que mantiene Cuba.

Como se puede observar, las cosas han cambiado y mucho. Antiguamente en los foros internacionales era imposible ver a los gobiernos suramericanos hablando tan fuerte y claro.