sábado, 23 de abril de 2016

USA, una verdadera paradoja.

Armando Brugés Dávila.

Al interior de Estados Unidos están sucediendo hechos que solo apuntan a la existencia de aguas turbulentas generadas, y generadoras de crisis institucionales y sociales de consecuencias imprevisibles.
Hace pocos días, miles de manifestantes se dieron cita en el Capitolio de Washington D.C. para realizar allí un plantón, cuyo propósito era solicitar al gobierno  luchar contra la corrupción, contra el juego sucio en la  industria financiera y por unas elecciones “más libres y justas”. A mi memoria vino de inmediato la película El Planeta de los Simios. 
La crisis resulta de tal magnitud, que comienza a crecer al interior de sus propias entrañas un fenómeno político impensable décadas atrás y se llama: Bernie Sanders. Este señor no es ningún aparecido en la política usamericana, tanto así que en 1963 participó en la Marcha sobre Washington por el trabajo y la Libertad, liderada por Martin Luther King Jr., en donde éste pronunciara su histórico discurso “Yo tengo un sueño”.
Él mismo se describe como socialista demócrata, progresista. Según The New York Time, su campaña se fundamenta en la creación de una revolución política, en donde el gobierno no sólo represente a los ricos contribuyentes de la campaña. En el Congreso ha mantenido una postura crítica a la política exterior estadounidense; se opuso a la guerra de Irak, aboga por la igualdad de ingresos, la asistencia universal de salud, la ausencia laboral por maternidad, el cambio climático, los derechos LGTB y la reforma al financiamiento de las campañas políticas. Pero como si lo anterior no fuera suficiente, su lucha por las libertades y los derechos civiles es reconocida nacional e internacionalmente, así como su oposición a la discriminación racial en el sistema de justicia criminal americano y un férreo opositor a las políticas de vigilancia masiva tipo Ley “Patriota” o el programa de vigilancia de la NSA (Agencia Nacional de Seguridad), cuyas revelaciones conmovieron al mundo en tanto que se demostró la vigilancia que los servicios de inteligencia estadounidense en colaboración con otros países aliados ejercían sobre la población mundial, incluidos jefes de Estado.
En relación con América Latina, Sanders critica al gobierno estadounidense por su implicación en el derrocamiento de muchos de sus gobiernos y aboga por el fin de esta política intervencionista que solo ha dejado caos y miseria en los países intervenidos. Lamentó el golpe de Estado que contra Salvador Allende en Chile realizara la CIA (Agencia Central de Inteligencia de EE.UU.) la que, en su criterio, sirvió para instaurar una dictadura neofascista que mató a miles de personas. Pero además se declara partidario de que al Estado Libre Asociado de Puerto Rico se le conceda el estatus de un estado pleno de derecho de EE.UU., llegando a proponer incluso la celebración de una consulta para que los portorriqueños decidan sobre la independencia de la isla. Pero también se ha mostrado contrario al fallido intento de invasión a Cuba, proponiendo en cambio el levantamiento del bloqueo impuesto a la isla.
Esta actitud del político estadounidense pareciera suicida, pero la situación se torna más compleja cuando vemos que su potencial electoral aumenta día a día a medida que se acercan las elecciones. En principio la Clinton la tenía clarita como candidata presidencial por el partido demócrata pero a medida que esta bola de nieve llamada Bernie Sanders rueda por la pendiente del favoritismo electoral el asunto se le complica cada vez más a esta señora. La campaña de Sanders se viene financiando por aportes directos de sus simpatizantes y habiéndose declarado fans del Papa Francisco, uno de sus últimos comentarios fue: “Hay personas que creen que Bernie Sanders es radical, lean lo que está diciendo el Papa”. Incluso ya se habla de pánico al interior de la candidatura de Clinton, dado que antes la diferencia favorable a ella era de un 9% y al día de ayer era solo de 2%.
Pareciera que todo lo que quieren arrasar al sur del continente se les está reproduciendo al interior. ¡Vaya paradoja!



Publicado el 23 de abril de 2016 en el diario El Informador de Santa Marta.

domingo, 10 de abril de 2016

Qué hacer con el Banco Mundial.



Armando Brugés Dávila. 

Este artículo no lo hago defendiendo a Santos, mucho menos atacando a Uribe, a ambos los considero, como decían nuestros abuelos, cucarachas del mismo calabazo. Uno y otro han tenido que ver con la actual situación que vive el país, que no es precisamente la mejor, como nos lo pretende mostrar el establishment criollo a través de sus medios.
Por estos días llegó a mi computadora, por intermediación de una muy buena amiga, un artículo de Marcelo Justo un periodista de la BBC Mundo, en donde hace referencia a los seis países más desiguales de América Latina tomando como base el famoso coeficiente de Gini, que tiene aceptación mundial y mide hasta qué punto la distribución del ingreso, incluso en algunos casos el gasto de consumo entre individuos u hogares al interior de una economía, se aleja de una distribución perfectamente equitativa. Planteado así, significa que un índice 0 de Gini expresa una equidad perfecta, pero un índice de 100 representa una perfecta inequidad.
En él me topé con datos impactantes, como por ejemplo, que América Latina a pesar de no ser la región más pobre del planeta, paradójicamente compite con África por el título de la más desigual del mismo. Otro dato fue la triste coincidencia que de acuerdo a los informes del Banco Mundial, los primeros cinco países en dicho ranking son africanos y le siguen cinco latinoamericanos, a saber: Honduras (53.5), Colombia (53.5), Brasil (52.9), Guatemala (52.4), Panamá (51.7), siguiendo un poco más adelante Chile con el 50.5. 
En su criterio, el problema se complica cuando a la desigualdad se suma la pobreza, la cual tiene que ver con el ingreso medio de una sociedad determinada. Es decir, una cosa es el ingreso promedio y otra la manera como el mismo es distribuido. Esto permite entender que existan países pobres muy desiguales, como Honduras, pero también países con ingresos relativamente medianos o altos como Brasil (52.9) o Estados Unidos (41.1), que presentan altos índices de desigualdad. Colombia, por ejemplo, se encuentra en este grupo de países con ingresos medios y altos, pero no obstante que en términos de PIB se ubica 74 puestos por encima de Honduras, se encuentra en primer lugar en niveles de “desigualdad” en América Latina, dado que de Honduras, que ocupa el primer lugar, sólo la separa un 0.07.  De acuerdo con el Banco Mundial, el 10% de la población más rica del país gana 4 veces más que el 40% más pobre. En el índice de desarrollo humano de la ONU, el país pierde diez puntos una vez se obtiene la media ponderada en términos de desigualdad de acceso a la salud, la educación y los bajos salarios. Bien vale resaltar  que otros países del área, de los cuales nos vive hablando pestes el establecimiento mediático, están mejor ubicados, entre ellos Argentina (42.3), obviamente antes de Macri, Ecuador (47.3), Bolivia (48.1); con Venezuela el caso da como para pensar mal, dado que en 2006 el índice Gini era de 46.9. En septiembre 17 de 2.012 BBC Mundo  titulaba:Venezuela, el menos desigual, casi el más violento”, y señalaba que; “El Programa de Naciones Unidas para los Asentamientos Humanos (ONU-Habitat), que mide la desigualdad según el índice Gini, considera a Venezuela por delante de Uruguay como el país menos inequitativo de la región.” Pero este dato no aparece en el cuadro oficial del B.M. e inexplicablemente a partir de 2007 no aparece información alguna sobre este país.
 Pero hay algo inexplicable, según el B.M., uno de los problemas que genera esa desigualdad es la escasa recaudación fiscal o sea la evasión fiscal. Todos sabemos que entre más alto es el nivel socioeconómico del ciudadano, mayor es la posibilidad de evasión de impuesto, pero a sabiendas de esta verdad de Perogrullo, a este organismos internacional lo único que se le ocurre recomendar a los Estados para equilibrar su economía, es que disminuyan el gasto público, léase inversión social, y aumenten las tasas impositivas,  la que sólo pagarán los menos indicados. ¡Cuánta Sabiduría!
    



Publicado el 9 de abril de 2016 en el Informador de Santa Marta. Colombia.