Arsada
Por la Caja de Pandora, conocida como Internet,
llegó a mis manos, por intermedio de un amigo muy especial, un documento realmente
interesantísimo por su contenido sociopolítico.
El mismo hace referencia a una intervención del, en
ese entonces ministro de Educación de Brasil,
Cristóvão Buarque, y publicada en 2008 en los medios estadounidenses y
europeos, pero que en Latinoamérica fue totalmente ignorada. Su importancia es
tal que aun hoy día resulta vital, ahora que los Estados Unidos muestran un
interés descarado por apropiarse de la Amazonia.
Resulta que un miembro de la
delegación estadunidense en la ONU le solicitó al ministro mencionado, que a él
le gustaría que, como humanista más no como brasilero, le dijera qué pensaba
sobre la internacionalización de la Amazonia.
La respuesta
fue efectivamente la de un humanista excepcional.
Para comenzar su intervención en aquel recinto, manifestó
que como brasileño consideraba que aun corriendo el riesgo de la degradación
ambiental como consecuencia del descuido de sus gobiernos, la Amazonia era
brasileña.
Seguidamente señaló que, en caso de que desde una
ética humanista se le internacionalizara, se debería hacer lo mismo con las
reservas de petróleo del mundo, dado que el mismo era tan importante para el
bienestar de la humanidad como lo podría ser la Amazonia para esa misma humanidad,
señalando que igualmente el capital financiero
de los países ricos debería ser internacionalizado, porque si la Amazonia era
una reserva para todos los seres humanos, no se debería incendiar solamente por
la voluntad de un dueño o de un país.
Prender fuego a la Amazonia
resultaba tan grave como lo era el desempleo provocado por las decisiones
arbitrarias de los especuladores globales. Permitirlo sería aceptar que las
reservas financieras sirvieran para prender como leños países enteros en la
voluptuosidad de la especulación, aprovechando que era el momento en que las
Naciones Unidas realizaban el Foro Del Milenio, durante el cual algunos
presidentes de países participantes tuvieron dificultades para ingresar a aquel
país, debido a situaciones desagradables surgidas en la frontera de los EE.UU.
Señaló que, Nueva York como sede de
las Naciones Unidas, también debía ser internacionalizada. En su criterio, Manhattan
debería pertenecer a toda la humanidad al igual que París, Venecia, Roma,
Londres, Río de Janeiro, incluso Brasilia… ya que consideraba que cada ciudad,
con su belleza específica, su historia del mundo, debería pertenecer al mundo
entero.
Pero igual manifestó que debían ser
internacionalizados los grandes museos del mundo: El Louvre por ejemplo no debería
pertenecer solo a Francia. Cada museo del mundo era el guardián de las piezas
más bellas producidas por el genio humano, señalando el hecho absurdo que no hacía
mucho tiempo, un millonario japonés había decidido enterrar, junto con él, un
cuadro de un gran maestro; por el contrario, ese cuadro tendría que haber sido
internacionalizado.
Ahora, que si de lo que se trataba con
la internacionalización de la Amazonia era evitar a futuro miles de muertos en
el planeta por la destrucción de la misma en manos de los brasileños, entonces sería
muy bueno que se internacionalizaran todos los arsenales nucleares, solicitando
no olvidar que fueron ellos, los estadounidenses, los únicos capaces de usar
esas armas, provocando una destrucción miles de veces mayor que las lamentables
quemas realizadas en los bosques de Brasil.
Y por último, señaló este estadista
suramericano en aquel foro, que como humanista aceptaba defender la
internacionalización del mundo, pero que mientras el mundo lo tratara como
brasileño, lucharía para que la Amazonia fuera brasileña.