Como el título de este artículo se denomina el último
libro del fisiólogo y neurólogo español Francisco Rubia, el cual como todos los de él, resulta
extraordinariamente didáctico. Pero no me voy a referir a la obra propiamente
si no a un anexo que trae titulado El Manifiesto, publicado en Alemania en 2004
en la revista “Cerebro y Mente”, firmado por once prominentes neurocientíficos.
Allí se dice que no obstante el enorme avance de la investigación cerebral, aún
estamos lejos de conocerlo en su totalidad. Señalan que dicha investigación
parte de tres niveles, a saber: El nivel superior, que abarca la función de las
grandes aéreas cerebrales, entre las que se destacan las diversas regiones de
la corteza cerebral, la amígdala o los ganglios basales; el nivel medio, que
describe lo que ocurre durante las asociaciones de miles de células; y el nivel
inferior, que corresponde a los procesos de células y moléculas aisladas. ¿Con
qué reglas trabaja, cómo refleja el mundo, de qué manera percepción inmediata y
experiencia pasada se funden, cómo planifica acciones futuras, por ejemplo, son
interrogantes sobre los que apenas se puede responder. Conceptuan que con los
medios con que disponemos hoy, ni siquiera se podrían investigar. No obstante, se
muestran optimistas al considerar que aunque son muchos los misterios que
esperan ser revelados, la investigación en este campo ha logrado éxitos
extraordinarios. Les asombra la capacidad de adaptación y aprendizaje del
cerebro que se creía disminuida con la edad, pero que por el contrario han podido observar que al
menos en algunas zonas del cerebro adulto, continúan formándose nuevas
neuronas.
Aunque no se conozcan los detalles, manifiestan que
procesos tales como la imaginación, la empatía, la vivencia de sensaciones, la
toma de decisiones o la planificación intencional de acciones, corresponden a
procesos fisicoquímicos. Y aseguran que en diez años, males como el Alzheimer o
el Parkinson, se podrán predecir impidiendo su desarrollo o mejorando su
tratamiento mediante un mejor entendimiento de la genética y biología
molecular. Igual sucederá, dicen, con enfermedades síquicas como la esquizofrenia y la
depresión, ya que se podrá contar con más psicofármacos que uniéndose en
determinadas regiones cerebrales de manera selectiva a receptores neuronales
definidos evitaran la aparición o el avance de las mismas. Progresos que a su
entender plantearán cuestiones éticas que se harán más intensas, en la medida
en que avancen los mismos. Manifiestan que en dos o tres décadas se habrá aclarado la conexión
entre los procesos neuroeléctricos y neuroquímicos, lo que, según ellos, nos conducirá a algo
tan maravilloso como la contemplación de la mente, la conciencia, los
sentimientos, los actos voluntarios y la libertad de acción como procesos
naturales, basados en procesos biológicos. Quizás estamos, dicen, ante un
suceso semejante al ocurrido con la física, en donde la mecánica clásica
introdujo conceptos descriptivos del macro mundo. Pero sólo cuando aparecieron
conceptos de mecánica cuántica se pudo dar una descripción unitaria de ese
mundo. Según ellos, cuando conozcamos el funcionamiento de las grandes
conexiones neuronales, lograremos crear un lenguaje distinto al utilizado hoy
día en los procesos del nivel medio del
cual hablamos al principio. Y sólo en ese momento, la mayoría de la población
mundial cambiará la imagen que tenemos de los seres humanos; los modelos
dualistas (cuerpo-mente) desaparecerán, y no obstante que se conocerán todos
los procesos neuronales que suponen la simpatía humana, el enamoramiento o la
responsabilidad moral, nuestra “perspectiva interna” permanecerá intacta.
Extraordinaria capacidad de síntesis la de estos
hombres de ciencia, tratando de explicarnos lo que será el desarrollo, en muy
corto tiempo, del reto más impresionante que haya tenido nunca antes la inteligencia
humana. Intención qué bien puede
considerarse como el acto de irreverencia cognitiva jamás antes realizado en el universo por ser vivo alguno, como es
el lanzarse al conocimiento del funcionamiento en pleno de su propia esencia. Lo que hace que todo parezca una hermosa quimera planetaria.
No hay comentarios:
Publicar un comentario