Arsada.
El que un grupo de
abogados militares, que trabajan en la prisión que tiene el gobierno
estadounidense en Guantánamo, hayan interpuesto una demanda contra el
Departamento de Defensa de su país por considerar que han sido forzados a
exponerse a peligrosos niveles de compuestos químicos carcinógenos en aquel
sitio, es algo como para meditar.
Si lo anterior, en lo
que a salud se refiere, sucede con los nacionales usamericanos, ¿qué no estará
pasando con los prisioneros de guerra allí detenidos?
De otra parte, tres combatientes de la unidad de
fuerzas especiales conocida como Navy SEAL, perteneciente a la Marina de Guerra
estadounidense, han declarado a la CBS News, que no son pocos los combatientes
de esa unidad de élite que han dado resultados positivos en pruebas de consumo
de droga, tanto así, que de acuerdo a la misma fuente, en diciembre del año
pasado el Mando superior de los Navy
SEAL tuvo que suspender un entrenamiento de combate de sus efectivos para
celebrar una reunión sobre el problema de las drogas.
Recordemos que en manos de estos cuerpos élites está
el manejo de explosivos como la bomba madre, lanzada hace poco en Afganistán, y
la atómica B61 que se probara recientemente en el polígono Nellis, del estado
de Nevada. Este tipo de armas en manos de personas de tan dudosa estabilidad
mental puede no resultar lo más aconsejable para el planeta, especialmente para
ellos mismos.
Pero las cosas no se quedan allí. Expertos en derechos
humanos de Naciones Unidas han manifestado su preocupación, debido a que en
algunos estados del país del norte se han presentado proyectos de ley que
apuntan a la restricción del derecho de reunión.
De acuerdo a los expertos de la ONU, David Kaye y
Maina Kiai, en varias legislaturas
estatales norteamericanas, desde enero del presente año, se han venido
presentando una serie de proyectos de ley, en su criterio totalmente
antidemocráticos, en tanto que violarían gravemente los derechos sobre libertad
de expresión y reunión, criminalizando de esta manera las protestas pacíficas.
Pero mientras esto sucede al interior de aquel país,
el gobierno de éste se ufana de señalar a otros Estados en el mundo de
antidemocráticos y dictatoriales, sin motivos reales aparentes. Ver para creer,
como decía el amigo Tomás.
Ahora que, para cerrar con broche de oro, en el
momento en que escribo este artículo, miles de ciudadanos estadounidenses se
lanzan a las calles, en muchas ciudades, para exigir a su presidente, como en
cualquier país tercermundista, que dé a
conocer su declaración de impuesto. Algo que todo presidente o candidato
presidencial en USA ha hecho en los últimos cuarenta años.
Y aunque Trump ha manifestado que los norteamericanos
no están interesados en su declaración de impuestos, un 74% de ellos consideran
que debe darla a conocer. Es más, una petición exigiendo que revele cuánto paga
en impuestos, ha superado el millón de firmas.
Mejor dicho, la situación en USA se muestra realmente
preocupante en muchos aspectos y sólo ellos podrán encontrarle solución
mediante el diálogo civilizado. Ojala cuenten con la sensatez necesaria para
lograrlo y no esperen a que otros les digan lo que tienen que hacer.
que mas se puede esperar del tio SAM
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