Armando
Brugés Dávila.
Sí, Colombia: la que
ha sufrido la guerra, la que no tuvo nada que ver con la generación de
causalidad de esta locura de terror y muerte, la que no participó en la
conformación y financiamiento de grupos
armados al margen de la ley, llámese guerrilla, paramilitarismo o bacrim; esa
es la que va a decir de manera abrumadora en las urnas que sí quiere la paz. En
los procesos de paz, al igual que en el delito de cohecho, se requiere
necesariamente de dos participantes, pero como se ha venido planteando, la generación
de la violencia en Colombia pareciera que en esta horrible noche que ha vivido
el país se hubiera disparado de un sólo lado, al punto que muchos ingenuos
creen que los que están contra del proceso de paz se han enloquecido o que lo
hacen porque a la guerra no van sus hijos, mucho menos ellos y me refiero a los
jerarcas que han pelechado de poder y mando. La montonera es otra cosa: ésta,
como cualquier otro rebaño avanza porque sí, sin tener idea de lo que está
sucediendo en este planeta, pero con el pleno convencimiento que la de su grupo
es la mejor opción.
Razón tiene el alto
representante de la oposición al referéndum,
al manifestar que en La Habana se confabularon las Farc y el
Gobierno para emprenderla contra
industriales, ganaderos, comerciantes, banqueros, militares y políticos que
nada tuvieron que ver con aquella orgía de sangre y fuego que sufrió el país
por más de sesenta años, colombianos a los
que ahora quieren meter a la cárcel, cuando lo único que hicieron fue
cumplir con su deber.
La confusión de
interpretación se debe a que en Cuba se reunieron no uno sino los dos que
dispararon. Ellos negociaron como lo que eran, dos bandos que estaban en
conflicto, por eso la justicia transicional es clara en su propósito de
“abarcar toda la variedad de procesos y mecanismos asociados con los intentos
de una sociedad decidida a resolver los problemas derivados de un pasado de
abusos a gran escala con el único propósito de que los responsables rindan
cuenta de sus actos, servir a la justicia y lograr la reconciliación”. Se trata
de una justicia que puede desarrollarse en cuatro niveles, a saber: Individual,
Estado-nación, Actores corporativos (partidos políticos, organizaciones
religiosas, empresas económicas, entidades administrativas), e Instituciones
supranacionales (tribunales
internacionales que entrarían a operar en caso que en el ámbito nacional no
existiera ni la capacidad ni la voluntad política para enjuiciar a los
sospechosos de crímenes de guerra). Aclarando, eso sí, que en los cuatro niveles
se maneja el concepto que todos pueden actuar en calidad de víctimas o
victimarios.
Luego, sí hay razón
para que más de uno esté preocupado con lo que se viene aguas arriba. Eso de
tener que entrar a demostrar, previa acusación de un victimario, la falsedad de
la ejecución de delitos o la colaboración en los mismos por parte de personas
naturales o jurídicas, o lo que es peor,
aceptarlo como cierto y de contera tener que solicitar perdón por ello a
la nación, es pedirle demasiado al orgullo y prepotencia de algunos colombianos.
De eso se trata, que
las partes en conflicto reconozcan sus errores y manifiesten su arrepentimiento y propósito de
enmienda en relación con conductas punibles que hayan lesionado privilegios
estipulados en los derechos humanos y en el derecho internacional humanitario,
tales como: desaparición forzada, secuestro, homicidio, desplazamiento forzado,
detención arbitraria, violación al debido proceso, reclutamiento forzado,
tortura, abuso sexual, lesiones y tratos inhumanos y degradantes, actos de
terrorismo, actos de barbarie, destrucción de bienes culturales y lugares de
culto, genocidio y utilización de minas antipersonas.
Los que van por el
no, me refiero a los cabecillas, saben lo qué están haciendo y para qué lo
están haciendo, su postura no es de justicia, mucho menos ideológica, es la del
sálvese quien pueda y como sea, algunos ya han volado cual bandadas de palomas.
Alcanzar la paz no
será fácil; se trata de un proceso largo y complejo, pero Colombia ha comenzado
a pensar mayoritariamente en función de la paz y vamos p´a esa. Únicamente se
hace camino andando.
armandobrugesdavila@gmail.com
http://inquietudesajbd.blogspot.com.co/
No hay comentarios:
Publicar un comentario