Arsada.
El
pueblo colombiano se apresta a escribir el más importante acto político de toda
su historia desde que se instaurara la república. Los inicios de la guerra en
nuestro país la podemos encontrar en la invasión española a partir de 1492,
pero por cuestiones metodológicas podemos decir que a nuestro país no le fue
nada bien en lo que a la pos-guerra de la independencia se refiere, ya que a
partir de aquel momento, las luchas por el poder entre las diferentes
facciones, los llamados señores de la guerra, hicieron que éstas se mostraran
sus fauces y garras y se arrancaran las entrañas a nombre de ideologías
foráneas que servían para justificar sus instintos primarios de acumulación y
poder. Desde entonces, el soberano (léase el poder popular) sólo ponía los
muertos; la negramenta, al igual que la indiamenta y la chusma analfabeta, no
tenían derecho a participar en las altas decisiones de Estado. A la mujer
simplemente se le ignoraba, era algo así como un cero a la izquierda, era la
esclava de los machos, fuesen estos libres, indios o esclavos. Más adelante,
cuando aparece el derecho al voto, este sólo se le concedía a los que poseían
propiedad raíz, pero siempre varones; a la mujer se le siguió prohibiendo poseer bienes, sólo se le
concedió el derecho a votar en 1957.
Desde los
inicios de la república, las guerras intestinas se dieron silvestres en nuestro
país, dieciséis de ellas consideradas grandes y ciento y pico regionales o
locales, siempre en procura de la concentración de la tierra y del poder que la
misma generaba. Una de las últimas y más publicitada fue la denominada Guerra de los Mil días (1.899 – 1902).
La guerra
ha sido un fenómeno que dolorosamente nos viene acompañando hace mucho
rato. No bien había terminado la de los mil días, cuando se produce en 1929 la
Masacre de las bananeras, la que pareció un pequeño ensayo de lo que se
desarrollaría a partir de 1946 y que conocemos como la tristemente célebre
época de la Violencia o como la denominan otros: la guerra de los cafetales. Que
incluye el asesinato de Gaitán, el bombardeo de Marquetalia, el surgimiento de
las Farc, el paramilitarismo y las Bacrim y todo ello permeado por el
narcotráfico, lo que la hace más compleja y horrorosa.
Curiosamente,
el problema de los muertos siguió igual: en ambos bandos, los sigue poniendo el
poder primario, el pueblo. Por eso la votación por el sí, el domingo 2 de octubre
debe ser espectacularmente abrumadora, especialmente entre el género femenino al
cual junto con sus crías les ha tocado pagar un precio muy alto en esta
historia atroz de nuestra patria; ningún ciudadano o ciudadana del común,
confiado en que el triunfo es un hecho, puede quedarse sin votar en favor de la
refrendación del plebiscito. Poderosas fuerzas oscuras, valiéndose de
artimañas, mentiras y calumnias, aprovechando la ingenuidad de muchos de
nosotros, están haciendo hasta lo imposible para que esa violencia infame continúe
para beneficio de sus propios intereses.
Comprendo
perfectamente que personas citadinas, que no sufrieron los rigores de la guerra
sean partidarias de votar por el No al plebiscito, al fin y al cabo tuvimos la
fortuna los habitantes de las ciudades colombianas de no haber sentido los
horrores de esta absurda conflagración, pero deben recordar que el “No”, no nos
lleva a ninguna parte porque, como dijera un periodista, eso de plantear que no
es que estén contra la paz sino en procura de una renegociación, es el más
perverso sofisma de distracción que se hayan podido inventar, puesto que ni son
gobierno, ni las Farc van a ser tan torpes de negociar con un sector que lo
primero que les exige es que se dejen meter a la cárcel. No se puede ser tan
tonto. El propósito en últimas, es que el conflicto continúe, pero para su
propio beneficio. Ya lo dice la filosofía popular; el que la debe, la teme.
Te invito a mi blog: http://inquietudesajbd.blogspot.com.co/
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarSi en verdad todos conocieramos la historia politica de Colombia y el origen del conflicto, todos apoyariamos el SI, yo lo apoyare!
ResponderEliminar