sábado, 22 de abril de 2017

Algo no anda bien.


Arsada.
El que un grupo de abogados militares, que trabajan en la prisión que tiene el gobierno estadounidense en Guantánamo, hayan interpuesto una demanda contra el Departamento de Defensa de su país por considerar que han sido forzados a exponerse a peligrosos niveles de compuestos químicos carcinógenos en aquel sitio, es algo como para meditar.
Si lo anterior, en lo que a salud se refiere, sucede con los nacionales usamericanos, ¿qué no estará pasando con los prisioneros de guerra allí detenidos?
De otra parte, tres combatientes de la unidad de fuerzas especiales conocida como Navy SEAL, perteneciente a la Marina de Guerra estadounidense, han declarado a la CBS News, que no son pocos los combatientes de esa unidad de élite que han dado resultados positivos en pruebas de consumo de droga, tanto así, que de acuerdo a la misma fuente, en diciembre del año pasado el Mando superior de  los Navy SEAL tuvo que suspender un entrenamiento de combate de sus efectivos para celebrar una reunión sobre el problema de las drogas.
Recordemos que en manos de estos cuerpos élites está el manejo de explosivos como la bomba madre, lanzada hace poco en Afganistán, y la atómica B61 que se probara recientemente en el polígono Nellis, del estado de Nevada. Este tipo de armas en manos de personas de tan dudosa estabilidad mental puede no resultar lo más aconsejable para el planeta, especialmente para ellos mismos.
Pero las cosas no se quedan allí. Expertos en derechos humanos de Naciones Unidas han manifestado su preocupación, debido a que en algunos estados del país del norte se han presentado proyectos de ley que apuntan a la restricción del derecho de reunión.
De acuerdo a los expertos de la ONU, David Kaye y Maina Kiai, en varias  legislaturas estatales norteamericanas, desde enero del presente año, se han venido presentando una serie de proyectos de ley, en su criterio totalmente antidemocráticos, en tanto que violarían gravemente los derechos sobre libertad de expresión y reunión, criminalizando de esta manera las protestas pacíficas.
Pero mientras esto sucede al interior de aquel país, el gobierno de éste se ufana de señalar a otros Estados en el mundo de antidemocráticos y dictatoriales, sin motivos reales aparentes. Ver para creer, como decía el amigo Tomás.
Ahora que, para cerrar con broche de oro, en el momento en que escribo este artículo, miles de ciudadanos estadounidenses se lanzan a las calles, en muchas ciudades, para exigir a su presidente, como en cualquier país tercermundista,  que dé a conocer su declaración de impuesto. Algo que todo presidente o candidato presidencial en USA ha hecho en los últimos cuarenta años.
Y aunque Trump ha manifestado que los norteamericanos no están interesados en su declaración de impuestos, un 74% de ellos consideran que debe darla a conocer. Es más, una petición exigiendo que revele cuánto paga en impuestos, ha superado el millón de firmas.
Mejor dicho, la situación en USA se muestra realmente preocupante en muchos aspectos y sólo ellos podrán encontrarle solución mediante el diálogo civilizado. Ojala cuenten con la sensatez necesaria para lograrlo y no esperen a que otros les digan lo que tienen que hacer.


sábado, 8 de abril de 2017

Somos una nación atípica.


Arsada,
La radicalización al interior de las naciones en la que se hayan empeñado los grandes poderes planetarios en su propósito de mantener el dominio mundial, se puede palpar sin mayor esfuerzo tanto en Asia, como en África, Europa y obviamente Suramérica.
Una buena muestra de lo anterior, han sido los bochornosos sucesos que en estos días se han dado en la OEA, en donde en la práctica, se ha dado una especie de golpe de Estado contra la presidencia de Bolivia en aquella organización, con el único propósito de justificar, de la manera más vergonzosa, una agresión a Venezuela.
Como bien lo expresara en su momento el saliente presidente ecuatoriano Rafael Correa, desde hace tiempo, sectores interesados han querido vendernos la idea  de que la economía es un problema eminentemente técnico y no político, concepción que ha permitido hacernos creer que a la resolución de los problemas económicos sólo podían acceder los técnicos en la materia.
Esta teoría ha actuado como una talanquera para detener el avance de nuevas teorías que han surgido, y que han comenzado a cuestionar las relaciones de  producción existentes en Occidente.  Estamos en una situación muy similar a la presentada en los siglos XVII y XVIII, cuando se producen las revoluciones liberales (Burguesas) en América y Europa.
No obstante, en nuestro país las cosas se han dado de manera un tanto asimétricas, en tanto que, si bien es cierto, nuestra dirigencia política ha logrado que los colombianos hayamos caído en una intransigencia política irracional, al punto que a nuestros dirigentes de los grupos políticos bien se les puede señalar como culpables de delitos de lesa humanidad. Dividir a una nación para beneficio propio, no tiene nombre. ¡No hay derecho a tanta maldad!
La asimetría, por otra parte, radica en que a diferencia de lo que sucede en otras latitudes, en donde la lucha se da en torno a una nueva forma de concebir la administración del Estado, aquí la lucha se da en torno a qué grupo debe seguir detentando el poder y por tanto la administración y repartición de la cosa pública.
Mejor dicho, en nuestro país la lucha es entre castas influidas por el más aberrante instinto de dominación; en todo lo demás están perfectamente de acuerdo. Para ellas, en este país no hay que tocar nada, todo funciona perfectamente.
Aquí no hay miseria, lo de Mocoa fue mala leche, el hambre en amplios sectores poblacionales no existe, la asistencia social para la población más deprimida es óptima. Todo lo anterior, les da la autoridad suficiente a tales grupos, para señalar la paja en el ojo a todos los otros países, vecinos y no vecinos, porque la viga que tienen en el suyo la tapan con un parche pirata del más puro corte inglés.
Esto no lo entiende nadie.