sábado, 5 de diciembre de 2015

Estamos ante una involución de la especie.


Por Armando Brugés Dávila.

Por estos días, releyendo al neurofisiologo Antonio Damasio,  me encontré con una interesante hipótesis, que él denomina la homeostasis sociocultural, la cual  en su criterio ha contribuido a que los humanos seamos más comprensivos y por tanto más sensibles a los infortunios ajenos.
Homeostasis es la capacidad que tenemos los seres vivos,  desde la simple ameba hasta el complejísimo ser humano, de interactuar con el medio ambiente con el único propósito de mantener la vida, de allí, según el autor, que se considere a esta capacidad como la premisa básica del llamado valor biológico en cuanto a gestión y cuidado de la vida se refiere.
La importancia de este fenómeno es tal que en su criterio, la  conciencia con la ayuda de capacidades mayores tales como memoria, el razonamiento y lenguaje, fue capaz de engendrar los instrumentos de la cultura y abrir el camino a nuevos medios  homeostásicos en el plano de las sociedades y de las civilizaciones. A este fenómeno cualitativo lo denomina homeostasis sociocultural, con la cual ha sido posible la generación de sistemas tales como el de la justicia, las organizaciones políticas y económicas, las artes, la ciencia médica y la tecnología.
Pero me ha llamado la atención cuando manifiesta que, gracias a esos dispositivos de regulación, la especie ha logrado una reducción “espectacular” de la violencia al lado de un “espléndido”  aumento de la tolerancia.  Sin embargo está sucediendo lo contrario: no hay duda que entre la barbarie del circo romano y un juego de fútbol en el Maracaná, hay una gran diferencia cualitativa en lo que a comportamiento violento se refiere; pero otra cosa es cuando entramos a analizar los refinamientos que en torno a la generación de armas y formas de maltrato criminal representados en la tortura, el asesinato masivo o selectivo que los seres humanos hemos sido capaces de producir, no tiene nombre, menos aun cuando se tiene como única razón motivacional el despojo de territorios y riquezas de otros pueblos, que a su juicio deben ser arrebatados para ser disfrutados per se, muchas veces fundamentados en falsos supuestos de dioses que nada tenían que ver en absoluto con semejantes despropósitos.
Para comenzar recordemos la conquista de América, continuemos con la primera guerra mundial y posteriormente la segunda gran guerra con su horripilante bomba atómica que paralizó de terror a la civilización, la misma que le permitió a los ganadores de tan horrorosa contienda repartirse el planeta, territorios que hoy 70 años después comienzan a pasarle su cuenta de cobro con grandes olas de refugiados, agobiados por las guerras que nuevamente aquellos depravados por la codicia han iniciado, en un intento por convertirlos nuevamente en colonias en nombre de una democracia que ni ellos gozan.
La guerra de Vietnam es otro buen ejemplo de este proceso de deshumanizante salvajismo, en el que murieron cientos de miles de seres humanos y se hicieron famosas las bombas de napalm  y de mostaza; la primera, capaz de incinerar todo tipo de material biológico dejando intacto edificios y objetos, y la segunda,  capaz de causar en la piel de los humanos y en sus mucosas, ampollas causantes de la llamada muerte por asfixia agónica.
Ahora, que si de tolerancia hablamos, ahí sí que el asunto es más grave dado que nuestra especie es  cada vez más intolerante,  tal vez como consecuencia de la manera cómo un pequeño sector de la misma ha direccionado erróneamente esa homeostasis sociocultural de la que habla Damasio. 
Sin embargo, hay que reconocer que el neurólogo señala que mientras la variedad homeostasica básica es una herencia consolidada, la sociocultural es una obra en construcción que es en gran parte responsable del dramatismo, la locura y la esperanza de los seres humanos. Ojalá en la Cumbre  del Medio Ambiente que se realiza en París, sus integrantes sean capaces de dejar a un lado los intereses y estrategias particulares y retomen la ruta civilizatoria de la homeostasis sociocultural.

Publicado en El Informador, Dic.5 - 2015



miércoles, 18 de noviembre de 2015

Hay momentos en que la historia pareciera repetirse.


Por Armando Brugés Dávila.

A finales del siglo XV, el triunfo que España  obtuvo sobre los Moros, después de ocho siglos de hostilidades, determinó que miles de súbditos españoles quedaran cesantes y abrumados por el síndrome de la guerra. El problema resultaba de características alarmantes para los reyes españoles: Se trataba de conseguirles qué hacer a una población que durante generaciones lo único que habían aprendido era combatir, situación aprovechada por la nobleza hispana para apoderarse de las mejores tierras; igual aconteció con el comercio, el cual hasta la expulsión de los moros había sido monopolio de los extranjeros (judíos), pero que a partir de entonces también pasó a mano de una voraz y monopólica nobleza española, a la cual la Corona debía enfrentar y doblegar si quería consolidar su poder.
Para coadyuvar en ese propósito aparece un marino llamado Cristóbal Colón, quien les ofrece la solución: Invadir unas tierras ubicadas al Occidente, aprovechando la redondez de la tierra y evitando la vía mediterránea infestada de otomanos. Aunque en su momento, la historiografía oficial dijo que la propuesta consistía en aprovechar la redondez de la tierra para viajar hacia Occidente y llegar al Oriente, en donde los esperaban las fabulosas tierras de Cipango con su perfumería, las Molucas con sus especias, China con sus sedas y la India con sus perlas. Cristóbal Colón les arregló el chico. Siendo sensatos, pensar en aquella época  en una invasión a Asia por parte de España no tenía ni pies ni cabeza, dadas las condiciones existentes de este reino y la gran organización política y militar de los pueblos asiáticos en aquel momento de la historia. Por eso, cuando algunos “ingenuos” se expresan en el sentido que la salvación de los pueblos asiáticos había sido América, ya que a ellos hubiera correspondido “celebrar” los 500 años de semejante acto genocida del que todavía nadie ha pedido perdón, no es más que una forma perversa de interpretación para  beneficio de terceros.  
En nuestro país, guardada las proporciones, pareciera estar pasando algo similar con este proceso de paz, dado que nuestro pueblo pobre, llámese campesino o urbano marginado que siempre han sido la carne de cañón de este proceso de guerra, van a tener el mismo problema cuando la guerra termine. Siempre había creído que una de las grandes preocupaciones del gobierno en el posconflicto, sería el qué hacer con tanto combatiente varado que no sabrían hacer nada diferente a guerrear, tanto de uno como de otro lado. Pensaba que se requeriría de un esfuerzo institucional y social de dimensiones colosales para capacitar y crearle fuentes de trabajo, ya que una reforma agraria no sería fácil realizar habida cuenta que las tierras, según todo parece indicar, una clase terrateniente y financiera ha terminado por acapararla casi toda incluyendo minería e industria.
Pero como bien dice el adagio popular “Dios cuida de sus borrachitos”, y aquí va a pasar algo similar a lo acontecido en España en la época de la invasión a América, todo apunta a que Colombia se convertirá en un futuro próximo en el más importante mercado de exportación de mercenarios para las guerras que en el planeta se produzcan. Precisamente por estos días, un alto mando estadounidense decía que lo más interesante de la paz de Colombia sería que este país podría  colaborar de una mejor manera al fortalecimiento de las fuerzas militares de la OTAN. Y si lo anterior no fuera suficiente, la prensa internacional viene hablando de la contratación de más de 800 exmilitares colombianos, dados de baja por el ejército nacional, esto es desempleados, para ir a combatir en Yemen, país situado en el Oriente próximo y África, respaldando de esta manera la guerra que contra aquel país realizan Arabia Saudí y los Emiratos Árabes Unidos, reinos con dinero suficiente para contratar personal especializado y con experiencia en guerrear para que peleen por ellos. Definitivamente la guerra tienen que hacerla los pobres que necesitan trabajar para poder subsistir ellos y sus familias.


lunes, 14 de septiembre de 2015

A doscientos años de la Carta de Jamaica.


Por Armando Brugés Dávila.
Hace doscientos años, más exactamente un 6 de septiembre de 1815, el planeta recibía, tal vez con mucho escepticismo, la emisión de un escrito que con el tiempo se convertiría en uno de los más importantes documentos de que tenga noticias la historiografía latinoamericana y mundial tanto así que bien se le puede calificar como la síntesis del más grande proyecto político concebido para Hispanoamérica y por su intencionalidad sin parangón en la historia de las naciones.
En esta carta se observa un Bolívar angustiado y un tanto frustrado por la actitud de Europa y de los "hermanos del Norte", refiriéndose a los estadounidenses, ante el proceso independentista de esta parte del mundo. Paradójico, si se tiene en cuenta que habían sido los estadounidenses los hacedores de la primera república de los tiempos modernos, razón más que suficiente como para haber esperado una colaboración más estrecha con los movimientos insurgentes del sur del continente. Pero infortunadamente, las cosas se estaban dando de manera totalmente contraria a los intereses hispano americanistas y así lo deja entrever en este documento
Su sueño de integración subcontinental se encuentra expresado en dicho documento de manera explícita y en la misma deja claramente definida su posición en lo que respecta a su idea de una concepción estrictamente pan latinoamericanista y en ningún caso panamericanista, idea esta que han tratado de atribuirle algunos sectores interesados de mostrarlo como como tal. Para él, la idea grandiosa era formar de todo el Mundo Nuevo una Gran Alianza de naciones con un solo vínculo que ligara sus partes entre sí y con el todo, aprovechando, según él, el extraordinario suceso de un mismo origen, al igual que una misma lengua, unas mismas costumbres y una misma religión. Es decir, estábamos hechos para construir una Alianza que con un solo gobierno fuese capaz de confederar a los diferentes estados que hubiesen de formarse.
Todo le parecía claro aunque sabía que no le sería fácil.
En esta carta señala que su sueño más preciado era ver formar en la América hispana la más grande nación del mundo, pero no precisamente por su extensión y riquezas, sino por su libertad y gloria.
En aquella memorable carta vislumbró no solo el Canal de Panamá, al manifestar que Istmo Panamá con su magnífica posición entre los dos mares podría convertirla con el tiempo en el emporio del universo, en tanto que sus canales acortarían las distancias del mundo estrechando los lazos comerciales de Europa, América y Asia, intuyendo así mismo, de manera por demás brillante, la posibilidad de instalar allí lo que hoy se conoce como la Organización de las Naciones Unidas. En su criterio, llegaría el día en que se tendría la fortuna de instalar en el aquel Istmo, un augusto congreso de los representantes de las repúblicas, reinos e imperios, a tratar y discutir sobre los altos intereses de la paz y de la guerra con las naciones de las otras tres partes del mundo.
Sin duda alguna, Simón Bolívar resultó un fuera de serie en el acontecer político mundial de su tiempo. Infortunadamente, sus alas de estadista planetario fueron quemadas, no por el sol como sucediera con Ícaro, sino por las incomprensiones y malquerencias de sus conciudadanos, así como por los intereses particulares locales e internacionales que sabían claramente, que dejarlo volar seria la perdición de ellos y de sus privilegios.




martes, 1 de septiembre de 2015

Pensar en caliente no es bueno.


Por Armando Brugés Dávila.
Por estos días salió una noticia relacionada con el cambio de sede del Concejo de esta ciudad, debido al avanzado estado de deterioro que presenta la actual en donde ha venido funcionando hace 40 años. Hermosa edificación, que otrora fue el orgullo de la ciudad y de sus administradores locales, se desmoronó sola. Sí, así de simple;  ese hermoso edificio se destruyó solo, nadie, mucho menos funcionario alguno le metió la mano para que no sucediera. Esto es lo que resulta vergonzoso. Por eso no tiene carta de presentación que la presidenta del Concejo diga, sin complique alguno, que la causa de este desastre en dicha construcción lo sea que el edificio tenga más de 50 años; la Catedral tiene 250 y está como cualquier quinceañera; pero que además diga que el excremento de las palomas interrumpía el desarrollo de las funciones de los ediles, es algo como para ponerse a llorar.   Si algo llama la atención en la noticia es que se dice que ahora en ese edificio, que no se sabe cómo diablos está parado gracias a la desidia de alcaldes y concejales, se piense restaurar con recursos del Ministerio de la Cultura, precisamente ahora cuando la operación debe costar cualquier millonada, para ubicar allí el Archivo de Memoria Histórica de Santa Marta. Y no es que me oponga a tan loable propósito, que daría cumplimiento al artículo 147 de la Ley de Victimas y restitución de Tierras, que tiene por objeto reunir y recuperar todo el material documental, testimonios orales y por cualquier otro medio, que permitan proporcionar y enriquecer el conocimiento de la historia política y social de Colombia. La intencionalidad es contribuir a la reparación integral y al derecho a la verdad no sólo de las víctimas,  sino también de la sociedad en su conjunto, con ocasión de las violaciones ocurridas en el marco del conflicto armado. El problema radica en que tal y como se está planteando la situación, parece que nada más existiera un solo protagonista en esta violencia fratricida, (caso curiosamente muy parecido al que se dio en este país hace poco, cuando un delito de cohecho se manejó durante mucho tiempo con sobornado pero sin sobornador), lo que en mi concepto hará sumamente difícil construir siquiera un horizonte de paz, democratización y mucho menos de reconciliación.
En todo caso, la intencionalidad del Archivo es deseable desde todo punto de vista; lo penoso, bochornoso e impresentable es que ni la primera autoridad distrital ni el concejo parecieran tener conocimiento, que esta ciudad cuenta con el archivo histórico más valioso existente en el área del Caribe, el cual se encuentra tirado y arrumado en algunos salones del segundo piso del antiguo Hospital San Juan de Dios, en donde lo que no se ha perdido por efectos del aire, el sol o el agua, está siendo rapado por avivatos ante la mirada cómplice de administradores de la cosa pública, a quienes esto parece no importarles en absoluto. Ante la terrible realidad a la que nos enfrentamos, me atrevería solicitar que de darse tal recuperación del local, que ojalá así sea, se dejaran unos espacios para el uso exclusivo de lo poco que está quedando ya del famoso Archivo Histórico del Magdalena Grande. 
Es más, personalmente insisto en que  las dos más hermosas y antiguas edificaciones con que cuenta la ciudad, el Liceo Celedón y el Instituto Técnico Industrial, deberían ser tomados para organizar grandes proyectos culturales, incluidos museos, hemerotecas, escuelas de teatro, cine y música, salas de exposiciones y conferencias, en fin,  se dedicaran a actividades del arte y la cultura local y contemporánea. Tengo la impresión, que si los cambios educativos que propone el gobierno se van a hacer sobre los esquemas arquitectónicos de las escuelas de los siglos XIX y XX, aquí no va a pasar absolutamente nada en cuanto a cambio de modelo pedagógico y mentalidad escolar se refiere; la memoria y no la lúdica, seguirá imperando como sistema de aprendizaje, por lo que es razonable pensar, que este subdesarrollo seguirá por unos doscientos años más.


domingo, 2 de agosto de 2015

Vientos totalitarios vienen del Norte.


Por Armando Brugés Dávila.

En Estados Unidos, la respuesta a una solicitud realizada por el denominado grupo de Liberación de Información de la Universidad de Bath, hecha por el doctor Matthew Alford, es como para preocupar a los demócratas en cualquier parte del mundo. Se trata de una organización académica cuyas investigaciones se centran en la relación entre el entretenimiento, el poder político, y la propaganda en los Estados Unidos. La misma ha puesto al descubierto, la forma casi alucinante cómo el Departamento de Defensa estadounidense ha intervenido, para que muchos guiones de películas sean alterados para beneficio de intereses de Estado. Tal es el caso de la película BlackHawk, en donde se obligó a cambiar el perfil de uno de los personajes, un militar pedófilo, lo que fue considerado por los estamentos militares estadounidenses como algo que no contribuía a una buena imagen del soldado norteamericano a nivel mundial. Pero el asunto, de acuerdo con el demandante,  va mucho más allá al encontrar con que en el informe entregado, el mismo tipo de intromisión estatal también se encontró en serie de películas como Transformers y en programas televisivos como American Idol, la serie de TV Hawaii 5-0, e inclusive en un reality de cocina llamado CupcakeWars. Por el informe se puede concluir, que el nivel de influencia del Departamento de Defensa en la industria del entretenimiento estadounidense es sencillamente no democrático, máxime si tenemos en cuenta que productores de Hollywood manifestaron haber sido obligados incluso, a cambiar los guiones de sus películas en determinadas escenas ante exigencias  del Pentágono.  
Mientras tanto, en el Reino Unido se presenta un proyecto que pretende prohibir las comunicaciones cifradas, como las que ofrecen servicios iMessage, WhatsApp, Snapcht, con la excusa de la lucha contra el terrorismo incluyendo a sitios de redes sociales como Facebook y Google, los cuales deberían entregar toda la información que el gobierno requiera y cuando lo quiera. Según los expertos, lo más triste radica en que esas medidas no van a funcionar y que lo único que conseguirán será destruir Internet. Ya los defensores de las libertades ciudadanas comienzan a considerar que el gobierno del Reino Unido empieza a bordear de manera peligrosa los límites de la tiranía.

Pero si en el Reino Unido llueve en España no escampa en tanto que se esta llegando a extremos inimaginables de antidemocracia, con la llamada Ley de Seguridad Ciudadana o Ley Mordaza como la llama la oposición. Tan grave ha resultado la afrenta que cinco relatores de Derechos Humanos de las Naciones Unidas han llegado a manifestar a través de un comunicado, que confían que España adopte las medidas necesarias para garantizar el ejercicio de los derechos fundamentales y las libertades públicas de conformidad con los estándares internacionales, en tanto que consideran que los derechos a manifestarse pacíficamente y expresar colectivamente una opinión, son fundamentales para la existencia de una sociedad libre y democrática. Obsérvese como se insiste en presentar como libre y “democrática” a una monarquía. Mientras tanto, el New York Times, no obstante calificarla de ley ominosa y acusar a Rajoy de promoverla para mantenerse en el poder, no se atreve a señalarlo de dictador como lo hubiera seguramente hecho de haberse presentado el suceso en un país de Suramérica. Es más, manifiesta  el mencionado periódico  que una ley como esa no puede existir en una nación democrática como España; cuánta generosidad de su parte para con el señor Rajoy. De haber sucedido el  caso en esta parte del mundo, especialmente en un país contrario a sus intereses, no lo hubieran bajado de horrenda y oprobiosa dictadura totalitaria.
Si nos atenemos a definir el totalitarismo como al régimen político en donde la libertad se encuentra seriamente restringida  y el Estado ejerce el poder sin limitación alguna, bien podríamos decir que en algunos países del norte del planeta se está  empollando más de un huevito con un alto contenido de esta propuesta política. Vaya…Vaya…




lunes, 11 de mayo de 2015

Del petróleo a Monsanto.


Por Armando Brugés Dávila.
Dos noticias importantes pasaron desapercibidas por estos días: la primera de ellas tiene que ver con el magnate mexicano Carlos Slim, considerado el segundo hombre más rico del mundo en la lista Forbes, con un patrimonio de 72.000 millones de dólares, quien fusionó su empresa de infraestructura petrolera con otras dos empresas, conformando la compañía denominada CarsoOil& Gas. La segunda involucra a Hillary Clinton, quien ha anunciado el nombramiento de Jerry Crawford, como asesor de su campaña por la presidencia de Estados Unidos.
En qué radica la importancia de los dos sucesos? En el primero se nos manda un mensaje contradictorio respecto a lo que se dice sobre el futuro del petróleo, teniendo en cuenta que se trata de un personaje que tiene un olfato para el dinero fuera de serie. Ahora, que un tipo de este calibre, económicamente hablando, se arriesgue a invertir en un área, que como la petrolera, a decir de expertos va de picada, no lo entiende nadie salvo que haya gato encerrado en el asunto.  Y aunque, como bien se dice, se trata de una inversión modesta de 235 millones de dólares, pequeña para las dimensiones de la fortuna del mejicano, no deja de ser importante. Slim no es de los que tire por la borda una fortuna semejante. Todo parece indicar, que el desplome del petróleo tiene un origen puramente artificial, con el único propósito de crear lo que los poderes occidentales llaman terrorismo, pero para su propio beneficio. Igualmente carece de sentido que, no obstante haberse convertido el petróleo en un negocio tan malo como dicen, aquí en Colombia los impulsores de su explotación por Fracking se estén dando la pela para que el gobierno la apruebe. En este caso, como en muchos otros, alguien miente.
En relación con el segundo, no tendría mayor relevancia si no fuera por el hecho de tratarse de dos personajes que tienen mucho que ver con el futuro de Suramérica. Hillary Clinton es nada más ni nada menos, que la primera candidata femenina en la historia de aquel país a la presidencia de Estados Unidos y hasta aquí, aparentemente, no habría mayor complique.No obstante que esta señora, a decir de sus críticos,ha iniciado su campaña de manera un tanto mentirosa, dado que una de sus propuestas de campaña, según el New York Times, es derribar al uno por ciento más rico del país, el cual, según ella, es la causa del debilitamiento de la clase media norteamericana y de la desigualdad de ingresos en el país. Lo anterior no tiene presentación, según el periodista John Vibes, teniendo en cuenta que la señora Clinton  es parte de la misma clase dominante a la cual ella señala y de cuyas organizaciones aristocráticas recibe cuantiosas contribuciones para su campaña. Pero el asunto se enturbia más cuando la señora Clinton anuncia a los cuatro vientos, que ha nombrado al señor Jerry Crawford como asesor de su campaña por la presidencia de los Estados Unidos; se trata de un personaje siniestro defensor a morir de la multinacional Monsanto, al cual se le conoce por su inquebrantable voluntad de apoyar a cualquier persona o entidad dispuesta a defender los intereses de la fatídica multinacional, la misma que no nos permite hoy día sembrar en nuestros patios semillas de hortalizas compradas en el mercado, puesto que si la sembramos, la misma no nos dará frutos como sí sucedía antiguamente, debido a que la manipulación genética de dicha semilla por parte de esta transnacional lo impide, razón por la cual las  mismas deben comprarse en los almacenes especializados. Es la misma multinacional que mediante el chantaje de Estado se ha enriquecido, envenenando nuestros campos con el terrorífico Glifosato. Ahí les dejo esa perla.
Por todo lo anterior se puede decir que los vientos que soplan del Norte no son nada halagüeños, mucho menos esperanzadores.








lunes, 27 de abril de 2015

Otro polvorín en Latinoamérica.


Por Armando Brugés Dávila.
Pareciera que dos países de Europa, uno perteneciente a la Unión Europea y otro no, quieren hacer el papel de muchachos fanfarrones y bronquinosos en un soterrado propósito de  buscar desviar la atención pública mundial, apareciendo ellos como los fajadores guerreristas del tinglado planetario, para de esta manera rebajar la tensión que se está presentando entre Estados Unidos y los países de América Latina que a través de UNASUR  comienzan a alzar la voz reclamando reconocimiento.
Es así como por una parte, vemos a un Estado español pretendiendo dar órdenes al poder judicial de Venezuela, en una actitud muy parecida a la orden ejecutiva emitida por Obama contra el mismo país. Parece que los que gobiernan en la península, olvidaron que ya no son lo que fueron hace doscientos años.
Entre tanto, el Reino Unido anuncia que la presencia militar en las Malvinas se aumentará ostensiblemente, dado que Argentina es “una amenaza muy viva y concreta” para los británicos que allí viven. Frase que pareciera calcada de la misma orden ejecutiva arriba citada. Posición que se ratifica con las declaraciones del ministro de Defensa del reino, quien por estos días manifestó que su ministerio tiene un plan por más de 258 millones de dólares, con el único propósito de modernizar y ampliar la presencia militar de Londres en el archipiélago del Atlántico Sur durante los próximos 10 años. La noticia causó tanto impacto al interior del reino que sus mismos nacionales, como el Centro por la Paz y la Justicia, la han considerado como preocupante además de desafiante, en tanto que sólo apunta a provocar al gobierno argentino, razón por la cual urgen al Estado inglés a buscar una solución no militar al conflicto. En criterio de esta organización, la historia enseña que incrementar el gasto militar en situaciones de gran tensión, conduce al enfrentamiento armado y causa victimas mortales innecesarias. Pero mientras en España todo apunta a una estrategia política para hacer un favor de distracción estratégica, lo del Reino Unido tiene ostensibles intereses económico-estratégicos, lo que la convierte en algo más serio y peligroso. En el área de Las Malvinas se encontraron yacimientos de petróleo y gas, y fueron las compañías petroleras británicas, Premier Oil, Falkland Oil & Gas y la Rockhopper Exploration las que lo anunciaron, las cuales, junto a las estadounidenses Noble Energy (NBL.N) y Edison International (EIX.N), se encuentran en los trabajos iniciales de explotación, a lo cual se opone Argentina por considerarlo un atentado a sus intereses, dado que estas compañías estarían “operando ilegalmente” en lo que describe como “territorio marítimo” argentino.
Mientras tanto, el Canciller de Argentina Héctor Timerman, manifiesta que su país va a seguir demostrando que América Latina y el Caribe han elegido ser una zona de paz, no belicista, pero que no obstante seguirán reclamando la restitución de las Islas Malvinas, porque ellas han sido y serán siendo parte integral del territorio argentino.
María Cristina Perceval por su parte, representante argentina en las Naciones Unidas, expresaba que resultaba un disparate lo que pretendía el Reino Unido, cuando daba a entender que los que no eran una amenaza, eran los que amenazábamos, según ellos, a quienes de manera constante nos amenazan. En su criterio, Gran Bretaña ocupa ilegalmente las Malvinas desde 1833, e ignora con prepotencia el reclamo mayoritario del mundo a que dialogue con Argentina sobre las mismas, pero no de cualquier manera, sino eligiendo una vez más el camino de la amenaza militar: la guerra. 
Por su parte, el Canciller declaró que su país denunciará en la ONU, la escalada militar británica en Las Malvinas y ratifico que Argentina no tiene interés alguno en participar en un conflicto armado en aquel archipiélago, razón por la cual, se apresta a presentar ante el Comité de Descolonización, una queja contra la actitud belicista y armamentista del Reino Unido.
Pareciera existir una intención soterrada de crear focos de guerra al interior de América del Sur y todo por el maldito petróleo.



sábado, 18 de abril de 2015

Bordeando los límites del holocausto nuclear.


Armando Brugés Dávila.

Mientras a los colombianos se nos distrae con telenovelas, partidos de futbol, y mostrando a los puercos diciéndole a los burros “orejones”, el planeta vive una de sus peores crisis político-militares, incluso mucho más grave que la de los misiles cubanos en 1962.
Por estos días, el portal CriptoCoinsNews, planteaba que la inestable situación económica de USA y el cada vez mayor número de instituciones financieras alternativas, hacen pensar que la economía basada en el dólar se acerca a su fin, tanto así que al Banco Asiático de Inversiones en Infraestructura, fundado por China,  han presentado solicitudes para ser miembros fundadores, nada más ni nada menos, que Reino Unido, Francia, Alemania, Italia, Australia, Luxemburgo y Suiza, pese a los consejos de Estados Unidos de no hacerlo. Proyecto que, según el mismo portal, unido al del Banco de Desarrollo del BRICS, pueden romper el monopolio del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional dirigido por EE.UU, asegura el comentarista.
Por su parte, el analista financiero alemán Manfred Gburik, ha expresado en su columna del diario 'WirtschaftsWocheHeute', que ni la situación económica de los EE.UU. es tan confiable, ni el dólar en los actuales momentos es una maravilla de moneda, según él, así lo da a entender el comportamiento de sus aliados en los mercados bursátiles.
Todo lo anterior puede llevar a los inversionistas gringos a la desesperación, y esto es precisamente en lo que parecen coincidir dos analistas estadounidenses como Stephen Cohen, profesor de las Universidades de Princeton y Nueva York  y Paul Craig Roberts, exfuncionario del Tesoro durante la era Reagan. El primero, en una reciente conferencia acaba de referirse al tema, alertando al mundo sobre los peligros que afronta el planeta ante un posible conflicto entre Rusia y Estados Unidos, señalando que la posibilidad de una guerra “premeditada” contra Rusia es real. En su concepto, esta posibilidad no se comenzó a gestar en el 2008 ni en el 2013; sus raíces se deben buscar en 1990 cuando la administración Clinton adoptó una política de “el ganador se lo lleva todo” hacia la Rusia postsoviética, con la cual se establecía que los Estados Unidos tendrían derecho a una influencia mundial, pero que Rusia no la tendría ni siquiera en las regiones vecinas de Georgia o Ucrania.
El segundo es más contundente. El ex funcionario del Tesoro en la era Reagan, no sólo advierte sobre la inminencia de la Tercera Guerra Mundial, sino también del peligro inminente, que por lo mismo, hoy corre el ser humano como especie, señalando que no obstante las derrotas en Corea, Vietnam y los desastres de Afganistán e Irak, los gobiernos estadounidenses no han podido entender, que ni son la única superpotencia ni son indestructibles. Arrogante equivocación según el estadista estadounidense, que los puede llevar a entrar en conflicto bélico con Rusia o China y ante un primer revés, cualquiera de los bandos en conflicto podrían optar por iniciar una guerra nuclear. La primera y última diría yo.
Ahora, que las potencias sean conscientes que desaparecerían, es cierto, pero que no se puede descartar el loquito que imbuido de ideas de cualquier tipo, se le dé por hundir el botón de cualquier arsenal nuclear, como parece haber sucedido con el avión que de España se dirigía a Alemania y termine acabando, no con el planeta pero sí con nuestra especie. No estamos en condiciones de soportar como especie, una conflagración atómica con la cantidad de ojivas nucleares que hoy existen sobre la tierra.
Y ya comenzamos a ver cómo se muestran los dientes estos detentadores de la energía atómica. La OTAN ha iniciado un despliegue de fuerzas y medios de combate hacia el este de Europa, operación considerada por muchos sin precedentes en la historia de las confrontaciones con la alianza, en tanto que están violando todos los acuerdos, incluido el pacto bilateral de 1997.  Rusia, por su parte, está advirtiendo que no pedirá permiso a nadie para desplegar armamento nuclear en Crimea, si lo llegara a estimar necesario.
Es decir si esto sigue así, no va a ver balcón que aguante.



martes, 7 de abril de 2015

Sucedió hace 198 años.


Por Armando Brugés Dávila.

El 6 de enero de 1817, Bolívar ordenaba el bloqueo de los puertos de Guayana, Cumaná, La Guaira y Puerto Cabello en Venezuela, y en marzo 3 el Congreso de la Unión estadounidense aprobaba la nueva Ley de Neutralidad, que además de prohibir la venta de armas destinadas a atacar a cualquier Estado que estuviese en paz con ellos, sancionaba con diez años de cárcel y multa de 10.000 dólares a los infractores, fuesen estadounidenses o no. A partir de aquel momento, las posibilidades de adquisición de armas en aquel país por parte de los independentistas de Suramérica, se redujeron a la mínima expresión. Desconcertante, pero cierto.
Cuatro meses después, en un acto de suprema audacia militar el oficial escocés Gregorio Mac-Gregor, al comando de fuerzas independentistas integradas por venezolanos y haitianos, se toma por asalto la Isla Amelia, situada al norte de lo que hoy se conoce como Jacksonville, frente a la desembocadura del río Saint Mary, que para la época era territorio español, en tanto que formaba parte de la península de La Florida: Allí  instauraron  la “República de la Florida”. La razón no podía ser más clara: La importancia estratégica de la isla era indiscutible en tanto que por allí debían pasar obligatoriamente las embarcaciones procedentes del norte industrial estadounidense que venían con armas y avituallamiento, esas sí, autorizada su venta por el gobierno estadounidense a las fuerzas realistas encargadas de defender el Imperio español en América del Sur. Parecía un contrasentido. Se trataba del gobierno de la primera república instaurada en el mundo, poniendo palos en la rueda a la instauración de otras repúblicas en el continente. Suceso también inexplicable, pero también cierto.
El golpe fue de una audacia sin límites, en tanto que permitía amenazar la posesión ultramarina de Cuba, lo que obligaría a España a enviar tropas a la isla desde México, en prevención de una invasión por parte de los insurgentes, lo que implicaba el debilitamiento militar de la zona, representando esto último una gran ayuda para los grupos insurgentes que luchaban en territorio mexicano.
Pero a los criollos insurgentes venezolanos se les olvidó un detalle: El gobierno estadounidense le tenía una gana muy especial, no sólo a Cuba sino a todo el territorio colonial español en América. Ya en 1811, en una ley que denominaron de No Transferencia, habían manifestado que verían muy mal la transferencia de cualquier parte de la provincia de la Florida a otra potencia extranjera, por lo que de inmediato inician un estratégico boicot, a cuya cabeza se puso el presidente James Monroe, manifestando que allí se había instaurado una especie de puerto pirata para contrabandear en gran escala. Desconociendo, incluso, el origen hispano de los venezolanos, se les calificó de “extranjeros” y se les asignó al grupo insurreccional la calidad de “potencia”, todo con el ostensible propósito de rechazo a la operación y aplicación de su Ley de No Transferencia. A partir de entonces, se producen una serie de incidentes provocados por la fuerza naval norteamericana, con el único propósito de sacar de quicio a las fuerzas venezolanas acantonadas. Se dicta entonces una absurda orden de captura contra el jefe de la operación Gregorio Mac Gregor, y se hace una acusación temeraria contra la nave de bandera venezolana Tentativa, de violar aguas territoriales norteamericanas, razón por la cual no sólo fue atacada sino también incendiada.
El novelón terminó cuando la fuerza naval estadounidense comunicó al comandante Luís Aury, quien había reemplazado a Mac Gregor como jefe de la expedición, que la orden de tomar por asalto la isla había sido dada y se actuaría en consecuencia. Al día siguiente, 23 de diciembre, le dan cumplimiento desembarcando y expulsando a los independentistas, quienes ante la espantosa violencia desatada por las tropas de la Unión, huyen aterrorizados a las islas vecinas. El propósito del gobierno americano se había alcanzado a plenitud: desalojaron a los independentistas venezolanos, se apropiaron de la isla e iniciaron uno de sus más caros sueños, apropiarse la península de la Florida como en efecto sucedió poco tiempo después.



sábado, 21 de febrero de 2015

Pulso entre la izquierda y la derecha en América?

Por Armando Brugés Dávila.
Todo parece indicar que se está presentando un pulso muy fuerte entre el desarrollado mundo industrial de América del Norte, obviamente incluida Canadá, y los ahora llamados “insurgentes” estados latinoamericanos y caribeños.
Para nadie, que medio conozca la historia de las relaciones entre el norte y el sur de América, incluida por supuesto la región del Caribe, es un secreto que ellas han sido más de imposición y sometimiento, que de respeto y reconocimiento del otro.  Para no ir muy lejos, recordemos aquella triste pero célebre frase de un presidente estadounidense cuando se refería a un despreciable dictador caribeño: “Somoza es un hijo de puta, pero es nuestro hijo de puta”. Así se han venido dando esas relaciones en términos generales, gústenos o no.
En estos momentos y a raíz de unas protestas que se realizaron en el  interior de Venezuela con miras a desestabilizar el orden institucional del país, el gobierno americano ha decidido,  a motu propio, considerar que en aquel país se han violado los derechos humanos, en base a declaraciones hechas por venezolanos contrarios al gobierno de su presidente constitucional Nicolás Maduro sin dignarse a escuchar a la contraparte, y sin más allá ni más acá termina aplicando sanciones a  funcionarios venezolanos y a familiares de estos, por simple presunción de parte. Con esta determinación, no solo se les negaron visas a altos funcionarios venezolanos, también se les congelaron sus bienes y confiscaron sus propiedades. No hay que ser un experto para concluir que en este suceso, hay actitudes no muy “legales” que digamos, en tanto se trata de sanciones unilaterales de muy mal recibo en el ámbito de las buenas relaciones internacionales. Máxime cuando los muertos en las famosas guarimbas, fueron o bien ciudadanos del común o miembros del partido de gobierno. Pero con anterioridad las cosas habían ido aún más allá; en un documento titulado “Estrategia de Seguridad Nacional 2015”, el gobierno estadounidense ya había incluido y clasificado a Venezuela como una “amenaza” a la seguridad de su Estado; esto es, Venezuela al nivel de Al Qaeda. Cuanto desatino. En ningún sentido tiene esto lógica. En qué medida un país del tercer mundo puede ser una amenaza para una potencia como la estadounidense, que cuenta con un arsenal bélico superior a todo lo imaginado antes en la historia guerrerista de esta humanidad que se las pela por autodestruirse, incluido un arsenal atómico que aterroriza al más despistado. Una de dos: o son poco serios, que no lo creo, o algo se está cocinando tras bambalinas.
Ahora bien, lo que si da para pensar es que instituciones como CELAC (Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños), UNASUR (Unión de Naciones Suramericanas), ALBA (Alianza bolivariana para los pueblos de nuestra América) y MPNAL (Movimientos de Países no Alineados), en donde sí se escuchó a la contraparte, determinaron respaldar al gobierno venezolano en sus actuaciones por considerarlas acordes con su legislación interna y con el derecho internacional, Igualmente, rechazaron la imposición de sanciones unilaterales por parte de EE. UU. puesto que constituyen una violación a la normatividad del derecho contemplado en la Organización de las naciones Unidas y un atropello a la voluntad democrática y soberana del pueblo venezolano.
Es como si ahora, cuando el señor Uribe ha ido a acusar de persecución política ante algunos senadores del congreso de los Estados Unidos al presidente Santos, aquel Congreso en base a este señalamiento, sin escuchar a la contraparte, decidiera sancionar al gobierno colombiano por violación de Derechos Humanos. 







jueves, 12 de febrero de 2015

Líos que se suceden por el petróleo y la democracia.

Por Armando Brugés Dávila
Hay situaciones que nos cuestan trabajo comprender: es el caso de las consecuencias extrañas que se han generado en algunos países ante la crisis petrolera inducida por Estados Unidos, para mantener a flote su economía. La misma que tiene al borde del colapso, incluso, a muchos amigos y aliados del país del norte, entre ellos el nuestro. Por eso, me  referiré a lo que viene sucediendo en dos países hermanados desde las remotas épocas de la independencia hispanoamericana, ellos son Colombia y Venezuela; veamos: No obstante que la debacle petrolera debería afectarnos por igual a ambos, para 2014 las estadísticas señalan que la inflación en el hermano país llegó a 64%, mientras que la nuestra solo llegó a 3.4%. Hasta aquí todo es claro. Pero resulta que ante el desastre del precio del petróleo, los contratistas petroleros en Colombia, entre ellos Ecopetrol y Pacific Rubiales,  han solicitado de una, al gobierno de Juan Manuel Santos, autorización para despedir obreros ante la imposibilidad, según ellos, de mantener la nómina actual de trabajadores. Y en el mientras tanto los van sacando. Es más, están previendo no poder cumplir con sus compromisos económicos con el Estado colombiano y con acreedores nacionales privados por la misma razón. De igual manera, esta caótica situación de la caída del precio del barril de petróleo, fue determinante para justificar el pírrico aumento en el salario mínimo de un 4.6% que tuvimos los colombianos para este año. Es decir, que el aumento en nuestro país fue de $28.350 mensuales; sabrá un brujo qué se puede resolver con tan precario aporte a la economía hogareña.
En el hermano país, en cambio, no se ha hablado en ningún momento de reducción de nómina en PDVSA (Petrolera de Venezuela S.A.) y antes por el contrario, el gobierno ha decretado un aumento salarial de un 15%. Algo va de un 4.6 a un 15. Aquí parecen no encajar los resultados.
De igual manera, no se entiende muy bien que tres expresidentes de la derecha latinoamericana se pusieran cita en Caracas, dizque para defender la democracia atropellada en aquella nación, cuando para nadie es un secreto, que en sus países las cosas no es que anden muy bien en ese campo. Y como el que dice lo que no debe termina por oír lo que no quiere: Recordemos Ayotzinapa en México, la Constitución pinochetista aún vigente en Chile y los falsos positivos en Colombia, que cada día se enredan más en esa maraña de leguyelismo en la que somos expertos los colombianos desde los albores de la independencia, cuando Santander le hablaba a Padilla para que oyera Bolívar.
Eso de mirar la paja en el ojo ajeno y no mirar la viga en el nuestro, nunca ha sido sano.







domingo, 1 de febrero de 2015

A propósito del nuevo año y del mes de enero.


Por Armando Brugés Dávila.
Por estos días, visitando una librería, sorpresivamente me topé con un título que llamó mi atención: PALABROLOGÍA, autoría del catedrático español Virgilio Ortega. Siempre he sentido una especial atracción por conocer el  origen de las palabras y en esta pequeña obra me he encontrado con la temática maravillosamente manejada por el investigador.
Allí, a propósito del inicio del nuevo año, me topé con la etimología de dos palabras que utilizamos constantemente y que seguramente no tenemos la más remota idea de dónde provienen: ellas son, año y enero; la primera (año) que apenas comienza y la segunda (enero) que ya casi termina.
Se cree que el origen de la palabra año se remonta a la creencia de que, un asno era el encargado de girar alrededor de la tierra cargando en su lomo las doce constelaciones. Recordemos que en principio, el calendario romano sólo tenía 10 meses y el año iniciaba en marzo; y que además hasta el otro día, en los medios científicos oficiales se imponía la creencia que el universo giraba alrededor de la tierra. La teoría geocentrista de Tolomeo se mantuvo en occidente contra viento y marea, dado que encajaba de manera perfecta con la fundamentación religiosa de la Biblia. Ello explica por qué la teoría del heliocentrismo de Copérnico y Galileo, nunca fue bien recibida por los  sectores religiosos de la época. Es más, las raíces de año y ano, que son at y ano, ambas tienen que ver con dar vueltas alrededor de, círculo, anillo. Llama la atención el autor que curiosamente, los humanos nos hemos puesto de acuerdo en muchas cosas; por ejemplo: para el espacio, con paralelos y meridianos, para una parte del tiempo, mediante horas y husos horarios, incluso para la representación de fechas y horas. Pero en lo relacionado con la unificación de los años, las cosas no han resultado tan fáciles consecuencia de interpretaciones religiosas. A decir del autor, en la actualidad los judíos, musulmanes, chinos y occidentales tenemos cuentas diferentes en relación a los años posibles años transcurridos desde que el mundo comenzó a serlo. 
Por su parte, la palabra enero la impone el segundo rey de Roma, Numa Pompilio, quien tomó el nombre del dios bifronte, el de los dos frentes, aquel al que Saturno le otorgó la capacidad de observar pasado y el porvenir, para que pudiera “decidir” sabiamente. Con un frente miraba el pasado y con el otro oteaba el futuro, con uno miraba hacia el año que terminaba y con el otro el que empezaba. Es precisamente en honor a este dios Jano (que en latín se escribía Ianus), que este mes recibió el nombre de ianuañus, de donde se nos viene la palabra enero.
Con esta palabreja, el autor nos hace caer en cuenta del origen del nombre con el cual se identifica una de las más importantes ciudades de Brasil, Rio de Janeiro. Paradójicamente, me entero por otra fuente que en este ciudad no hay río alguno, ni nunca lo hubo; el nombre se lo imponen los navegantes portugueses, quienes al entrar a tan inmensa y hermosa bahía, cuyo nombre era Guanabara, no dudaron en pensar que se trataba de la desembocadura de un gran río, y le impusieron el nombre de “río de enero”, por haber arribado ellos allí un 1° de enero de 1502, habida cuenta que janeiro en portugués significaba enero.