jueves, 24 de julio de 2014

Detengamos el genocidio en Gaza.


Por Armando Bruges Dávila.
Lo que está sucediendo en Gaza no tiene nombre, el pueblo palestino está siendo exterminado ante la mirada cómplice  del concierto mundial de las Naciones. Independiente de quien tenga la razón en la Franja de Gaza, el ejército israelí está masacrando a civiles de manera indiscriminada.
¿Dónde está la ONU?  Qué estará pensando su Consejo de Seguridad,  al cual los ejércitos sionistas ignoran y ellos parecieran no darse cuenta. Esta es una de las funestas consecuencias del derecho a veto que allí impera, el mismo que permite a Israel el lujo de no respetar ninguna ley internacional bajo el amparo de Estados Unidos. Y miren si miento. El día 13 de este mes de julio este organismo  demandó de las dos partes un alto al fuego y un reinicio de las conversaciones de paz. La respuesta del ejército israelí al día siguiente fue realizar la jornada más mortífera hasta la fecha contra Gaza, en esa acción murieron  45 palestinos.
Han sido diez días de constantes bombardeos  aéreos contra un pueblo totalmente indefenso, ya van más de  265 muertos y miles de heridos. Ante el terrible drama de haber asesinado con uno de esos bombazos a dos niños que jugaban en una playa, estos señores lo único que le ofrecieron a la ONU fue una tregua de cinco horas para que el pueblo palestino se aprovisionara o abandonara el territorio. Terminado este tiempo inician una ofensiva terrestre cuyo propósito no parece ser otro que borrar de la faz de la tierra al pueblo palestino y quedarse con sus tierras.
Ban-kimoon por su parte eufemísticamente habla de muchos palestinos muertos, mostrándose “preocupado” por el impacto que deja la acción militar israelí en las familias palestinas;  pero a su vez manifiesta mostrarse “horrorizado” por las imágenes  de familias israelíes  teniendo que protegerse en refugios, pero no habla de muertos judíos. Y esa es la realidad. Mientras  el ejército israelita  utiliza por tierra, mar y aire armas ultramodernas, el grupo de resistencia Hamas utiliza cohetes hechizos que para victimizar casi que necesitan impactar directamente en la persona. De allí que así lancen 10,15,20 o más de sus famosos cohetes el daño que producen al enemigo  es poco  y para fortuna de todos casi que ninguna pérdida humana . El  complejo de culpa del señor Ban-kimoon es tal, que califica los ataques de Hamas como “indecentes”,  no se atreve a calificarlos de atroces o criminales. La explicación es sencilla, Gaza no tiene fuerzas militares, no tiene ejercito ni aviación ni marina, solo tiene un grupo armado llamado Hamas que intenta defender la soberanía de su pueblo;  Israel en cambio posee uno de los 10 ejércitos más poderosos del mundo, con bomba Atómica incluida.
Por la misma razón la señora Hillary Clinton no tiene fundamento alguno  para justificar la arremetida israelí contra un pueblo desarmado como lo está el  de Gaza. Todos sabemos que con su postura pro-sionista, la aspirante a la presidencia de su país lo único que hace es garantizar para su candidatura los votos  del sector judío, uno de los más poderosos y reaccionarios de los Estados Unidos. En esta señora no es raro actitudes como estas, el mundo todavía tiene en su  retina el momento en que muerta de la risa recibió la noticia del asesinato de Gadafi,  exclamando: “Fuimos, vimos y él murió”. Que desvergüenza.







sábado, 19 de julio de 2014

Todo estaba fríamente calculado.


Por Armando Brugés Dávila.
Quiero creer  que la mafia del capital financiero del fútbol internacional le pintó cualquier cantidad de “pajaritos de oro” a Lula Da Silva y lo hizo caer en la trampa de solicitar la celebración del Mundial 2014. Blater y su pandilla le aseguraron que el Estado no tendría erogación alguna. La explicación era obvia; en 1974, un habilidoso personaje brasileño llamado Joao Havelange, quien estrenaba presidencia en ese año que se realizaba el Mundial de Alemania, anunció públicamente la muerte del fútbol espectáculo, porque a partir de allí este se convertiría en un entretenimiento deportivo que “Se iba a vender”.  Y así se hizo. Con la anterior fundamentación, convencieron al presidente Lula que no tendría de qué preocuparse, ya que la financiación del mismo saldría de la empresa privada, puesto que se trataba de un negocio de millones de dólares en utilidades y este pobre pendejo picó el anzuelo. Hoy, esta actitud “ingenua” tiene en vilo la reelección de su copartidaria Dilma Roussef y al desplazamiento del poder del Partido de los Trabajadores.
La derecha brasileña, con una paciencia impresionante, fue tejiendo la red que hoy tiene al borde del colapso al partido de los trabajadores de Brasil.
 Organizaron su fiesta de tal manera, que el baile lo tenían que hacer  otros y ellos salirse con la suya de sacar del panorama político al partido que más inconvenientes le había planteado a sus intereses económico-políticos. Las inversiones realizadas en estructuras deportivas y de transporte fueron millonarias. Una de ellas fue la construcción de doce estadios con las especificaciones derrochadoras de la su Majestad la FIFA. Pero quien las financió no fue la empresa privada, como se dijo en principio, sino el Estado brasileño; suceso éste que trajo como consecuencia, que amplios sectores populares iniciaran una serie de protestas en todo el país. Las protestas, por demás justas, no eran sino el preludio de lo que se avecinaba; arrebatarle el triunfo a Colombia estaba programado, pero no para que Brasil llegará a la final, sino para que la degradación fuera mayor y el pueblo enfurecido le negara su voto de confianza al partido, que desde el poder de la potencia suramericana, le ha causado un daño casi irreparable al establecimiento de occidente. Desde allí se promovieron y apoyaron procesos de unión latinoamericana, que han permitido en 20 años lo que no se había podido en 200; Primero fue Mercosur en 1991, luego la  Celac en 2010 y posteriormente Unasur en 2011. Gracias a ello, por primera vez se les metieron al gallinero, los para ellos considerados indeseables. Jefes  de Estados como China y Rusia, han visitado el área, algo nunca antes visto, ni siquiera imaginado.
Brasil nunca tuvo equipo; Filipao lo sabía. Desde el primer partido se supo que Brasil no llegaría a la final de la Copa. Lo que no se sabía era como  iba a llegar: Humillado. Era necesario que fuera así, para que ese pueblo herido en su impotencia sintiera más dolor y reaccionara más negativamente en contra de la cabeza visible del Estado que nada tenía que ver en este novelón: Dilma Rousef y su reelección.
Alemania daba la impresión de estar jugando con un equipo de recogidos; el juego de Brasil fue totalmente limpio, no fueron los matarifes que jugaron con Colombia; a los 11 minutos se produjo la primera anotación alemana y en 9 minutos Alemania marcó los tres goles siguientes, para terminar en el denigrante 7 a 1. Algo realmente desconcertante para un pentacampeón mundial.  
Si el Maracanazo fue un infarto al miocardio de la sociedad brasileña, el Mineirazo  fue un coma depresivo fulminante a la misma. El desconcierto incontrolable del fútbol brasileño lo tiene en cuidados intensivos y con él al gobierno de izquierda que tanto ha contribuido a la transformación de América Latina. ¡Qué lástima! Ojalá la opinión pública brasileña no se deje engañar y actúe de manera más inteligente que su derecha recalcitrante.


miércoles, 9 de julio de 2014

Santa Marta: la magia de tenerlo todo, menos…


Por Armando Brugés Dávila.
El fenómeno de la escases de agua que se presenta en la ciudad, es algo que se viene anunciando desde la década de los 90, pero al parecer a nuestros dirigentes, como ahora, pareció importarle muy poco. Recuerdo que teníamos que esperar a partir de las doce de la noche, a ver si llegaba un poquito en una de las casa vecinas y entonces tocaba hacer cola para conseguir unos baldes del preciado líquido y poder  resolver las labores  del día  siguiente. En aquel entonces  se habló del río Piedras, de la construcción de pozos, incluso de una tubería que nos conectara con el río Magdalena. Mejor dicho, exactamente lo mismo que se dice ahora y el mutismo de nuestra dirigencia igual de desconcertante como ahora.
A qué le tendrá miedo nuestra dirigencia local?  Qué será lo que la paraliza ante semejante calamidad pública?  Por qué no actúa en función de  los intereses de las comunidades que dice defender?
Problema tan complejo y de tanta envergadura económica no creo que tenga solución  a nivel municipal, con tantos intereses creados, con tanta  mediocridad y corruptela administrativa que aquí existe. No nos engañemos; la municipalidad distrital, incluido su Concejo, no van a ser capaces de coger ese toro por los cachos. Les falta mucha agalla y lo que es peor, les falta mucho amor y sentido de pertenencia por esta ciudad que les ha dado todo, hasta su confianza y credibilidad.  Echarle la culpa a Metroagua, es de un infantilismo ridículo; a esos españoles les ofrecieron un negocio redondo en donde no ponían nada, salvo la administración del fluido líquido y a cambio se lo llevaban casi todo y ellos, como  era apenas lógico, no dudaron un instante en tomarlo.
Debo aclarar que cuando hablo de dirigencia, no me refiero sólo a los administradores de la cosa pública, quienes seguramente son los más vulnerables,  porque de su posición genuflexa o no, puede depender en muchos casos el mantener su “status social” y de pronto lo que resultaría aún  más delicado: la comida de sus hijos.
Hago referencia también a ese otro mundo, en donde alguno de sus integrantes incluso pueden también estar  medrando   en la clandestinidad de los intereses creados, lo que les conduce de manera inexorable a una sospechosa y nada envidiable  incompetencia de no ser los fieles defensores de los intereses de la comunidad que debieran ser.
A donde voy con toda esta perorata? Sencillo; este tipo de problemas deben asumirlos los que pueden solucionarlos y por la cuantiosa inversión que se requiere  y  la  urgencia de su solución, esta escases que tenemos de agua potable, sólo el Estado sería capaz de afrontarla con éxito. Pero el gobierno  no lo va a asumir por nuestra linda cara. Necesita que se le presione, pero no de cualquier manera, necesitamos que las fuerzas vivas de la ciudad como sindicatos, asociaciones comunitarias, sector empresarial, cámara de comercio, comerciantes, obreros, magisterio, organizaciones juveniles, deportistas, transportadores, representantes y senadores que salieron electos con votos de estos lares y  profesionales en general, se lancen en manifestaciones masivas pero pacificas a las calles, exigiendo al gobierno nacional su intervención para solucionar de una vez por todas semejante vergüenza de desidia administrativa.
Los habitantes de Santa Marta no podemos seguir durmiendo sobre el colchón de la incapacidad de sus dirigentes.