lunes, 11 de mayo de 2015

Del petróleo a Monsanto.


Por Armando Brugés Dávila.
Dos noticias importantes pasaron desapercibidas por estos días: la primera de ellas tiene que ver con el magnate mexicano Carlos Slim, considerado el segundo hombre más rico del mundo en la lista Forbes, con un patrimonio de 72.000 millones de dólares, quien fusionó su empresa de infraestructura petrolera con otras dos empresas, conformando la compañía denominada CarsoOil& Gas. La segunda involucra a Hillary Clinton, quien ha anunciado el nombramiento de Jerry Crawford, como asesor de su campaña por la presidencia de Estados Unidos.
En qué radica la importancia de los dos sucesos? En el primero se nos manda un mensaje contradictorio respecto a lo que se dice sobre el futuro del petróleo, teniendo en cuenta que se trata de un personaje que tiene un olfato para el dinero fuera de serie. Ahora, que un tipo de este calibre, económicamente hablando, se arriesgue a invertir en un área, que como la petrolera, a decir de expertos va de picada, no lo entiende nadie salvo que haya gato encerrado en el asunto.  Y aunque, como bien se dice, se trata de una inversión modesta de 235 millones de dólares, pequeña para las dimensiones de la fortuna del mejicano, no deja de ser importante. Slim no es de los que tire por la borda una fortuna semejante. Todo parece indicar, que el desplome del petróleo tiene un origen puramente artificial, con el único propósito de crear lo que los poderes occidentales llaman terrorismo, pero para su propio beneficio. Igualmente carece de sentido que, no obstante haberse convertido el petróleo en un negocio tan malo como dicen, aquí en Colombia los impulsores de su explotación por Fracking se estén dando la pela para que el gobierno la apruebe. En este caso, como en muchos otros, alguien miente.
En relación con el segundo, no tendría mayor relevancia si no fuera por el hecho de tratarse de dos personajes que tienen mucho que ver con el futuro de Suramérica. Hillary Clinton es nada más ni nada menos, que la primera candidata femenina en la historia de aquel país a la presidencia de Estados Unidos y hasta aquí, aparentemente, no habría mayor complique.No obstante que esta señora, a decir de sus críticos,ha iniciado su campaña de manera un tanto mentirosa, dado que una de sus propuestas de campaña, según el New York Times, es derribar al uno por ciento más rico del país, el cual, según ella, es la causa del debilitamiento de la clase media norteamericana y de la desigualdad de ingresos en el país. Lo anterior no tiene presentación, según el periodista John Vibes, teniendo en cuenta que la señora Clinton  es parte de la misma clase dominante a la cual ella señala y de cuyas organizaciones aristocráticas recibe cuantiosas contribuciones para su campaña. Pero el asunto se enturbia más cuando la señora Clinton anuncia a los cuatro vientos, que ha nombrado al señor Jerry Crawford como asesor de su campaña por la presidencia de los Estados Unidos; se trata de un personaje siniestro defensor a morir de la multinacional Monsanto, al cual se le conoce por su inquebrantable voluntad de apoyar a cualquier persona o entidad dispuesta a defender los intereses de la fatídica multinacional, la misma que no nos permite hoy día sembrar en nuestros patios semillas de hortalizas compradas en el mercado, puesto que si la sembramos, la misma no nos dará frutos como sí sucedía antiguamente, debido a que la manipulación genética de dicha semilla por parte de esta transnacional lo impide, razón por la cual las  mismas deben comprarse en los almacenes especializados. Es la misma multinacional que mediante el chantaje de Estado se ha enriquecido, envenenando nuestros campos con el terrorífico Glifosato. Ahí les dejo esa perla.
Por todo lo anterior se puede decir que los vientos que soplan del Norte no son nada halagüeños, mucho menos esperanzadores.