viernes, 29 de julio de 2011

Un prodigio de la evolución biológica.


Karl Popper, a mediados de la segunda mitad del siglo XX, manifestaba que posiblemente nunca lo llegaríamos a comprender dado que se trataba de un órgano tratando de entenderse así mismo. Rodolfo Llinás, por su parte, piensa que aunque lo considera muy complejo aspira a que el mismo resulte más inteligente que complejo.

Siempre he sentido una extraña fascinación por ese misterioso objeto del conocimiento llamado cerebro y del que cada día se habla más pero del que tan poco se conoce. Antes del surgimiento de la microelectrónica en los años 70, el cerebro y su funcionamiento era vedado al conocimiento, solo gracias al surgimiento de esta tecnología ha sido posible penetrar en él, iniciando así su conocimiento y comprensión.

El mundo científico ha dado en denominar al siglo XXI como el siglo del cerebro, se dice que en los últimos 10 años se ha avanzado en este conocimiento más que en toda la historia de la humanidad. A mediado del siglo pasado se llegó incluso a considerar que una persona normal apenas alcanzaba a utilizar un 5% de su capacidad cerebral, hoy día se tiene claro que el problema no es que no se use en su totalidad si no que no se usa bien, los seres humanos no tenemos opción diferente a utilizar todo el cerebro, lo demás es solo seudociencia.
Según el físico Jorge Wagensberg, el cerebro humano resultaba más complejo que una galaxia y razón no le faltaba si recordamos que lo componen aproximadamente unas cien mil millones de neuronas. Cada una de las cuales se encuentra conectada a cientos o incluso miles de otras, formando complejísimas redes de las que dependen aspectos tales como memoria, habla, pensamiento, movimientos conscientes, aprendizaje, es decir, el funcionamiento de nuestra mente. Conexiones que se conocen con el nombre de sinapsis y cuya cantidad a nivel cerebral oscila entre los 100 trillones (Un 1 seguido por 14 ceros) y el cuatrillón (Un 1 seguido por 15 ceros). Estamos hablando de una fantasía biológica.
Se dice que puede almacenar más información que todas las bibliotecas del mundo juntas o que puede producir un número tal de modelos de pensamiento mayor que el número de átomos presentes en el Universo. Es una máquina tan portentosa que es capaz de percibir, clasificar, comparar, analizar y en última instancia decidir en solo 12.5 milisegundos. Es algo realmente asombroso.
Hoy día los científicos consideran que el cerebro es un producto surgido de la selección natural para el servicio de los seres vivos en procura de su supervivencia, lo que ha dado pie para que hombres de ciencia como Francisco Mora, estimen que el cerebro es consecuencia de la lucha por la supervivencia y no una lucha por alcanzar el conocimiento. Es decir, este último fue el clímax no propuesto de su proceso evolutivo, al lograr concebir que la mejor manera de sobrevivir fuera el anticiparse a la incertidumbre, que es la esencia del conocimiento, gracias al cual los seres humanos hemos sido capaces, para bien o para mal, de dominar el planeta. Esa es la razón por la cual los seres humanos lo soportamos todo menos la incertidumbre. ¡Qué maravilla!
La capacidad del cerebro es tal, que no depende tanto de los sentidos, como antiguamente se creía, eso explica que podamos ver, oír, sentir o pensar cuando soñamos dormidos o fantaseamos despiertos, sin contar con estimulo sensorial alguno. Por eso Llinás recomienda que entendamos que el cerebro es una maquina de sueños, que hace que lo que existe afuera se convierta en realidad. ¿Significa esto que la palmera, la buseta o la chica que vemos en la calle pueden ser otras cosas que palmeras, busetas o chicas? Según Francisco Mora, no para nosotros, dado que no tenemos referencia diferente a esa misma realidad. Pero si puede serlo para otro ser vivo que tenga un cerebro de estructura y función diferente al de nosotros.
Alguien dijo que el cerebro era un órgano que servía para que pensáramos que pensábamos, por algo se dice que se trata de la maquina más compleja que existe en el universo conocido.

domingo, 24 de julio de 2011

Qué estará por suceder en América?


Mientras Argentina vive la Copa América mas atípica de la historia, en Chile los estudiantes, ante la ausencia de políticos comprometidos, asumen en las calles la defensa política de la educación, en Ecuador un juez sanciona de manera inusual a un diario por calumnia contra la figura presidencial, en Colombia una mujer al frente de la Fiscalía pone a temblar al establecimiento corrupto por la manera de acusar a un ex ministro de Estado, en Venezuela el presidente más querido y odiado de todos los tiempos resulta afectado con un cáncer, de Méjico ni hablemos, ahora sucede que en Estados Unidos dos movimientos sociopolíticos han comenzado, casi que espontáneamente, a irrumpir en el ámbito nacional y nadie sabe en que podrá terminar tan atípico fenómeno en aquella sociedad tan acostumbrada en el fondo a la paradójica unidad bipartidista.
El primero de ellos conocido como el Tea Party, cuyo repentino surgimiento y condición de movimiento popular tiene confundido a más de un analista. Aunque lo que si resulta claro es que sus miembros se ubican a la derecha del derechista partido Republicano, como bien lo dan a entender en su manifiesto de 10 puntos en el que incluyen una abierta oposición a la subida de impuestos a los sectores más ricos del país, un rechazo a la reforma del sistema de salud que tantos beneficios traería a sectores deprimidos de la nación y una férrea oposición a la limitación de los gases contaminantes, los mismos que tanto daño le vienen haciendo al planeta. Sin embargo sus victorias en las primarias republicanas son sorprendentes, aunque curiosamente no tienen líderes a la vista, varios de ellos como Sarah Palin y Michelle Bachman, han participado en sus actos.
Pero a su vez ELESPECTADOR.COM nos informa que desde Canadá la revista Adbusters, periódico de contracultura on line, con sede en Vancouver, se ha brindado para servir de enlace a un movimiento, surgido también como de la nada, denominado “Ocupemos Wall Street” el cual ha decidido convocar para el 17 de Septiembre a “20.000 rebeldes, revolucionarios y redentores” a tomarse el epicentro económico del mundo de manera pacífica con “tiendas de campaña, cocinas y barricadas”. Aspirando con ello a repetir en el centro de la Gran Manzana el espíritu de protesta de las plazas de Tahrir en Egipto y Puerta del Sol en España, aprovechando, según los mismos, su apasionante y pragmática simplicidad.
Según el editor de la publicación, se ha llegado a un punto de inflexión tal que obliga a romper con los paradigmas económicos clásicos y llevar ante la justicia a los tipos que para su beneficio han conducido a la economía americana a semejante crisis. En su criterio Obama no ha podido romper la servidumbre del gobierno hacia la banca, pero miles de personas congregadas en Wall Street marcarían la diferencia con su petición de “justicia para la población de un país subordinado a los bancos y a las entidades financieras desde el inicio de la crisis en 2008”.
Según los organizadores miles de americanos quieren sumarse a este movimiento internacional de lucha contra la corrupción y la dictadura de los mercados, de allí que su propósito sea inundar de ciudadanos Wall Street y realizar allí asambleas, presenciales y virtuales, y de esta manera impulsar la democracia del futuro. Su arenga resulta muy diciente: “Si 20.000 hombres y mujeres nos mantenemos allí semana tras semana, haciendo frente a los esfuerzos de la policía y la Guardia Nacional por expulsarnos, Obama no nos podrá ignorar y se verá obligado a elegir entre la voluntad del pueblo y el lucro de las grandes corporaciones”.
A no dudarlo se trata de un aquelarre continental del que no se sabe qué resultara teniendo en cuenta los atípicos sucesos que a él se están incorporando y sin saber en qué momento ni con que figura haga presencia el macho cabrío que como siempre no falta en este tipo de fiestas.

lunes, 11 de julio de 2011

A quién engañamos abuelo.

Por Armando Brugés Dávila.
De un familiar recibí un artículo de Juan Gossain, titulado El vivo vive del bobo, publicado en EL TIEMPO.COM el domingo 10 de julio de 2011. Al terminar de leerlo quede con un sabor agridulce porque un lector desprevenido podría correr el riesgo de terminar creyendo que el fenómeno de la deshonestidad en este país se genera de abajo hacia arriba, es decir, desde el pueblo para luego irse desplegando cual hiedra maligna hasta llegar con arrolladora fuerza a enmarañar y enredar el pulcro comportamiento ético de nuestra muy ilustre clase dirigente.
Es decir, el pueblo raso con su caprichosa y malévola capacidad de producir refranes es quien per-se construye los adagios callejeros, los dichos populares, eso que él articulista acertadamente denomina "la herencia refranera de nuestros antepasados", que terminan incentivando y promoviendo de manera soterrada y perversa el delito y la corrupción al interior de nuestra nación.
Si el refranero popular colombiano, en algunos casos, se ha llenado de insolencias, como lo afirma el columnista, es porque a eso lo ha inducido el comportamiento delincuencial de los detentadores del poder, incluidos dirigentes y esa realidad ha sido la que la inteligencia popular ha querido plasmar en sus dichos y refranes en su afán de dejar constancia histórica de lo que aquellos han hecho o dejado de hacer en procura de sus particulares intereses. Pero en otros casos se nota que la autoría no viene, no puede venir, de la sabiduría popular, si no de otra parte.
Veamos los siguientes ejemplos:
Quien paga lo que debe se roba a sí mismo”. Esto no puede salir si no de sectores que tienen con qué pagar y no lo hacen por malandrines. El pueblo raso generalmente no tiene con qué pagar, aunque curiosamente le gusta hacerlo.
"La ocasión hace al ladrón" y “En el arca abierta la mano del justo peca", son dos refranes que los poderosos repetían y siguen repitiendo a sus hijos para que desconfiaran y desconfíen siempre de sus criados. De qué arca y ocasión va hablar el pueblo raso que lo unico que tiene para cuidar es su pobreza.
Lo importante en este caso no es hablar del refran si no de los inventores, o de los que con sus actuaciones generan las pautas para generarlos. Eso de decir que los colombianos somos víctimas de nuestro propio invento cuando de descomposición social se trata, es meterle mucha gente al asunto, es socializar de manera injusta el fenómeno. Pero es que así actúan ellos siempre, recordemos que un principio vital de este sistema económico en el cual nos encontramos inmersos y que ellos dirigen, es la privatización de las utilidades y la socialización de las pérdidas. Ahí está el inmortal ejemplo del 4xmil el cual, no obstante habérseles arreglado ya el chico a los banqueros, nos siguen cobrando como si nada. Alabado sea el señor.
Asumido de esta manera, todos seriamos culpables pero a la final ninguno seria culpado. Las cosas no son tan sencillas. Para nadie es un secreto que los países que han logrado un desarrollo respetable en el mundo, lo lograron porque su dirigencia se comprometió con una política de desarrollo coherente cuyo primer paso siempre fue una reforma educativa seria. Luego, sí hay culpables y no son otros que los sectores de poder que nos han gobernado, a quienes, no les conviene, por ejemplo, la implementación de una reforma educativa provocadora, que apunte a futuro a cambios importantes en el comportamiento ético y científico de nuestros jóvenes, porque les resulta más rentable a sus intereses particulares que la “filosofía nacional” se mueva en función de refranes tales como: “No hay más moral que el de la mata de mora"
Si no hacemos esta reestructuracion moral producto y consecuencia de un gran compromiso nacional liderado por la educacion con el tiempo nos faltaran carceles y cementerios, las primeras para encerrar a tanto delincuente y los segundos para enterrar tantas lenguas podridas que se atrevieron a decir que el vivo vivía del bobo.

sábado, 2 de julio de 2011

Y se ganó la lotería.

Cuento.
Por Armando Brugés Dávila

El calor era insoportable. En la ciudad a medio día la gente solo deseaba, por lo menos, estar bajo la sombra de un generoso árbol de almendro o trupillo.
Era época de carnaval, pero a decir verdad, la ciudad parecía no tener cómo ni con qué responder a una fiesta popular tan exigente en organizacion y derroche. Los tiempos de las cumbiambas con mechones de billeters encendidos de que se ufanaran los antiguos bananeros, muchos de ellos hoy palmeros, habian pasado a la historia y no volverian con su estela de explotacion y miseria. Otras formas de despojo habian tomado su lugar.

Allí en aquel pequeño local de 3x4 se encontraba un grupo de colegas técnicos empíricos de computadoras. Todos pertenecían a ese grupo de obreros empiricos desempleados, consecuencia de esa misma tecnología, en la que curiosamente trabajaban, muchas veces poniendo en jaque a los encopetados técnicos de esas multinacionales, por la increíble habilidad que algunos mostraban cuando de descifrar sus tan elaborados controles de operatividad técnica se trataba.
Se sudaba a la lata. Ellos solo gozaban del aire acondicionado cuando iban a los almacenes a comprar repuestos o cuando les tocaba en suerte un cliente con ese tipo de artefactos instalados en su casa.
Era un sábado, dia de la semana en el que acostumbraban a reunirse a medio dia, más que para contarse sus angustias económicas, colaborarse entre ellos dándose mutuas luces en la solución de problemas que presentaban algunos trabajos de reparación a ellos encomendados.
En medio de la algarabía, propia de reuniones costeñas, llego un vendedor de chance, y dirigiéndose a uno de los contertulios, le dijo:
Huy papá, coronastes.
Como así, men?
Te sacaste la bolita con el 433 que te vendí ayer. Son millón trescientos mil barras.
P´a jodete, dijo el muchacho.
Seguro loco, mira p´a que veas.
Y mientras el aludido comenzó a buscar en su cartera, el silencio comenzó a apoderarse del grupo, como una manera de comenzar abonarle a la noticia el beneficio de la duda.
Huy, Mamita. Sí, este es el número. Dijo el apostador.
Y preguntó.
Oye, pero sí estás seguro que salió ese número?
Claro. Y por qué crees que estoy aquí, ...para que me tires una esquirla de lo que cobres.
Hugo, así se llamaba el feliz ganador, comenzó a notar que su ritmo cardiaco iba en aumento y solo atinó a sacar el celular y llamar a su compañera sentimental:
Mami, mi amor coronamos. Me gané un millón trescientas mil barras en la bolita. Ahorita te caigo allá. Y colgó.
Luego dirigiéndose a sus amigos dijo: A quien me lleve le doy treinta barras del premio.
Casi al mismo tiempo dos de ellos dijeron:
Vamos, dijo uno.
Yo te llevo en la moto, dijo a su vez el otro.
Pero un tercero manifestó dijo:
No. Eso puede resultar peligroso. Oye, es un millón trescientos mil pesos. Y como están las cosas en la ciudad. Acuérdense, ayer mataron a una pelá en la entrada de la universidad para quitarle un computador de millón y pico, ahora que es billete en rama. Creo que es mejor que vayamos en mi carro.
A lo que Hugo le inquirió.
Oye loco, tu no estabas diciendo ahorita que tu carro no quería prender. Cómo vas a hacer.
Lo que pasa es que ese carro prende pero empujado
Listo, vamos, ripostó Hugo.
Y todos salieron a empujar el carro, un mazda verde 323.
Cuando el carro prendió, otro de los contertulios dijo:
Yo voy como escolta, por si acaso.
A lo que otro remato diciendo: Va pa esa, yo te hago la segunda.
Ya en el sitio de cobro, ubicado diagonal a la Catedral Basilica y al lado de la que fuera residencia del expresidente Jose Maria Campo Serrano, mientras el propietario del vehículo se quedaba dentro para no dejar que este se le apagara, los amigos que hacían de escolta se bajaron y ubicaron en sitios estratégicos, uno en la esquina y otro a la entrada de la oficina.
Hugo, mientras tanto, se bajaba e iniciaba su marcha hacia las instalaciones de la empresa responsable del juego de azar. Mientras caminaba hacia allí, su corazón latía cada vez mas aceleradamente, no podía dejar de pensar en su buena suerte, aquella plata si bien no le solucionaba todos sus problemas, si le resolvería algunos claves, sobre todo el del arriendo de la casa.
Afuera, todo era expectativa, los minutos se hacían interminables. Para el chofer 30.000 pesos, le solucionarian por lo menos dos días de gasolina. Por su parte los improvisados escoltas, veían un sábado de carnaval más pachanguero y alegre. Por lo menos tendrían con qué acercarse a la procesión de San Agatón en Mamatoco, a quien el pueblo ha bautizado como "el santo borrachón", y el cual durante su recorrido por el pueblo en solemne procesion, cargado en hombros por feligreses, es bañado en ron por la multitud agorera y fanática. Lo que a permitido a algunos parroquianos pensar que si por ron fuera, a la Virgen del Carmen que celebran en Julio, quien sabe que nombra le tocaria.
Al salir Hugo, el amigo que fungía de escolta, que le esperaba en la puerta, ante su mirada un poco extraviada le pregunto:
Aja loco y qué?
A lo que Hugo le respondió:
Huy, hermano, todo fue un falso positivo. El numero si era ese, pero jugó con el sorteo de anteayer. Tanta belleza no podía ser verdad. ¡Vida malparida!