Por Armando Brugés Dávila.
Dos noticias importantes pasaron
desapercibidas por estos días: la primera de ellas tiene que ver con el magnate
mexicano Carlos Slim, considerado el segundo hombre más rico del mundo en la
lista Forbes, con un patrimonio de 72.000 millones de dólares, quien fusionó su
empresa de infraestructura petrolera con otras dos empresas, conformando la
compañía denominada CarsoOil& Gas. La segunda involucra a Hillary Clinton,
quien ha anunciado el nombramiento de Jerry Crawford, como asesor de su campaña
por la presidencia de Estados Unidos.
En qué radica la importancia de los dos
sucesos? En el primero se nos manda un mensaje contradictorio respecto a lo que
se dice sobre el futuro del petróleo, teniendo en cuenta que se trata de un
personaje que tiene un olfato para el dinero fuera de serie. Ahora, que un tipo
de este calibre, económicamente hablando, se arriesgue a invertir en un área,
que como la petrolera, a decir de expertos va de picada, no lo entiende nadie
salvo que haya gato encerrado en el asunto.
Y aunque, como bien se dice, se trata de una inversión modesta de 235
millones de dólares, pequeña para las dimensiones de la fortuna del mejicano,
no deja de ser importante. Slim no es de los que tire por la borda una fortuna
semejante. Todo parece indicar, que el desplome del petróleo tiene un origen
puramente artificial, con el único propósito de crear lo que los poderes
occidentales llaman terrorismo, pero para su propio beneficio. Igualmente
carece de sentido que, no obstante haberse convertido el petróleo en un negocio
tan malo como dicen, aquí en Colombia los impulsores de su explotación por
Fracking se estén dando la pela para que el gobierno la apruebe. En este caso,
como en muchos otros, alguien miente.
En relación con el segundo, no tendría mayor
relevancia si no fuera por el hecho de tratarse de dos personajes que tienen
mucho que ver con el futuro de Suramérica. Hillary Clinton es nada más ni nada
menos, que la primera candidata femenina en la historia de aquel país a la
presidencia de Estados Unidos y hasta aquí, aparentemente, no habría mayor
complique.No obstante que esta señora, a decir de sus críticos,ha iniciado su
campaña de manera un tanto mentirosa, dado que una de sus propuestas de
campaña, según el New York Times, es derribar al uno por ciento más rico del
país, el cual, según ella, es la causa del debilitamiento de la clase media
norteamericana y de la desigualdad de ingresos en el país. Lo anterior no tiene
presentación, según el periodista John Vibes, teniendo en cuenta que la señora
Clinton es parte de la misma clase
dominante a la cual ella señala y de cuyas organizaciones aristocráticas recibe
cuantiosas contribuciones para su campaña. Pero el asunto se enturbia más
cuando la señora Clinton anuncia a los cuatro vientos, que ha nombrado al señor
Jerry Crawford como asesor de su campaña por la presidencia de los Estados
Unidos; se trata de un personaje siniestro defensor a morir de la multinacional
Monsanto, al cual se le conoce por su inquebrantable voluntad de apoyar a
cualquier persona o entidad dispuesta a defender los intereses de la fatídica
multinacional, la misma que no nos permite hoy día sembrar en nuestros patios
semillas de hortalizas compradas en el mercado, puesto que si la sembramos, la
misma no nos dará frutos como sí sucedía antiguamente, debido a que la
manipulación genética de dicha semilla por parte de esta transnacional lo
impide, razón por la cual las mismas
deben comprarse en los almacenes especializados. Es la misma multinacional que
mediante el chantaje de Estado se ha enriquecido, envenenando nuestros campos
con el terrorífico Glifosato. Ahí les dejo esa perla.
Por todo lo anterior se puede decir que los
vientos que soplan del Norte no son nada halagüeños, mucho menos
esperanzadores.
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