miércoles, 9 de julio de 2014

Santa Marta: la magia de tenerlo todo, menos…


Por Armando Brugés Dávila.
El fenómeno de la escases de agua que se presenta en la ciudad, es algo que se viene anunciando desde la década de los 90, pero al parecer a nuestros dirigentes, como ahora, pareció importarle muy poco. Recuerdo que teníamos que esperar a partir de las doce de la noche, a ver si llegaba un poquito en una de las casa vecinas y entonces tocaba hacer cola para conseguir unos baldes del preciado líquido y poder  resolver las labores  del día  siguiente. En aquel entonces  se habló del río Piedras, de la construcción de pozos, incluso de una tubería que nos conectara con el río Magdalena. Mejor dicho, exactamente lo mismo que se dice ahora y el mutismo de nuestra dirigencia igual de desconcertante como ahora.
A qué le tendrá miedo nuestra dirigencia local?  Qué será lo que la paraliza ante semejante calamidad pública?  Por qué no actúa en función de  los intereses de las comunidades que dice defender?
Problema tan complejo y de tanta envergadura económica no creo que tenga solución  a nivel municipal, con tantos intereses creados, con tanta  mediocridad y corruptela administrativa que aquí existe. No nos engañemos; la municipalidad distrital, incluido su Concejo, no van a ser capaces de coger ese toro por los cachos. Les falta mucha agalla y lo que es peor, les falta mucho amor y sentido de pertenencia por esta ciudad que les ha dado todo, hasta su confianza y credibilidad.  Echarle la culpa a Metroagua, es de un infantilismo ridículo; a esos españoles les ofrecieron un negocio redondo en donde no ponían nada, salvo la administración del fluido líquido y a cambio se lo llevaban casi todo y ellos, como  era apenas lógico, no dudaron un instante en tomarlo.
Debo aclarar que cuando hablo de dirigencia, no me refiero sólo a los administradores de la cosa pública, quienes seguramente son los más vulnerables,  porque de su posición genuflexa o no, puede depender en muchos casos el mantener su “status social” y de pronto lo que resultaría aún  más delicado: la comida de sus hijos.
Hago referencia también a ese otro mundo, en donde alguno de sus integrantes incluso pueden también estar  medrando   en la clandestinidad de los intereses creados, lo que les conduce de manera inexorable a una sospechosa y nada envidiable  incompetencia de no ser los fieles defensores de los intereses de la comunidad que debieran ser.
A donde voy con toda esta perorata? Sencillo; este tipo de problemas deben asumirlos los que pueden solucionarlos y por la cuantiosa inversión que se requiere  y  la  urgencia de su solución, esta escases que tenemos de agua potable, sólo el Estado sería capaz de afrontarla con éxito. Pero el gobierno  no lo va a asumir por nuestra linda cara. Necesita que se le presione, pero no de cualquier manera, necesitamos que las fuerzas vivas de la ciudad como sindicatos, asociaciones comunitarias, sector empresarial, cámara de comercio, comerciantes, obreros, magisterio, organizaciones juveniles, deportistas, transportadores, representantes y senadores que salieron electos con votos de estos lares y  profesionales en general, se lancen en manifestaciones masivas pero pacificas a las calles, exigiendo al gobierno nacional su intervención para solucionar de una vez por todas semejante vergüenza de desidia administrativa.
Los habitantes de Santa Marta no podemos seguir durmiendo sobre el colchón de la incapacidad de sus dirigentes.



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