Por Armando Brugés Dávila.
Con la crísis del agua potable en esta sufrida ciudad de Santa Marta se han propuesto muchas cosas, pero todas con fundamentos en ideas preexistentes, lo que en buen romance significa, poco originales. Y es que para eso nos han venido educando desde la Colonia, para que no fuéramos originales, porque la originalidad implica el rompimiento de la cadena establecida en el mundo de los "parasiempre", es volar en pedazos lo establecido, destruyendo odiosos privilegios, en los que la especie humana pareciera especializarse cada vez más. Por eso ha llamado mi atención la idea de Abel Rivera García, por ingeniosa, práctica e inmediata y tal vez viable, esto último podrían decirlo los expertos quienes tendrían la última palabra al respecto. Propone el amigo Rivera García, que la ciudad bien podría aprovechar la tubería de 16 pulgadas que en su momento construyera para el gasoducto la compañía Protexa S.A., por allá en los años 77-78, la cual iba de La Guajira a Barranquilla, pasando a escasos cien metros de la planta de tratamiento del Acueducto de Santa Marta. Tubería que no fue desmontada por cuestiones de costo y que hoy es propiedad del Estado colombiano y por la cual se podría conducir el preciado líquido bien desde el río Magdalena, que no es lo recomendable, o de los ríos Buritaca, Guachaca o Don Diego hasta la ciudad, lo cual reduciría no sólo la inversión a la adquisición de las turbinas para impulsar el agua del sitio en que se decidiera tomar, sino también el tiempo de ejecución. Sería muy bueno que la administración pensara en esta posibilidad en el mientras tanto se resuelva el proyecto y costo de una represa, solución ideal a largo plazo habida cuenta que tenemos los ríos para ello. Pero volviendo al tema de la capada que nos han pegado con relación a la creatividad desde los tiempos coloniales y de la que tanto se quejara don Simón Rodríguez, la que ha impedido que en estos tiempos de grandes revoluciones tecno energéticas, no hayamos sido capaces en Colombia de crear una máquina apta de generar agua a partir del aire, como en efecto lo han logrado en Alemania, USA, e incluso en Perú, países en donde dichas artefactos se producen y distribuyen en cantidades industriales, tanto así que comprarla incluso en Perú no tiene problema alguno; el asunto se complica al intentar ingresarla a países como el nuestro, en donde las trabas son tantas y tan notoriamente tendenciosas que los compradores terminan optando por no adquirirla. Al parecer los buitres, que también los hay por estos lares, esto es, los beneficiarios del negocio del agua potable, al parecer han hecho el respectivo lobby mundial para evitar la entrada de estas novedosas y útiles máquinas de la ingeniería moderna, que debilitarían el poder que ellos ejercen sobre el control del agua potable en nuestro país y en el mundo. Algo similar a lo acontecido con la energía solar. Y seguramente que en algún rincón de nuestro país habrá algún curioso inventor con la máquina milagrosa perfectamente craneada, pero con las puertas de financiación cerradas. Se preguntarán por qué. Sencillo: el problema radica en que, y pónganle mucha atención a esta información, no obstante ser sólo el 5% del agua potable del mundo la que se encuentra en poder de la empresa privada mundial, las ganancias que las mismas obtienen anualmente por este negocio, duplica en utilidades a las que hoy percibe la industria petrolera. Así de simple. Es para irse de para atrás, como Condorito.
El asunto es tan serio que durante el Foro Mundial del Agua, realizado en La Haya (Holanda), en el año 2000, se fijó como propósito prioritario para el año 2015, reducir a la mitad el número de personas sin acceso al agua potable, la cual según la OMS (Organización Mundial de la Salud) representa el 11% de la población planetaria, esto es, 783 millones de personas. Pero en dicho foro, sospechosamente no se incluyeron planes para evitar el monopolio del agua potable, no obstante que hubo propuestas al respecto. Por eso se viene diciendo, y con toda la razón del mundo, que las guerras en este siglo serán por el agua, pero no por la falta de ella, como solíamos creer, pues como hemos visto se puede sacar de la atmosfera, sino por su control. Recordemos que América del Sur es uno de los continentes más ricos del mundo en lo que a este elemento se refiere, pero también uno de los más necesitados del mismo por el número de sus habitantes. Esta situación nos coloca en la mira de las guerras imperiales. Por eso es tan necesaria la unión solidaria de América Latina y el Caribe, antes que sea demasiado tarde.
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