jueves, 8 de septiembre de 2011

Pelaos jalándole a la filosofía del conocimiento.


Cuento

Por Armando Brugés Dávila

A mi nieto Miguel Andrés Silva Brugés.

Papá, qué es la incertidumbre?
-Carajo mijo, con tantos problemas que tengo, comenzando por el que no hay trabajo, y me vas a preguntar semejante pendejada. La única incertidumbre que conozco es una canción que cantaba Alfredo Sadel, y se la cantaba a las cachacas en la playa, frente al ParK Hotel, en las temporadas de diciembre.
Y a continuación me soltó una sonora carcajada.
Ante semejante respuesta sólo pude sonreír, callar, dar media vuelta y reconocer que estaba en el lugar equivocado.
Más tarde, me encontré con mi amigo Uldarico, un pelao piloso y teso para Internet, quien infortunadamente estudiaba en otro colegio y le comenté:
Vale, tengo una inquietud la verraca. Ayer leí que el ser humano lo puede soportar todo, menos la incertidumbre.
¡Aja! Y cuál es el problema? Me respondió.
Y le dije:
Te parece poco. Que exista algo que nosotros no seamos capaces de soportar y además inmaterial…No entiendo. Si soportamos hasta la locura. Cómo puede ser eso, no lo entiendo.
Oye cierto. Es curioso. Me dijo Uldarico. Y me propuso que hiciéramos de esta pendejada, como la llamó mi papá, un proyecto de investigación vía internet.
Listo, va pa esa.
Nos comprometimos a encontrarnos al sábado siguiente para comentar sobre lo averiguado.
Cinco días más tarde al llegar Uldarico a mi casa, y sin darme tiempo a decir nada, comenzó:
Huy pelao, esto ha resultado más interesante de lo que creía. Resulta que la palabra tiene su cuento. Imagínate que el diccionario la define como duda, falta de certidumbre o sea falta de conocimiento seguro y evidente de que algo es cierto. Pero resulta que en Internet me encontré con que un teso de la física llamado De Bhroglie, encontró, experimentando en su laboratorio, que algunos electrones, a diferencia de lo que se creía hasta ese momento, no respetaban la norma general de desplazamiento, detalle éste que lo hizo llegar a la conclusión de que en el mundo material todo era incierto. Esta declaración armó un tierrero tal entre los hombres de ciencia de la época que los dividió de una.
Y remató: Ahora y para que te quede el casco ardiendo, resulta que otro duro de la física llamado Werner Heissenberger, partiendo de ese delgado hilo de fundamentación teórica, terminó planteando el llamado Principio de Incertidumbre, el cual se vino a convertir en la base de la actual física cuántica que surgió como respuesta a los problemas que no podían ser resueltos por medio de la física clásica. ¿Cómo la ves?
Oye loco, cómo así?
Como lo oyes, mariquita e playa. Pero eso no es todo. Resulta que hoy día científicos, entre los que se destaca un compatriota nuestro de nombre Rodolfo Llinás, no dudan en señalar que fue precisamente la incertidumbre la causa directa, para que los primeros animales generaran como necesidad vital la anticipación y para que el proceso terminara por convertirse en la semilla germinadora de lo que a futuro se identificaría como el conocimiento. Mejor dicho vale, la esencia de lo que hoy llamamos inteligencia, propia de los humanos, es una capacidad que comenzaron a construir los animales en su proceso evolutivo en el momento mismo en que iniciaron el aprender a anticiparse a la incertidumbre.
Yo, no hacía nada más que mirarlo y escucharlo en silencio, asombrado de dónde diablo había sacado tanta vaina este loco.
Y continuó diciendo:
Llinás dice que las plantas no necesitan cerebro, por la sencilla razón que su sobrevivencia no depende de la anticipación, ellas no requieren de movimiento para subsistir, lo que necesitan para ello lo reciben de los rayos solares y de la madre tierra.
En cambio, para los seres vivos anticiparse a lo que pudiera suceder a futuro resultaba de una importancia capital, era algo de vida o muerte, no hacerlo podría implicar bien caer en las fauces del depredador o caer en el fondo del abismo.
Es decir, siguió diciendo, el hecho de haber logrado los animales anticiparse a la incertidumbre, ha llevado a los hombres de ciencia a considerarlo como el clímax, no propuesto, del proceso evolutivo de los animales. Y la última que te tiro es que algunos científicos consideran que esta cualidad de la anticipación, ante la incertidumbre de la no inmortalidad de la especie, tan cara a la vanidad humana, ha podido ser, en última instancia, la causa generadora de los cielos, los devas y los suargas.
Al llegar a este punto, solo pude decir:
Sabes qué vale, mejor cállate, porque me estas dejando un embrollo en la cabeza que no se qué carajo voy a hacer ahora para salir del mismo. Yo solo vine a decirte que dejáramos la vaina para el otro sábado porque no había tenido tiempo de investigar nada.


2 comentarios:

  1. En el caso de algunos empleados públicos a quienes les pagan atrasado, anticiparse a la incertidumbre es pedirle dinero prestado al vecino para garantizar al compra de la semana y no esperar la incertidumbre de si pagan o no. ¿Qué tal?

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  2. Mejor hago el comentario el proximo año, pa^ tener tiempo de investigar

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