martes, 20 de marzo de 2012

Una frase desorientadora.

Por Armando Brugés Dávila.

La expresión parecía no tener atenuantes, tanto que antes de iniciar su lectura había una señalándola como “la frase que debería ser la más célebre del siglo” y al final otra que decía: “Autor anónimo y por cierto, inteligente”. Es decir, no cabía duda alguna sobre la certidumbre de tan portentoso pensamiento e intentar contradecirlo se convertía en casi que una blasfemia.
Se trata de un correo que me llegó enviado por un amigo de la infancia, el cual decía: “El problema de Latinoamérica es que quienes eligen a los gobernantes, no son las personas que leen los periódicos, sino los que se limpian el trasero con ellos”.
Una característica de los humanos es creer que todo lo escrito es cierto y es aquí donde comienza el juego perverso de esta  frase  lanzada al ciberespacio. El primer efecto es  convencer al lector que toda nuestra prensa a nivel continental y mundial es objetiva y veraz, es decir que los medios de información escritos en América Latina y el mundo, en “su totalidad” no tienen compromisos ideológicos, políticos, ni mucho menos económicos con sector alguno y por tanto, orientan de la mejor manera a la opinión pública.  Infortunadamente, tanta belleza no es todo lo cierta que se quisiera, menos ahora cuando el planeta se nos ha convertido en una aldea y las comunicaciones se han vuelto un monopolio a través de las sospechosamente denominadas alianzas estratégicas.
Otro aspecto que hay que tener en cuenta es que los que se limpian el rabo con los pedazos de periódicos, cuando les es posible, no son precisamente los que los compran para leerlos; estos últimos generalmente tienen con qué comprar papel higiénico. Y esto es algo que debe quedar claro. Amplios sectores poblacionales en el continente no tienen acceso a la prensa, por la sencilla razón que ella no llega a sitios en donde por lo inaccesible, su transporte resulta muy costoso. Y si algo le falta a este país son vías y aeropuertos. De allí que a mucha gente, incluso no le quede fácil limpiárselo con papel periódico, y a falta de éste aún lo hacen con hojas de bijao o tuzas de maíz. Para no ir muy lejos, por estos días, en esta ciudad, en uno de sus sectores más deprimido, un padre de familia se vio obligado a entrar en confrontación con otro grupo familiar, que entre otras cosas casi lo matan, porque  comenzaron a burlarse de una de sus hijas. El motivo de la burla era precisamente que la niña estaba haciendo “popo” en la parte alta del cerro, pues en su rancho no tienen ni taza sanitaria.  No estamos hablando de pobreza sino de miseria en pleno casco urbano de nuestra ciudad. En este caso, de sectores sumido en la miseria, por lo que es de suponer que sí se puede hablar de papel periódico utilizado en limpieza de traseros aun en ciudades. Pero en los sectores rurales, es decir, los verdaderamente alejados de divisiones urbanas importantes, como dicen por ahí, nanai cucas. Se trata de personas poco dadas a acudir a las urnas en épocas de elecciones, pues de los políticos no conocen sino sus engañosas promesas. Sólo lo hacen  cuando son obligadas por alguna circunstancia especial, tal el caso del constreñimiento electoral.
La mayoría de los votantes en nuestro país y en Latinoamérica, se encuentran ubicados en sectores alimentados por la información de la prensa, por lo que podemos concluir que los que eligen a los gobernantes en este continente son las personas que leen los periódicos. Si lo anterior es correcto, quiere decir que esos ciudadadnos que votan y eligen tan mal,  resultan ser el resultado de una mala información originada desde  algunos sectores de prensa a la que la famosa frase en cuestión, pretende señalar como impolutas. 



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