Se vuelven a prender las alarmas en el Estado de Luxemburgo
debido a que apareció un testigo de excepción. Los hechos sucedieron hace casi
30 años cuando Europa se encontró inmersa en una ola terrorista tal, que sólo
en Luxemburgo entre 1984 y 1986, se dieron 20 de estos atentados. Causa del
mismo, fue el perpetrado en Múnich, Alemania, en 1980 que dejó como saldo 13
civiles muertos, cuyo único delito fue
el estar en el lugar equivocado durante la celebración de la llamada Fiesta de
Octubre en
aquella ciudad. Igual situación se vivió en Bélgica entre los años 1983 y 1985.
La noticia como tal no tendría mayor importancia, si no fuera
por la calidad de países y organizaciones que aparecen implicados. La
confesión del historiador alemán Andreas
Kramer, como testigo, le da un vuelco total al proceso, en tanto que reconoce
que su padre Johanes Kramer, fallecido el año pasado, y en la época
miembro del servicio secreto alemán, había colocado 18 de aquellas bombas en
Luxemburgo. Según él, su padre con la colaboración del jefe de los servicios
secretos luxemburgueses, coordinó las
actividades de una red terrorista que sembró el pánico en varios países
europeos en los años 80.
Lo curioso es que sea ahora cuando la justicia luxemburguesa
comience apenas a sospechar que aquellos actos de terrorismo de la década de
los 80, pudiesen haber sido cometidos
por una organización terrorista creada en secreto por la extrema derecha
internacional a través, nada menos, que
de la OTAN. Puesto que, según la periodista, ya en 1990 el ex primer
ministro italiano Andreotti, había reconocido la existencia de este grupo,
llegando a identificarla con el nombre de “Gladio”. Incluso en el 2000, el
Senado italiano publicó un informe que
decía: “Las masacres,
bombas y acciones militares fueron organizadas o apoyadas por hombres dentro de
las instituciones del Estado italiano y como se descubrió recientemente, por hombres vinculados a estructuras de la
inteligencia norteamericana”.
Según Kramer, todo apunta a que de estas operaciones de la
red terrorista, conocían los servicios de inteligencia de Bélgica, Estados
Unidos, Luxemburgo, Alemania y la mismísima OTAN, en donde al parecer se
planificaba todo. Según el mismo testigo, el servicio secreto belga y militares
estadounidenses apostados en una base militar de aquel país, facilitaban los
explosivos al grupo terrorista, el cual reivindicaba los atentados a nombre de
unas supuestas “Células Comunistas Combatientes” que en la realidad no
existían. El propósito de estos atentados, era generar pánico y terror en los
países europeos para impedir la llegada al poder de partidos de izquierda. Lo
que lograron con total éxito.
Después de leer tan tétrico relato, tenemos que llegar a la
conclusión que algunos seres humanos por el poder, son capaces de las acciones
más viles y degradantes. Pero más importante aún, es que la noticia nos permite
conocer, que la OTAN no es la defensora
de las democracias del mundo como nos lo quieren hacer creer sectores
interesados y como ella misma pretende aparecer. Y más bien se puede comparar
con una máquina de terror al servicio de los más mezquinos intereses mundiales.
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