martes, 21 de enero de 2014

Cuál crisis venezolana?

Armando Brugés Dávila.

Hacía rato venía intentando explicarme cómo era eso que un país como Venezuela con tanto petróleo estuviera, según la prensa nacional e internacional, al borde del colapso económico. El asunto parecía no tener explicación. Casi que había perdido la esperanza de que alguien me lo explicara, cuando me topé con el artículo y algunas declaraciones de un economista estadounidense de nombre Mark Weisbrot, codirector del Centro para la Investigación Económica y Política en Washington, columnista del The New York Times, The Guardian en el Reino Unido y el Folha de Brasil. Sostiene este investigador, que sectores de derecha nacional e internacional con sus medios de comunicación, producción  y financiero, se empecinan en desatar una guerra económica contra Venezuela distorsionando su economía mediante el manejo perverso del sistema de cambio, pero en su criterio ninguna representa una amenaza sistémica a dicha economía.
En su concepto, estos grupos se han dedicado por más de 12 años a predecir el derrumbe de la economía venezolana, pero no ha sido así. A su modo de ver, afirmar que la inflación es consecuencia del gasto público es irresponsable; ella es más bien consecuencia de la falta de dólares, pero en ningún caso porque el país no los tenga o porque el gobierno esté agotando sus reservas; se trata de una falta de dólares en el mercado internacional, debido a un corte en el suministro de dólares para el mercado de divisas que a finales del 2012 se redujo a la mitad y a principios del 2013 prácticamente fue eliminado, generando el fortalecimiento del mercado negro al que acuden exportadores e importadores.
Estima, que mediante una soterrada guerra económica, el dólar ha sido puesto en el mercado a una tasa exageradamente alta ante el bolívar, gracias a un control de cambio manipulado, el mismo que ha permitido  que el bolívar haya podido caer tan bajo. A este mercado también acude la gente que especula con el dólar, creyendo en el tan cacareado colapso económico que rendiría para ellos pingües ganancias, pero todo parece indicar que lo que se está generando es  una especie de burbuja, similar a la inmobiliaria en USA y Europa, que los puede llevar a grandes pérdidas, por lo que en los últimos meses esta tasa de compra ha venido bajando.
Ya el temor a que no suceda la hecatombe, comienza a aterrorizar a estos especuladores de bolsillo. No obstante, la oposición nacional e internacional sólo emite malas noticias: Que los precios al consumidor subieron desde un 49% hasta un 1.200%, lo que socava la confianza en la economía y la moneda provocando la fuga de capitales; en el mercado negro el dólar ha recuperado hasta siete veces la tasa oficial; que la reserva de los bancos centrales cae, a lo que se suma la inflación y la emisión de dinero por parte del gobierno. Todo apuntando a una probable hecatombe de un proceso sobre el cual el planeta tiene puestos los ojos y muchos países la esperanza.
Pero por qué se siente tan seguro este estadounidense de lo que dice? Sencillamente porque a su entender, un gobierno con más de 90 mil millones de dólares por ingresos petroleros no puede terminar nunca en una crisis de balanza de pagos. De otra parte, el Banco Central tiene reservas en oro para cubrir por lo menos 8 meses de importaciones y normalmente se considera como buena aquella que alcance como mínimo para 3 meses. Ahora, que la mayoría de las reservas del Banco Central sea en oro, puede ser un inconveniente para su venta,  pero resultaría inverosímil que el gobierno permitiera sufrir una crisis de la balanza de pagos, que pondría en jaque su estabilidad, en lugar de vender su oro. Todo apunta a que este señor tiene razón. En conclusión, lo que afirma este estadounidense es que Venezuela tiene estabilidad económica y social para rato. Así la oposición se desgañite diciendo lo contrario.

 

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