Por Armando Brugés Dávila.
En la época del Imperio Romano la esclavitud era moralmente
buena, hoy día nos resulta éticamente aberrante. La moral o la ética, como la queramos
llamar, para bien o para mal, son tan relativas como la mente humana que la
creó. Veamos el caso por ejemplo de los aborígenes Sirionó del alto Amazonas,
en la república pluricultural de Bolivia. Se trata de un grupo que fue avistado
por primera vez en 1693. Se dice que los Jesuitas los llegaron a capturar en
sus misiones. También que por los años 20 del siglo pasado muchos de ellos
incluidos niños y mujeres fueron esclavizados por hacendados de la zona. Hoy
día quedan unos 800 quienes gracias al gobierno de Evo Morales no
sólo tienen estatus de ciudadanos si no también tierras, unas 63.000 hectáreas le
fueron cedidas por el gobierno. Es más, su Asamblea Comunitaria cuyo nombre es “Consejo del pueblo Sirionó”
hoy día está afiliada a la Central de Pueblos Indígenas de Bolivia y su lengua
es una de las oficiales del país andino.
Sin embargo por razones aparentemente inexplicables para nosotros los
“civilizados”, estos aborígenes no tienen inconveniente en hacer el amor en
público. Práctica que nuestros patrones socioculturales no solo rechazan si no
que castigan severamente con multa y cárcel. Pero el cuento de esta tribu
resulta más curioso aun cuando nos dicen que en cambio su vergüenza es infinita
si son sorprendidos comiendo en público, más aún, por la misma razón pueden ser
castigados severamente por el grupo.
Por estos días leía que un psicólogo evolucionista
estadounidense de nombre Doug Lisle
expone una teoría según la cual en el mundo animal existe un sistema que
él denomina La Tríada Motivadora, referida a la fundamentación biológica de la
conservación de las especies. Se trata de un trio de mecanismos biológicos con
que la naturaleza ha dotado a las criaturas
vivientes para garantizar su supervivencia y la transmisión de sus genes a
todas sus generaciones. El primer elemento de dicha tríada es la “Búsqueda del
Placer”, que implica comida y sexo; el segundo es “Evitar el Dolor”, ya que su
presencia es señal inequívoca de problemas y el tercero es “Hacer Todo con el
Menor Esfuerzo”, porque a mayor esfuerzo mayor gasto de energía y esta debe
conservarse al máximo, como forma de conservar la vida. Su importancia va en un
orden de mayor a menor, de allí que la primera abarque dos aspectos cruciales
de la supervivencia; primero el placer que genera el alimentarse, sin alimento
ningún ser vivo puede sobrevivir y en segundo lugar el placer que se obtiene
durante la cópula acto con el que se garantiza la existencia futura de la
especie. De aquellas dos posturas cuál será la correcta? Sólo el futuro lo sabría y este no existe.
Igual sucede con la política, otra creación humana y por tanto sometida a las
leyes de la relatividad, en ella lo que ayer fue correcto, la monarquía por
ejemplo, hoy es cuestión de desadaptados, pero como van las cosas la humanidad
está tomando un rumbo sumamente peligroso para la democracia, máxima expresión
de administración social humana. Cuando se crearon las Naciones Unidas, por
ejemplo, se dijo que su propósito era evitar las guerras mediante la
participación igualitaria de las partes,
pero allí mismo se creó el Consejo de Seguridad con su odioso veto y se acabó
con el fundamento “democrático” de dicha organización. Allí se abrió una brecha
de insospechables consecuencias, similar a la que se ha abierto con la dictadura
de los alimentos a que nos tienen sometidos las transnacionales productoras de
los mismos. Ojalá los pueblos reaccionen antes que sea demasiado tarde, está de
por medio la existencia misma de la especie.
Estupendo artículo Armando. Tu capacidad investigadora es admirable Lo voy a replicar a algunos amigos. Felicitaciones...!
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