Por Armando
Brugés Dávila.
Se trata de un tema que puede levantar muchas ampollas, pero
considero necesario plantearlo con toda la sinceridad que el caso amerita.
Se trata de dos respetables instituciones educativas que en
su momento fueron orgullo de la ciudad, pero el tiempo inexorable todo lo acaba y depende de los seres humanos
que eso no suceda con las cosas que nos son más caras. Por lo anterior y
considerando que estas dos han quemado sus etapas desde el punto de vista
pedagógico, dadas las circunstancias adversas de los últimos tiempos, es por lo
que me permito plantear la siguiente propuesta:
El Liceo Celedón fue construido en 1924, por lo que su
antigüedad es de 90 años; mientras que el edificio en donde funciona el Instituto Técnico Industrial lo fue a
partir de 1951, lo que nos dice que su antigüedad es de 63 años. Ambos son dos
imponentes construcciones republicanas, que con el correr de los tiempos se
fueron convirtiendo en platos de merienda de algunos administradores avivatos,
que los convirtieron en barriles sin fondo, una especie de huecos negros en donde cuánto dinero ingresaba para su
recuperación, desaparecía para desencanto de la comunidad educativa, que ha
visto asombrada cómo sus instituciones han venido cayendo pedazo a pedazo.
Con el Celedón la última inversión que se le hizo, cuantiosa
por cierto, fue desviada y hasta la presente no ha pasado absolutamente nada.
La justicia en nuestra ciudad pareciera detenida en el tiempo y esto ha
contribuido para que se haya visto
sometida al más abominable saqueo y sus autores sigan muertos de la risa,
porque no hay justicia que los detenga.
Esas dos hermosas edificaciones republicanas debieran ser
rescatadas, pero no para continuar como
centros educativos, porque la ciudad ha crecido tanto que ya las mismas
no resultan funcionales a los propósitos de la educación que requieren los nuevos
tiempos. Es más, insistir en ello me parece retroceder, es querer mantenernos
en un pasado que no conduce a futuro alguno; es persistir tercamente en algo
que ya se fue y que no volverá; es insistir en la absurda idea de que todo
tiempo pasado fue mejor.
La ciudad requiere de sitios en donde se promocione la
cultura y una buena manera de iniciar el proceso, sería aprovechando estas
bellas edificaciones para promoverla allí. Las estructuras y áreas que poseen
estas construcciones, serían extraordinarias para que en ellas funcionara, por
ejemplo, una gran biblioteca municipal, con hemeroteca incluida en donde se
pudieran consultar los diferentes periódicos y revistas que en la ciudad han
sido. Otro podría ser el Archivo Histórico del Magdalena Grande, considerado
como el más importante existente en el área del Caribe, el mismo que hoy se
pierde en los salones del antiguo hospital San Juan de Dios. La ciudad también
se vería muy beneficiada con la apertura de una Sala de Concierto que no tiene;
pero tampoco contamos con un Museo del Mar, que tanto serviría para el
desarrollo turístico de nuestra ciudad y para que nuestros niños y jóvenes adquirieran sentido de identidad y pertenencia. No se
explica que nuestra ciudad, con una riqueza antropológica de primer orden, como
que en el área se dio la Cultura
Tayrona, una de las más importantes del país,
poco estudiada por cierto, y en donde funciona además una Facultad de
Antropología, no cuente con un Museo Antropológico. Todas las propuestas
anteriores tienen un común denominador: La esencia pedagógica-cultural de las
imponentes construcciones seguiría
vigente y su aporte arquitectónico al desarrollo social y cultural de la
ciudad sería de proporciones gigantescas. La dirigencia samaria debe comenzar a pensar en grande y abandonar
el pensamiento mezquino, utilitarista y politiquero en que viene empeñada hace tiempo
o de lo contrario terminará arrollada por los acontecimientos.
excelente propuesta hay que masificarla
ResponderEliminarComo solución humana...¡Excelente! pero indutrialmente hablando para capacitar a la juventud, muy de arriba. Da lástima ver sus talleres amarrados con pita de majagua; mientras en otro lugares ya está con la electrónica. Se han quedado los alumnos de la indutrial capacitados para hacer rejas. Toda una vida pasando por ese bello frente, pero las autoridades y el personal pensante no saben lo que está adentro abandonado. Y sí, manejado ese centro por fuereños amigos del billete, namá.
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