lunes, 27 de abril de 2015

Otro polvorín en Latinoamérica.


Por Armando Brugés Dávila.
Pareciera que dos países de Europa, uno perteneciente a la Unión Europea y otro no, quieren hacer el papel de muchachos fanfarrones y bronquinosos en un soterrado propósito de  buscar desviar la atención pública mundial, apareciendo ellos como los fajadores guerreristas del tinglado planetario, para de esta manera rebajar la tensión que se está presentando entre Estados Unidos y los países de América Latina que a través de UNASUR  comienzan a alzar la voz reclamando reconocimiento.
Es así como por una parte, vemos a un Estado español pretendiendo dar órdenes al poder judicial de Venezuela, en una actitud muy parecida a la orden ejecutiva emitida por Obama contra el mismo país. Parece que los que gobiernan en la península, olvidaron que ya no son lo que fueron hace doscientos años.
Entre tanto, el Reino Unido anuncia que la presencia militar en las Malvinas se aumentará ostensiblemente, dado que Argentina es “una amenaza muy viva y concreta” para los británicos que allí viven. Frase que pareciera calcada de la misma orden ejecutiva arriba citada. Posición que se ratifica con las declaraciones del ministro de Defensa del reino, quien por estos días manifestó que su ministerio tiene un plan por más de 258 millones de dólares, con el único propósito de modernizar y ampliar la presencia militar de Londres en el archipiélago del Atlántico Sur durante los próximos 10 años. La noticia causó tanto impacto al interior del reino que sus mismos nacionales, como el Centro por la Paz y la Justicia, la han considerado como preocupante además de desafiante, en tanto que sólo apunta a provocar al gobierno argentino, razón por la cual urgen al Estado inglés a buscar una solución no militar al conflicto. En criterio de esta organización, la historia enseña que incrementar el gasto militar en situaciones de gran tensión, conduce al enfrentamiento armado y causa victimas mortales innecesarias. Pero mientras en España todo apunta a una estrategia política para hacer un favor de distracción estratégica, lo del Reino Unido tiene ostensibles intereses económico-estratégicos, lo que la convierte en algo más serio y peligroso. En el área de Las Malvinas se encontraron yacimientos de petróleo y gas, y fueron las compañías petroleras británicas, Premier Oil, Falkland Oil & Gas y la Rockhopper Exploration las que lo anunciaron, las cuales, junto a las estadounidenses Noble Energy (NBL.N) y Edison International (EIX.N), se encuentran en los trabajos iniciales de explotación, a lo cual se opone Argentina por considerarlo un atentado a sus intereses, dado que estas compañías estarían “operando ilegalmente” en lo que describe como “territorio marítimo” argentino.
Mientras tanto, el Canciller de Argentina Héctor Timerman, manifiesta que su país va a seguir demostrando que América Latina y el Caribe han elegido ser una zona de paz, no belicista, pero que no obstante seguirán reclamando la restitución de las Islas Malvinas, porque ellas han sido y serán siendo parte integral del territorio argentino.
María Cristina Perceval por su parte, representante argentina en las Naciones Unidas, expresaba que resultaba un disparate lo que pretendía el Reino Unido, cuando daba a entender que los que no eran una amenaza, eran los que amenazábamos, según ellos, a quienes de manera constante nos amenazan. En su criterio, Gran Bretaña ocupa ilegalmente las Malvinas desde 1833, e ignora con prepotencia el reclamo mayoritario del mundo a que dialogue con Argentina sobre las mismas, pero no de cualquier manera, sino eligiendo una vez más el camino de la amenaza militar: la guerra. 
Por su parte, el Canciller declaró que su país denunciará en la ONU, la escalada militar británica en Las Malvinas y ratifico que Argentina no tiene interés alguno en participar en un conflicto armado en aquel archipiélago, razón por la cual, se apresta a presentar ante el Comité de Descolonización, una queja contra la actitud belicista y armamentista del Reino Unido.
Pareciera existir una intención soterrada de crear focos de guerra al interior de América del Sur y todo por el maldito petróleo.



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