sábado, 30 de abril de 2011

Una sublevación original.

¡Viva la originalidad!

Existe un país en el planeta que en la actualidad se considera uno de los menos desarrollados y más densamente poblados del mundo, como que su economía se basa en la agricultura. Pero ahí no queda la cosa, su ingreso per cápita se considera de los más bajos. Obviamente su sistema educativo es de los más precarios del planeta, al punto que la educación primaria no es obligatoria, aunque curiosamente su constitución establece a sus ciudadanos la obligación de cursar al menos cinco años de escuela. Solo el 61% de toda su población tiene acceso a adecuadas instalaciones sanitarias, lo que de alguna manera explica el alto riesgo de contagio de enfermedades como la diarrea, hepatitis A, fiebre tifoidea y otras similares. Pero hay mas, sus niveles de mortalidad infantil son altísimos y la esperanza de vida de sus nacionales es de 43.45 años. Y como si todo lo anterior fuera poco cada año mueren alrededor de 84.000 personas a causa del sida, se dice que allí cada día son infectadas aproximadamente 250 personas y al menos 70% de la capacidad de sus hospitales son ocupados por pacientes infectados por esta enfermedad.
Cualquier lector desprevenido se imaginará que nos referimos a un país del tercer mundo en Suramérica, o a una republiqueta bananera del Caribe, pero afortunadamente no es así y digo afortunadamente no por lo que les he comentado anteriormente, que es triste y angustioso, si no por lo que les voy a relatar a continuación.
Se trata de la republica africana de Malawi, país que no posee salida al Mar y que llama la atención pues pareciera tratarse de una nación sin mayores problemas sociales, económicos o políticos, dado que el gran problema que tienen sus legisladores en este momento son los peos de sus conciudadanos. Me explico, todo parece indicar que en este país pearse es el deporte nacional y en estas últimas semanas, ha resultado un tema generador de conmoción nacional, porque en mala hora a su Ministro de Justicia, se le ocurrió comprometerse con la oposición, me imagino que durante su campaña, a que por ningún motivo él entraría a proponer al congreso la posible penalización para las personas que se ventosearan en público. Pero lo hizo y ahí fue Troya, la oposición se lanzó a la calle a protestar contra un gobierno que atentaba contra la libertad de ventosearse. Ahora solo falta que salga algún loquito o avivato, a decir que en nombre de la libertad de pearse se inmolará en la plaza central de Lilongwe, su capital, metiendo la cabeza en su trasero y matándose a puro y físico pedo.

Santa Marta, febrero 25 de 2011.

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