Sorpresivamente,
Ecuador ha asumido el liderazgo de la legislación social en el planeta y lo
digo porque su Asamblea Nacional acaba de adoptar una ley única en el
mundo. Sin embargo, la noticia ha pasado totalmente desapercibida por la
mayoría de los medios nacionales, incluso internacionales. Me refiero a
la Ley de redistribución de los ingresos del gasto social, mediante la cual la
banca ecuatoriana debe pagar al fisco el 12% del impuesto al valor agregado IVA
por los servicios financieros que llevan gravámenes sobre los fondos
depositados en el extranjero, ello para financiar parte del incremento del
denominado “Bono de desarrollo humano”. Es decir, éste país logra
convertir un sueño planetario en una realidad, esto es, socializar parte
de las utilidades de los bancos. El bono del cual hablamos es entregado
por el gobierno a madres, personas discapacitadas y otros sectores necesitados
de la población, y se incrementó este año en 15 dólares per cápita, es decir su
costo total se incrementó en 300 millones de dólares, de los cuales 160 se
obtendrán mediante esta socialización de utilidades bancarias. Pero aquí no
queda el asunto: la misma ley pone techo a los salarios de directivos
bancarios, muchos de los cuales devengan hasta 70 mil dólares, a decir de los
críticos, más que muchos presidentes del mundo. Y como si lo anterior fuera
poco el sistema queda obligado a rendir informe de los cuentahabientes cuando
el Estado la solicite para uso tributario.
Obviamente, el reclamo
de la banca privada no se hizo esperar calificando la medida de
inconstitucional, discriminatoria, y causal de un peligroso detrimento del
crédito en el país, para continuar con una furiosa arremetida contra la
misma a través de los medios y correos electrónicos enviados a sus clientes en
donde advertía de los riesgos de la misma y en donde además acusaba al
gobierno de darle un manejo político al sistema financiero. El propósito
es tan serio que la Superintendencia Bancaria de aquel país multó
con 7.8 millones de dólares a cuatro de los bancos más importantes por
soliviantar a sus clientes en detrimento del interés público. Lo cierto es que
no obstante el aporte social que el sector hace a la Nación, aún le quedan 233
millones de dólares de utilidades, es decir un 9% de rentabilidad.
En nuestro país viene sucediendo lo contrario: lo que se socializa son las pérdidas porque las ganancias se privatizan. Recordemos 1998 con el cuento de que se tenía que salvar el sector financiero el cual amenazaba con irse a la quiebra, nos clavaron por decreto el 2 por mil, con la promesa que sería hasta el 31 de diciembre de 1999. Pero lo que hicieron fue aumentarlo al 3 por mil. Y como al que no le gusta el caldo le dan dos tazas, otra ley tres años después lo elevó a 4 por mil. ¡Qué rico!
En nuestro país viene sucediendo lo contrario: lo que se socializa son las pérdidas porque las ganancias se privatizan. Recordemos 1998 con el cuento de que se tenía que salvar el sector financiero el cual amenazaba con irse a la quiebra, nos clavaron por decreto el 2 por mil, con la promesa que sería hasta el 31 de diciembre de 1999. Pero lo que hicieron fue aumentarlo al 3 por mil. Y como al que no le gusta el caldo le dan dos tazas, otra ley tres años después lo elevó a 4 por mil. ¡Qué rico!
Ahora, paradójicamente
quien pide a gritos que lo quiten es el sector bancario, porque para su
desgracia, una vez salvados, el gobierno quedó con el gustico y lo siguió
cobrando pero sin darles participación, lo que ahora sí incide, según ellos, en
contra de sus intereses. Lo cierto del caso es que mientras en Ecuador las utilidades del sector
en el 2011 fueron de 397 millones de dólares, en Colombia este grupo obtuvo
utilidades por 5.8 billones de pesos, lo que nos daría un aproximado de 3.222
millones de dólares. Pero, ahora sí que no se acuerdan cuando los pobres de este
país los salvaron de la bancarrota, y de esa mazorca millonaria de
utilidades que reciben cada año no colaboran al erario ni con un grano.
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