domingo, 9 de diciembre de 2012

Latinoamérica traza pautas en política social.

Por Armando Brugés Dávila.

Sorpresivamente, Ecuador ha asumido el liderazgo de la legislación social en el planeta y lo digo porque su Asamblea Nacional acaba de adoptar  una ley única en el mundo. Sin embargo, la noticia ha pasado totalmente desapercibida por la mayoría de los medios nacionales, incluso  internacionales. Me refiero a la Ley de redistribución de los ingresos del gasto social, mediante la cual la banca ecuatoriana debe pagar al fisco el 12% del impuesto al valor agregado IVA por los servicios financieros que llevan gravámenes sobre los fondos depositados en el extranjero, ello para financiar parte del incremento del denominado “Bono de desarrollo humano”.  Es decir, éste país logra convertir un sueño planetario en  una realidad, esto es, socializar parte de las utilidades de los bancos.  El bono del cual hablamos es entregado por el gobierno a madres, personas discapacitadas y otros sectores necesitados de la población, y se incrementó este año en 15 dólares per cápita, es decir su costo total se incrementó en 300 millones de dólares, de los cuales 160 se obtendrán mediante esta socialización de utilidades bancarias. Pero aquí no queda el asunto: la misma ley pone techo a los salarios de directivos bancarios, muchos de los cuales devengan hasta 70 mil dólares, a decir de los críticos, más que muchos presidentes del mundo. Y como si lo anterior fuera poco el sistema queda obligado a rendir informe de los cuentahabientes cuando el Estado la solicite para uso tributario. 
Obviamente, el reclamo de la banca privada no se hizo esperar calificando la medida de inconstitucional, discriminatoria, y causal de un peligroso detrimento del crédito en el país, para continuar con  una furiosa arremetida contra la misma a través de los medios y correos electrónicos enviados a sus clientes en donde advertía de los riesgos de la misma y  en donde además acusaba al gobierno de darle un manejo político  al sistema financiero. El propósito es tan serio  que la Superintendencia  Bancaria de aquel país multó con 7.8 millones de dólares a cuatro de los bancos más importantes por soliviantar a sus clientes en detrimento del interés público. Lo cierto es que no obstante el aporte social que el sector hace a la Nación, aún le quedan 233 millones de dólares de utilidades, es decir un 9% de rentabilidad.
En nuestro país viene sucediendo lo contrario: lo que se socializa son las pérdidas porque las ganancias se privatizan.  Recordemos 1998 con el cuento de que se tenía que salvar el sector financiero el cual  amenazaba con irse a la quiebra, nos clavaron por decreto el 2 por mil, con la promesa que sería hasta el 31 de diciembre de 1999. Pero lo que hicieron fue aumentarlo al 3 por mil. Y  como al que no le gusta el caldo le dan dos tazas, otra ley tres años después lo elevó a 4 por mil. ¡Qué rico!
Ahora, paradójicamente quien pide a gritos que lo quiten es el sector bancario, porque para su desgracia, una vez salvados, el gobierno quedó con el gustico y lo siguió cobrando pero sin darles participación, lo que ahora sí incide, según ellos, en contra de sus intereses. Lo cierto del caso es que  mientras en Ecuador las utilidades del sector en el 2011 fueron de 397 millones de dólares, en Colombia este grupo obtuvo utilidades por 5.8 billones de pesos, lo que nos daría un aproximado de 3.222 millones de dólares. Pero,  ahora sí que  no se acuerdan cuando los pobres de este país  los salvaron de la bancarrota, y de esa mazorca millonaria de utilidades que reciben cada año no colaboran al erario ni con un grano.

 

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