martes, 9 de abril de 2013

Interbolsa manejando dineros del Tesoro Americano?

Por Armando Brugés Dávila.

Por estos días, una noticia pasó desapercibida por los colombianos relacionada con los buitres de Interbolsa. Resulta que a la intervenida y liquidada empresa se le descubrió que una filial en la ciudad de Miami denominada Interbolsa Securities, venía operando con licencia desde el 2010 en EE UU. Hasta aquí no hay problema; el asunto comienza a resultar sospechoso  cuando se descubre que el 75% de la misma pertenece a Interbolsa USA Holdings y en esta aparecen dos socios, cada uno con un 5% en acciones. El primero de nombre Steven Roy Karpel, director ejecutivo y presidente de la compañía, quien tiene un caso pendiente en la Corte de Miami Dade desde noviembre de 2001. El segundo es Farid Andrés Velásquez  Elneser, director financiero de la firma y quien hasta hace algunos años era copropietario de una empresa grabadora de música cristiana y realizadora de videojuegos e igualmente se conoció que también hizo parte de una compañía que producía videos y hacía traducciones; sin embargo, de la noche a la mañana este señor aparece convertido en director financiero de una empresa comisionista en Miami, detalles estos que no pasaron desapercibidos por las autoridades estadounidenses; pero igual, no era como para levantar ampollas, ya que en nuestro país el sector financiero nos tiene acostumbrado a cosas peores. Pero un tercer aspecto descubierto sí enciende las alarmas: según la noticia, la misma filial tenía permiso, léase bien, tenía permiso  para manejar dineros del gobierno de los Estados Unidos vía inversiones o a través de otros corredores de bolsa. Es decir, esta empresa colombiana tenía autorización oficial para negociar con recursos del Tesoro de los Estado Unidos. ¿Cómo habían podido lograr semejante gabela por parte del Tesoro norteamericano? ¿Qué clase de influencias podían tener estos señores para lograr tan preciada prebenda por parte del Estado americano? Y casi que de manera automática me encontré ubicado en el año 1988, cuando el Tribunal de la Haya condenó a USA a indemnizar a Nicaragua con 17.000 millones de dólares, dinero que a estas alturas del partido no sé si se pagó o no. La sanción fue motivada debido a que se comprobó la injerencia de Estados Unidos en la agresión a Nicaragua. Me refiero al escándalo Irán-Contra sucedido entre el 85 y 86, cuando durante la administración de Ronald Reagan, Estados Unidos vendió armas al gobierno iraní, enfrentado en ese momento en una guerra a Irak y con cuyos dineros se financió a la Contra nicaragüense que combatía al gobierno sandinista. Operaciones ambas prohibidas por el Senado de los Estados Unidos, pero que produjeron más de 47 millones de dólares que sirvieron para financiar a la Contra. Dineros que fueron manejados de manera subrepticia por un personaje que se volvió famoso en su momento de nombre Oliver North, para la época Teniente Coronel y ayudante del Consejero de Seguridad Nacional Robert McFarlane, quien gestionaba estos dineros mediante un entramado de cuentas bancarias y de entidades financieras de dudosa ortografía, para no hablar de la droga que salía en los aviones llevaban armas con el mismo propósito, esto es, financiar a la Contra nicaragüense en su empeño por derribar a la revolución Sandinista que acababa de derrocar la sangrienta dictadura de Anastasio Somoza Debayle, de quien Roosevelt dijo en su momento: “Es un hijo de puta, pero es nuestro hijo de puta”.

Ojalá que esta investigación no se pierda en el laberinto de la burocracia jurídica estadounidense.

 

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