lunes, 23 de septiembre de 2013

El premio Libertador al pensamiento crítico.


Por Armando Brugés Dávila
Hace poco en Venezuela le fue otorgado el premio "Libertador al pensamiento crítico" al sociólogo argentino Atilio Boron, ganador entre otros premios del José Martí concedido por la Unesco, por su contribución a la unidad e integración de los países latinoamericanos. Su discurso llamó mi atención en dos aspectos que resultan trascendentes. El primero de ellos tiene que ver con una frase que dijera el Libertador en el Congreso de Angostura: “Uncido el pueblo americano al triple yugo de la ignorancia, de la tiranía y del vicio, no hemos podido adquirir ni saber, ni poder, ni virtud”.  “Por el engaño se nos ha dominado más que por la fuerza y por el vicio se nos ha degradado más bien que por la superstición”. Actualmente a los pueblos no sólo de América Latina sino del mundo, se les mantiene en una total desinformación a través de un engaño mediático de proporciones gigantescas. Sobre todo en Latinoamérica. De vicios ni hablemos. Sin hacer mucho esfuerzo fácilmente se observa que entre más marihuana, cocaína y heroína producen los países tercermundistas para exportar a los grandes centros de poder, más degradados o sometidos  se muestran sus gobiernos. Coincidencias? No lo parece. El otro aspecto tiene que ver con una idea que se nos ha venido vendiendo en el sentido que Latinoamérica, es una región de quinta categoría en lo relacionado con las prioridades estadunidenses.  Y cita este politólogo el caso del Secretario de Estado Adjunto de Relaciones Interamericanas, Arturo Valenzuela, a quien en su momento al inquirírsele sobre  el golpe de Estado contra Correa en Ecuador, manifestó que al presidente Obama le preocupaban prioritariamente otros temas, caso Medio Oriente con su petróleo y su incondicional aliado Israel, siguiéndole en su orden Irán, Europa, China y en un quinto lugar América Latina. Pero todo no es más que un sofisma de distracción si tenemos en cuenta algunos detalles geopolíticos acaecidos en el área y en el mundo y en los cuales nos hace caer en cuenta Atilio Boron.  El primero de ellos, es que la primera doctrina de política exterior que produce Estados Unidos, lo hace en 1823 con América Latina, la famosa Doctrina Monroe. Luego la segunda doctrina de política exterior es de 1918 conocida como la doctrina Wilson la cual  tuvo que ver con Europa solamente; pero cuando se elabora la doctrina de contención en los años de la guerra fría, antes de que el gobierno americano firmara una serie de tratados regionales con países de Europa, Extremo Oriente y Asia, incluso antes de firmar el de la OTAN, Estados Unidos firma el TIAR (Tratado Interamericano de  Asistencia Recíproca). Todo lo anterior solo tiene una explicación a criterio del homenajeado y es que América Latina en términos de contención es más decisiva que todas aquellas otras regiones. Pero en su criterio hay una segunda razón más importante que las anteriores, se trata de la fagocitósica carrera energética del mundo industrial. En el cual América Latina y el Caribe  entran a jugar un papel definitivo y por lo mismo peligroso para ellas. La región cuenta con la mayor riqueza de recursos naturales del mundo, a saber: el,7% de la población mundial; el 45% del agua dulce del planeta; el país que dispone de las mayores reservas comprobadas de petróleo, Venezuela, que desplazó a Arabia Saudita, sin contar con las reservas existentes en Brasil, México, Colombia, Ecuador, Perú y Argentina. De igual manera sin incluir los grandes yacimientos de gas ni los grandes ríos potenciales generadores de energía hidroeléctrica. Dicho en otras palabras contamos con el fundamento del desarrollo de la economía mundial. En su área además se encuentran los 10 países que producen los minerales estratégicos que requiere la industria de la defensa estadounidense; la mitad de la biodiversidad del planeta tierra; tenemos la más alta capacidad para producir alimentos y somos, con La Amazonía, el pulmón del planeta. En mi criterio esta inconmensurable riqueza es la que resulta peligrosa para nosotros los latinoamericanos porque nos pone en el ojo del huracán de la avaricia mundial de las grandes potencias. De allí la necesidad urgente que tenemos de concretar eso que Bolívar denominó la Gran Alianza, porque de no lograr esa UNlÓN, nuevamente los intereses foráneos nos tomaran con los pantalones abajo, y la esclavitud será peor que antes, algo que la historia y nuestros descendientes jamás nos perdonarán.


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