No quisiera pasar por alto esto del Nobel a la UE por las
trascendentales connotaciones que el hecho tiene a nivel planetario, dado que
con ese acto no han hecho sino ratificar la poca vergüenza de que son capaces
los poderosos cuando quieren aparentar lo que no son ni han querido ser jamás.
Europa nació con ansias imperiales, afortunadamente para el
resto del mundo no logró consolidarse como unidad continental, si no las
consecuencias hubieran sido mucho peores para nosotros. Su egoísmo primario se
losimpidió. Sólo en época reciente, cuando se encuentra al borde del colapso
lo ha intentado, pero con lamentables resultados. Grecia, España, Portugal,
Francia, Italia, incluso la misma Inglaterra son buenos ejemplos de la debacle.
El oso radicó, primero por el auto-otorgamiento. Eso no se ve
bien ni en los juegos de niños; lo digo porque precisamente quien lo otorga es Suecia,
país perteneciente a la U.E., lo que quiere decir que era lo mismo de lo mismo.
Y segundo, por las razones a las que
apeló para justificar su concesión diciendo que lo hacía “por sus más de seis
décadas de contribución al avance de la paz y la reconciliación, la democracia
y los Derechos Humanos en Europa”, añadiendo además que “el
atroz sufrimiento de la Segunda Guerra Mundial demostró al mundo la necesidad
de una nueva Europa”. La Unión Europea no tiene seis décadas, cuando mucho dos
y mal contadas, dado que su constitución se concreta en 1993. Hablar de avances
democráticos en Europa no resulta fácil, la UE cuenta con siete monarquías, que
constitucionales o no, sus aparatos no dejan de ser monárquicos. Pero a ellas
nadie les critica y ahora resulta que son ejemplos de democracia. De igual
manera en lo concerniente a Derechos Humanos, las masivas manifestaciones que
hoy se producen en algunos de sus países integrantes parecen mostrar lo
contrario. Ahora, decir que “los sufrimientos generados por la segunda guerra
mundial le demostró al mundo la necesidad de una nueva Europa”, no es nada
fácil entender. Aquella horrible conflagración
lo que hizo fue hacerles caer en cuenta que como iban se estrellarían,
porque sus luchas intestinas les estaba impidiendo lo que unos y otros querían
pero para sí únicamente, esto es, la
gran tajada del dominio mundial. Por eso,
finalizada la Segunda Guerra Mundial se funda la ONU, en donde una de las
primeras determinaciones que se tomaron las potencias victoriosas fue la de abrogarse
la prerrogativa del derecho al veto en el Consejo de Seguridad. Pero si bien es
cierto, los países europeos en estos últimos tiempos no han peleado entre sí,
la UE ha participado en cuanta guerra se ha suscitado fuera de su territorio a
través de la OTAN; recordemos entre otras las de Irak y Libia, cuyos fondos
nacionales, que no de Hussein ni de Gadafi, valorados en miles de millones de
dólares, que se encontraban en sus
bancos, fueron confiscados, y al parecer
posteriormente desaparecidos como por arte de magia, tanto así que hoy día nadie sabe nada de esas millonarias
sumas, mientras que Europa y con ella la UE se debate en la crisis económica
más grave que recuerde su historia.
Si alguna organización merece esta distinción, ella es Suramérica.
Territorio que con la constitución de UNASUR, ha venido dando ejemplo al mundo de
cómo a través del diálogo se pueden resolver las diferencias, entre las que
podemos recordar, el conflicto entre Venezuela y Colombia y la sublevación con
qué el sector derechista de la policía ecuatoriana intento derrocar a su
presidente constitucional Rafael Correa; sin olvidar que es el único territorio
del planeta que mediante el Tratado de Tlatelolco, se ha comprometido a no
tener armamento nuclear. En otras palabras, Suramérica tiene más méritos que la
UE para un Nobel de Paz. Pero ni siquiera la propusieron.
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