sábado, 3 de noviembre de 2012


Sociedad Bolivariana y Archivo Histórico.

Por Armando Brugés Dávila.

Dadas las muchas inquietudes que generara mi artículo en torno a la suerte del Archivo Histórico del Magdalena y enterado del heroico logro de la restauración de la sede de la Sociedad Bolivariana, me embargaron dos sentimientos y se me ocurrió una respetuosa propuesta. Me embargó la nostalgia, al pensar que durante los 3 años que estuve presidiendo la sociedad no pude alcanzar tan caro objetivo, no obstante que le trabajé a dicho propósito con verdadero amor bolivariano. Recuerdo cómo de manera estoica en más de una ocasión  me tocó hacer cola, como cualquier desempleado, a políticos influyentes de la época  para que colaboraran y no tuviera la ciudad que pasar por la vergüenza de tener que devolver la sede al Ministerio de Cultura. Vergüenza porque resultaba inexplicable que Santa Marta, la ciudad en donde pasara a la inmortalidad  El Libertador Simón Bolívar, a propósito hoy más vigente que nunca,  la sociedad encargada de mantener su memoria, no contara con una sede decente en donde turistas extranjeros y nacionales, historiadores y jóvenes estudiosos de las ciencias políticas, fueran recibidos en primera instancia, antes de adentrarse al mítico mundo de San Pedro Alejandrino, dolorosamente convertido hoy en centro de agasajos y reuniones sociales privadas. Pero mis prácticas de lobby infortunadamente no dieron los frutos esperados. Sus ayudas consistieron en migajas que no servían casi que absolutamente para nada. Pero también sentí orgullo, porque estoy seguro que sin la guía de mi dilecto amigo Ramón Palacio Iguarán, presidente de la corporación, los estudiantes de la Escuela de Derecho  “Rodrigo Noguera Laborde” no hubiesen alcanzado tan importante logro.  Gracias Ramón, por haber logrado  semejante regalo para la ciudad. Ella no tendrá cómo agradecértelo y los bolivarianos siempre lo recordaremos con gratitud. Bien valdría la pena instalar allí una placa de mármol con los nombres grabados de los jóvenes hacedores de la acción popular y el tuyo como fuente de inspiración.
Asimismo la respetuosa propuesta radicaría en solicitar a estos jóvenes estudiantes, que pensaran en la posibilidad de elaborar una acción de tutela cuyo propósito ahora sería la salvación del Archivo Histórico del Magdalena. Se trata del archivo más importante del área del Caribe por su documentación, pero que gracias a la desidia de las administraciones locales, igual a como actuaron cuando se les solicito el rescate de la sede de la Sociedad Bolivariana, se está perdiendo en los cuartos del antiguo hospital San Juan de Dios, donde se encuentran tirados y sometidos a la humedad de las aguas lluvias que se filtran por sus techos. La misma situación que vivía la Sociedad Bolivariana que se caía a pedazos antes de su hermosa restauración. Esta sería una maravillosa manera de pagar una deuda moral que la  Universidad Sergio Arboleda tiene con el Archivo Histórico del Magdalena.  Santa Marta, y en este caso también el Magdalena, tampoco tendrían, como ahora, con qué pagarles semejante aporte a la cultura local y regional.

 

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