domingo, 18 de noviembre de 2012

Por qué no el Nobel a Llinás.

Por Armando Brugés Dávila.

Cuando Karl Popper, austriaco nacionalizado en Gran Bretaña,  predijo en su ensayo sobre el cerebro que los humanos nunca podríamos llegar a comprenderlo puesto que se trataba de un órgano complejo tratando de explicarse a sí mismo, el mundo científico se enmudeció. Popper era considerado en ese momento el ícono de la cultura occidental imperante. Personalmente me atrevería a decir que se trata de uno de los últimos científicos respetables con concepción dualista del mundo. Los títulos de dos de sus trabajos más importantes así lo demuestran: El yo y su cerebro y El cuerpo y la mente. El primero lo escribe en compañía del neurobiólogo John C. Eccles, con quien posteriormente trabajó Rodolfo Llinás en la Universidad Nacional de Australia.

Esta idea se mantuvo hasta el momento en que aparece en la palestra el monista colombiano, diciendo que a su parecer el cerebro sí era un órgano muy complejo, pero que él confiaba en que resultaría más inteligente que complejo. De aquí en adelante las teorías sobre el funcionamiento del cerebro dieron un vuelco total. Llinás se convirtió en la figura estelar de la Neurología: sus investigaciones eran reconocidas en todo el planeta por su originalidad y trascendencia. Sus amigos en todo el mundo no se explicaban el porqué al colombiano no se le había otorgado el Nobel de Física, no obstante haber estado nominado en varias ocasiones. Algunos colegas estadounidenses, como queriendo paliar la situación, comentaron en su momento que tal distinción no le había sido entregada debido a que su trabajo era tan extenso y complejo que resultaba casi imposible sintetizarlo.

Se dice que su legado vuelve trizas las ideas que se tenían sobre este órgano, único en el universo, al punto de generar un nuevo paradigma en cuanto al entendimiento de nosotros mismos y de la forma en que interactuamos con la realidad. Tanto así, que en este mes España le otorgará  la Medalla de Oro del Instituto de Investigación de España. Honor que sólo se le ha concedido a tres neurobiólogos, a quienes previamente  se les había concedido el Premio Nobel.

Siempre tuve la inquietud de cómo era eso de que su trabajo era tan extenso y complejo que resultaba imposible sintetizarlo; posteriormente me percaté que eso no era cierto, porque Llinás ha hecho aportaciones importantísimas al mundo de la Neurología, entre la que se puede destacar La Ley de la no intercambiabilidad de neuronas, más conocida como la Ley de Llinás. Según esta ley, las neuronas de un determinado tipo, neurona talámica por ejemplo, no pueden ser funcionalmente remplazada por una de otro tipo, caso neuronas de la oliva inferior, aun suponiendo que su conectividad sináptica y el tipo de neurotransmisor liberado sean idénticos, esto debido a que las propiedades electrofisiológicas intrínsecas son diametralmente distintas.  Hasta ese momento en el ámbito científico se aceptaba como cierto que sólo las conexiones y los neurotransmisores liberados por las neuronas determinaban las funciones; el colombiano demostró que el concepto estaba errado. Como este descubrimiento otros 15 de igual o mayor importancia han sido aportados por este hombre de ciencia al conocimiento universal.

La respuesta la dio el mismo Llinás en una entrevista concedida recientemente a un periodista en Colombia, a quien al preguntarle sobre el tema, le respondió:  “A lo mejor en Suecia se preguntarán: ¿Qué ganamos dando un Nobel de Física en Suramérica? Un Nobel de literatura es muy diferente. Un premio Nobel en Ciencias, para un país  suramericano, sería una bomba atómica”.

Como diría cualquier costeño: ¡Carajo, zipote respuesta tan clara y contundente!

 

 

 


 

 

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