Por Armando Brugés
Dávila.
La
ideología, ese conjunto de ideas fundamentales, que según la Real Academia,
caracteriza el pensamiento de una persona, colectividad o época, de un
movimiento cultural, religioso o político, ha sido un fenómeno consustancial a
la naturaleza humana en su largo y complejo proceso de socialización.
La
magia fue el primer intento del hombre por dominar la naturaleza. Con ella se
inicia un fabuloso proceso, inacabable por cierto, que pasa por Descartes y continúa con el
posterior desarrollo del sorprendente mundo de hoy, en donde el conocimiento
tecnológico-científico, alcanza alturas hace apenas 100 años inimaginables. Hoy
día, cuando la ciencia se encuentra ad portas de descubrir los misterios
físicos del pensamiento, la tecnología de punta producto y consecuencia del
desarrollo científico, es utilizada para negar fundamentos básicos del
conocimiento como tal, al ser utilizada por los adultos para generar entre los
niños y jóvenes la idea equivocada, prevaleciente hasta principio de los
tiempos modernos, que entre la fábula,
la leyenda, el misterio, los sueños, y la realidad propiamente dicha no existía
diferencia alguna. Concepción esta que sólo ha servido para fortalecer el
anacrónico dualismo filosófico. Precisamente contra esto ha luchado la ciencia
y aunque muy lentamente ha ido quitándole espacio a tal concepción, la que cada
día pierde más seguidores, pero a la que se aferran aún muchos por lo que la
lucha continúa.
Primero fue la magia, después la infinidad de dioses que
produjo el mundo antiguo, todos ellos
promocionados por sectores que al descubrir el poder que generaba el
control del mundo emocional en el resto de sus congéneres, optaron por
explotarlo en su propio beneficio. Hoy día, esos grupos, han optado por
utilizar la ciencia, la misma que los ha combatido en todos los tiempos, para
afianzarse en el colectivo humano mediante la tecnología. Para ello utilizan la
poderosa fuerza de la imagen y el sonido del cine. Exitosas producciones
cinematográficas como Harry Potter, Blanca Nieves y el Cazador y últimamente
Una Aventura Extraordinaria son tres
buenos ejemplos de esta tendencia de tratar de mantener vigentes teorías que
como el dualismo y sus secuelas ideológicas han sido construidas e impuestas en
beneficio de sectores minoritarios de la sociedad mundial.
En la última de
ellas incluso, se nota una propuesta similar a la que concretara Akhenatón en
Egipto una vez consolidado el imperio, esto es la intencionalidad de unificar
las tres grandes religiones monoteístas existentes hoy día, cristianismo,
mahometismo y el hinduismo, en una sola.
Pareciera que estuviéramos hablando de un imperio planetario. Lo triste del
proyecto radica en que el bombardeo ideológico va destinado a la niñez porque los interesados conocen perfectamente
que el mundo
emocional, ese misterioso, diminuto y complejo universo de las emociones
humanas que se encuentra ubicado en el sistema límbico de nuestro cerebro, es una
tabula ciertamente no rasa pero si muy maleable, en donde cualquier idea
inducida puede quedar grabada para toda la vida. Infortunadamente los que
controlan el aparentemente mágico mundo de la tecnología, cuentan con la
ventaja de que los fenómenos sociales son lentos tanto para aparecer como para
desaparecer. Pero también para fortuna de esta humanidad en constante
desequilibrio, la neurociencia avanza con pasos agigantados en la sustentación
y comprobación de la fundamentación monista del mundo.
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