Hoy,
iniciando año, dedico la columna a la
inteligencia samaria. Tres importantes sucesos culturales tuvieron ocurrencia
en Santa Marta este año que acaba de pasar, fruto del trabajo intelectual de
hijos de ésta ciudad.
El primero
de ellos el libro titulado "Simón Bolívar Nuestro",
autoría del amigo y vecino Armando Lacera Rúa. Se trata de un trabajo muy
bien logrado sobre la vida de Bolívar, que bien pudieran tener en cuenta
nuestros profesores de Ciencias Sociales de décimo y undécimo grado para
iniciar a estos jóvenes en el estudio de lo que fue, es y será, el pensamiento
de la figura más brillante del movimiento independentista de Suramérica y
el Caribe en todos los tiempos. Hoy, Bolívar está más presente que nunca en el
acontecer histórico Latinoamericano, dado que cada día son más los jefes de
Estados que se comprometen con este proyecto de unidad continental.
Gracias tocayo por tan excelente trabajo.
El segundo corresponde
a una serie de relatos titulado "Espejos astillados de la memoria"
cuyo autor es el amigo José Alejandro Vanegas Mejía. Consta el trabajo, de 21
relatos que efectivamente remueven nuestra memoria permitiéndonos retrotraernos
en el tiempo a una Santa Marta que ya pasó y que para bien o para mal, nunca
más volverá. Relatos como "Nuestra calle no era la 6a sino la 20"
sorprende por su detalle novedoso y a la vez histórico.
Mientras que su monólogo "El terror de los arqueros" es de un
angustioso dramatismo. Este es otro trabajo que debería llevarse a las
aulas para que nuestros jóvenes estudiantes se percaten que aún queda mucho por
descubrir y crear en este planeta.
El tercero
de ellos del amigo y también vecino Raúl Martínez Ceballos, antropólogo de
profesión y gomoso de la fotografía, quien finalizando el año tuvo una
exposición fotográfica en la Biblioteca de CAJAMAG, entidad que lo patrocinó.
Se trató de una noche especial, llena de luces y colores que brotaban de las
tomas fotográficas logradas por Raúl en la legendaria y mítica región de
la Sierra Nevada de Santa Marta. Una de las primeras fotos con que se
encontraba el visitante era la titulada
"Cañón Apacible", la cual al observarla me hizo recordar las postales
suizas que a menudo se ven en revistas y folletos de viaje y así lo comenté,
pero con la intencionalidad de dar a entender que nada teníamos que envidiar a
aquello paisajes europeos. Mi perplejidad fue mayúscula cuando me enteré
que en un concurso regional de fotografía en Riohacha, esa foto había sido
descartada por considerar que dicho paisaje correspondía a una región de suiza.
En otras palabras, de alguna manera se le acusaba a su autor de robo
intelectual. Complejo muy típico nuestro.
Se trata de
una exposición donde se hizo presente la poesía, "Kactus Cabeza de
Obispo" no es sino eso, un poema hecho fotografía; también hay protesta
como lo demuestran “Últimas taguas de la Tagua” y “Tala en el rio Ariguaní”.Y
aunque todas tenían su encanto, tres de ellas llamaron poderosamente mi
atención: la anteriormente comentada “Cañón Apacible”, "Kactus
Cabeza de Obispo" y "Solidaridad". Esta última, personalmente la
considero la joya de la Corona. Su mensaje humano de trabajo colectivo es
impresionante y de la toma en sí ni se
diga, se trata de un momento captado de
manera tal que parece un acto de magia con fundamentación universal.
Felicitaciones al amigo y vecino.
Y a
propósito, con estos trabajos nuestro barrio Taminaka se pone, al menos por
ahora, a la cabeza del movimiento cultural de la ciudad. Enhorabuena vecinos.
Feliz Año 2013
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