Es por lo menos extraña la manera como se comportan los líderes
del poder mundial y no es que me guste en lo más mínimo lo realizado por el estado de Corea del
Norte, con eso de explotar, en plan de experimento, una bomba nuclear. Resulta
absurdo que casi dos millones de años después de haber logrado su estructura de
tal, el ser humano solo piense en autodestruirse, sin llegar a imaginar que la
vida como entidad individual es algo irrepetible en el universo y por tanto merecedora
de un respeto superior. Matar por poder, es una aberración de la especie que no
ha tenido ni tendrá justificación alguna, pero tampoco la tiene el cretinismo, con que algunas potencias en
aras de unos ideales en los que ni ellos mismos parecen creer, acostumbran a
asumir para convencernos de que actúan por encima de cualquier interés, mientras
muestran profundas incoherencias entre lo que dicen y lo que hacen.
En el Consejo de Seguridad de la ONU, nos encontramos con que
sus miembros son de dos clases, los
permanentes y los temporales. La primera la conforman cinco naciones, a saber;
la Federación Rusa, la República Francesa, el Reino Unido, la República
Popular China y Estados Unidos. La segunda o temporales en cambio son electos
por un periodo de dos años y actúan como representantes regionales. Pero
mientras Asia con 4.500 millones de habitantes tiene tres representantes, África con 1.000 millones tiene dos, América
Latina con 577 millones tiene dos, pero Europa con 835 millones, resulta
beneficiada con cinco, dos en el Consejo de seguridad y tres más, uno por la
llamada Europa Oriental y dos más en
representación de Europa Occidental. Cada miembro de este Consejo tiene un voto
y las decisiones deben contar por lo menos con nueve votos. A esto se le añade
un detalle y es que los miembros
permanentes gozan del derecho a veto. Esto es, que una vez aprobada una
resolución por la plenaria de la ONU y la misma resulta vetada por uno de los
miembros permanente, automáticamente la
misma queda anulada. ¿Entonces de qué democracia estamos hablando?
En lo que tiene que ver con las armas nucleares, recordemos
que en el año 1996 la ONU aprobó el
Tratado de Prohibición Completa de los Ensayos Nucleares, con la condición de
que para que pudiera entrar en vigor la misma debería ser ratificada por los 44
estados que disponían de armas o de reactores de ese tipo. Dieciséis años
después se sabe que 183 países la han firmado, pero solo 159 lo han ratificado,
de las cuales 36 cuentan con tecnología nuclear, incluidas tres potencia con arsenal nuclear Rusia,
Reino Unido y Francia. En tanto que Estados Unidos y China lo firmaron
pero no lo han ratificado, al igual que Egipto, Irán e Israel. Pero incluso hay
países como Pakistán e India que no forman parte del tratado y Corea del Norte que se retiró del mismo
en 2003. En lo que concierne a USA, su presidente Obama ha mostrado intenciones
de querer firmarlo, pero en el Senado los republicanos no le jalan y punto.
China por su parte manifiesta, con algo de razón, que mientras Estados Unidos
no la ratifique ella tampoco lo hará.
Entonces surge la pregunta: ¿Con que autoridad moral
pretenden estos países ser los jueces de una política, que no obstante surgir
de un mandato de las Naciones Unidas, de la cual son miembros privilegiados, se
dan el lujo de no ratificar valiéndose
de argucias infantiles? Se necesita ser muy cara dura para asumir una actitud
como la de USA y China, regañando y
condenando a Corea del Norte por incumplir un mandato que ellos mismos se han
negado a ratificar. Parece que la vergüenza no sólo se ha perdido en Colombia.
armandobrugesdavila@gmail.com
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