sábado, 3 de agosto de 2013

La importancia de Mercosur en la geopolítica mundial.

Por Armando Brugés Dávila.

En este mes  se realizó en Montevideo la XLV Cumbre de Presidentes del Mercosur, entidad que de acuerdo con los expertos tiene un Producto Interno Bruto de 3.3 billones de dólares, una cifra que representa un 82% del PBI de Suramérica, abarca aproximadamente unos 13 millones de kilómetros cuadrados y su población representa el 70% de América del Sur, es decir que de sus 270 millones de habitantes, siete de cada diez son ciudadanos de Mercosur. Además, se comienza a perfilar, según los expertos, como la zona económica y la plataforma industrial más dinámica, competitiva y desarrollada del hemisferio sur. Actualmente es el cuarto bloque económico del mundo y si se tiene en cuenta  el PBI nominal, se le considera la quinta economía mundial. Como se puede ver, es algo como para no ignorar. Pero se ignora.

Ahora que todo tiene su explicación. Mercosur se inició bajo el amparo del neoliberalismo. Dos países la conformaron en 1988: Argentina con Raúl Alfonsín y Brasil con José Farney. Ocho años después, en 1996 pasan a formar parte de la misma Paraguay con Juan Carlos Wasmosy y Uruguay con Julio María Sanguinetti. Como se puede ver, la lentitud con que se iba conformando era angustiante. Mientras tanto, en el 2001 asume la presidencia de Estados Unidos George Bush y como Secretario de Estado Colin  Powell, este último  de entrada se hizo notar por su agresiva política exterior. Es conveniente recordar que Powell es de origen jamaiquino. Entonces no se equivoca la filosofía popular cuando dice que no hay peor cuña que la del mismo palo. En Suramérica mientras tanto comienzan a surgir gobiernos de izquierda; en el 99 Chávez en Venezuela, en el 2003 Lula en Brasil y Kirchner en Argentina, en 2005 Tabaré Vásquez en Uruguay y en 2008 Lugo en Paraguay.

Es bueno llamar la atención sobre el hecho que la primera avanzada en el sentido de lograr un área de libre comercio de las Américas por parte de Estados Unidos no es nueva. Se trata de un viejo y anhelado proyecto que casi lograron concretar entre 1889 y 1890, en la Primera Conferencia Panamericana, a lo que se opusieron con vehemencia Argentina  y Cuba.  El nuevo intento se inicia en 1994 con la entrada en vigor de los TLC. Ya en 1995, Colin Powell, Secretario de estado, manifestaba claramente las intenciones de su gobierno cuando decía: “Nuestro objetivo con el ALCA es garantizar a las empresas norteamericanas el control de un territorio que va del Polo Ártico hasta la Antártica, libre acceso sin ningún obstáculo ni dificultad para nuestros productos, servicios, tecnologías y capital en todo el hemisferio”.  Como bien decía un cienaguero agudo: Todo pallare nada pacare. Allí no se mencionan obreros, campesinos, mineros ni pescadores de Latinoamérica. Pero las cosas venían cambiando. Lentamente, pero cambiaban. Se da entonces la IV Cumbre de las Américas en Mar del Plata. Allí los países de Mercosur, Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay más Venezuela, en un hecho histórico sin precedentes impiden que en el documento final de la Cumbre se mencione una reapertura del Alca. A partir de entonces, Mercosur se abre de la tutela norteamericana y países como Ecuador, Bolivia, Surinam y Guyana inician procesos para convertirse en miembros plenos, en tanto que países como Chile, Colombia y Perú han mantenido su estatus de asociados. Curiosamente, estos tres últimos países junto con México, deciden en 2011 conformar la Alianza Pacífica, lo que algunos analistas consideran un intento del gobierno estadounidense  por detener a Mercosur y revivir el Alca, de allí el silencio de algunos medios continentales al respecto.

Lo cierto del caso es que mientras entidades como la Comunidad Andina de Naciones o el Alca, permiten a los países miembros, por ejemplo,  negociar individualmente, en Mercosur esto no es posible porque se rompería el arancel externo, allí sólo se dan negociaciones de bloque a bloque, como lo propone la lógica comercial. Según Mauricio Reina, de Fedesarrollo, el ingreso de Venezuela al Mercosur no le conviene a Colombia por la competencia que se viene con Argentina y Brasil en lo que a similitud de productos a vender se refiere, alimentos y manufacturas livianas.

Sólo el tiempo nos dirá en que terminará esta batalla macroeconómica en la que está en juego la estabilidad continental y de pronto mundial, teniendo en cuenta los valores de riqueza energética y alimentaria que se comprometen.

 

 

Artículo publicado en El Informador de Santa Marta, Colombia, el 3 de  Julio de 2013.

armandobrugesdavila@gmail.com

 

 

 

 

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