Por Armando
Brugés Dávila.
En un país
con sesenta años de guerra fratricida y con una maquiavélica tendencia cultural
de intolerancia social, no era siquiera previsible un comportamiento semejante.
Hoy, tomo la determinación de escribir sobre el
percance sucedido a nuestro futbolista Radamel Falcao, en el sentido que fue lo
mejor que le pudo haber pasado a nuestro compatriota y coterráneo y a nuestro país, porque con ello el mundo
pudo conocer las dimensiones humanas no sólo de este hombre latinoamericano y
caribeño, sino del colombiano como ser humano. Con Falcao borramos de un
plumazo ante la faz del mundo, ese cliché de bárbaros asesinos que hace rato
nos viene acompañando y por el cual somos tan mal vistos y recibidos en los
aeropuertos del mundo.
En aquel
momento, gran parte de la hinchada colombiana y mundial se fue lanza en ristre,
incluida amenazas de muerte, contra el futbolista Soner Ertek, defensa del
equipo aficionado Chasselay de la cuarta división francesa de futbol, autor de
la lesión que podría impedir al colombiano su participación en el Mundial de
Brasil. Aquél, entre desconcertado y
aterrorizado por las amenazas e insultos que le llegaban por Internet,
manifestaba que “si pudiera volver atrás, habría sido un gran placer dejarle
marcar el gol más que impedírselo”, señalando además que le hubiera gustado presentar sus excusas
a Falcao y a su gente, pero que le había
dado vergüenza y que cuando se decidió
visitarle, ya el jugador se había marchado; seguramente, pienso aquí entre
bambalinas, que el temor a la reacción del lesionado, que además de gravemente
perjudicado era colombiano, esto es, un amamantado en la violencia, tuvo que
haber jugado importante papel para que esta visita no se realizara.
Pero
contrario a todo lo esperado, Falcao sorprendía al inhumano mundo de la
competitividad dolarizada, con unas declaraciones que lo dimensionan como un
grande del deporte mundial. La sorpresa y alegría de Ertek debió ser mayúscula,
cuando en su cuenta twitter recibió un mensaje del colombiano en que le decía:
“Soner Ertek, gracias por tus mensajes. No te culpes por lo sucedido, son
accidentes del futbol.” Y por los medios le mandó un saludo de paz y
tranquilidad, afirmándole que él no tuvo
la culpa de la lesión y que la gente debía tener un poco de piedad con él. Se
trataba de una lección de sensatez y
mesura digna de mejor suerte. Una lección de tolerancia de la más alta calidad
humana, que debió ser aprovechada por
los que participan en el proceso de paz en La Habana, como ejemplo digno a
imitar, no sólo en el interior mismo de la mesa de diálogo, sino en el cerebro
de los 40 millones de colombianos, que de acuerdo o no, están de alguna u otra
manera involucrados en dicho proceso.
Pero no fue así; como siempre, fueron otros los que le dieron la dimensión que
tenía el suceso. Fue el Consejo Nacional de Ética de la Federación Francesa de
Futbol, la que en declaración pública felicitó al futbolista colombiano, de
quien se refirió diciendo: “Sus declaraciones plenas de prudencia y
moderación, muestran que más allá de su calidad excepcional de jugador sobre el
terreno, es un ejemplo a seguir también fuera.”
Creo que se
quedaron cortos; pero resulta realmente triste, que sea en el extranjero en
donde se le haya dado el valor que merecía el gesto del colombiano, cuando aquí
necesitamos tanto de estos buenos ejemplos de prudencia, moderación y
tolerancia. Radamel Falcao resultó inmenso como persona y si la prensa
internacional alguna vez llegó a decir, que si Pelé hubiera metido aquel gol en
un partido de Copa Mundo, cuya pelota pasó rozando el vertical después de tres
o cuatro espectaculares gambetas, se hubiera hecho merecedor a una estatua in
situ, a Falcao se la vamos a tener que hacer los samarios al lado del Pibe,
pero no por futbolista, que méritos tendría para ello, si no por su calidad
humana.
Excelente tu artículo. Lo comparto plenamente por ecuánime y ponderado, ademas, repleto de esa especial sensibilidad humana que tu tienes.
ResponderEliminarRoger Capmartin Retat
Muy bueno y una gran realidad de nuestra Historia, generalmente no somos profeta en nuestra tierra.
ResponderEliminarMuchos recuerdos.
Tolerancia
ResponderEliminarRespeto ante todo Falcao (:
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