Por Armando Brugés Dávila.
Resulta que en
la India, el gobierno se amarró los pantalones y tomó la determinación que
cuando los medicamentos resultaran muy caros, las transnacionales dueñas de las
licencias, para que los mismos pudiesen ser comercializados en aquel país, deberían
firmar una licencia a favor de una farmacéutica india que se encargaría
de producir los genéricos de dichos productos, sobre todo, con fármacos
relacionados con tratamientos de cáncer, VIH y diabetes, con lo cual los mismos
se abaratarían de tal manera que se volvían asequibles a los sectores más pobre
de la población.
En el caso
concreto que se cita, se trata de un medicamento para combatir el cáncer de
hígado y riñón, pero con precio exorbitante, por lo cual el gobierno indio le
exigió a la transnacional Bayer firmar una licencia de fabricación y venta a
una compañía de genéricos que se encargaría de producirlos y distribuirlos, con
el compromiso que sobre esa venta, la Bayer recibiría el 6% de utilidades por
el sólo hecho de aportar la licencia, y Bayer obviamente podría producir su
producto “original” al precio de mercado internacional. Pero la propuesta a la
transnacional no sólo le pareció un insulto a la “investigación”, sino una
afrenta a la empresa y seguramente un abuso de poder por parte del Estado
indio, al punto que Marijn Dekkers, consejero delegado de la farmacéutica
alemana, durante un foro de la industria farmacéutica en Londres manifestó: “Se
trata de un producto caro. No creamos medicamentos para pobres sino para
quienes puedan pagarlos”, precisando además, que ellos como productores no
hacían esos fármacos para un mercado como el indio. Honestamente, tenía que
decir que ellos (la Bayer), lo producían para los pacientes de occidente (léase
Estados Unidos y Europa) que lo podían
comprar. ¡Habrase visto semejante despropósito humano! Se necesita ser muy
caradura y desvergonzado para hacer semejante afirmación en público. Se perdió
el pudor ante lo que debe ser más sagrado a la especie: la vida.
El señor no
aclaró que, aunque caro puede ser su precio de venta, su valor de producción
puede no serlo, a lo que muy seguramente hubiera respondido, que nadie se
imaginaba las inmensas inversiones de capital que las transnacionales debían hacer
durante el proceso de investigación, lo cual es muy relativo. Personalmente
estoy por creer que más costoso les resulta el lobby, incluidos congresos y
auditorias de mercado in situ, que hacen a los especialistas en el planeta para
que promuevan la venta de sus productos, que la inversión en laboratorios de
investigación propiamente dichos.
Veamos si no
resulta aberrante el asunto. Según reseña El Mundo de España, la primera
empresa que consiguió una de estas licencias fue Natco Pharma, empresa india fundada
en 1.981 en la ciudad de Hyderabad, dedicada a la industria farmacéutica de
genéricos, que desarrolló el genérico Nexavar (sorafenib), un anticancerígeno
registrado por Bayer, pero lanzado al mercado por Natco Pharma en calidad de
genérico con un valor inferior en un 97% menos que el original. De qué valores
estamos hablando? Recordé entonces la última gestión económica realizada por el
indio Evo Morales, como despectivamente lo llaman sus detractores, con una
empresa brasilera en lo relacionado a una planta extractora de gas. Allí quedó
claro que el 85% de las utilidades sería de Bolivia; que del 15% restante que
era de la empresa extranjera, 7% lo sería durante 10 años, como pago de la
inversión en equipos hechos por la empresa, pero que a partir de ese tiempo,
dicho 7% pasaría al Estado boliviano, quedando entonces el país con el 92% de
las utilidades de la explotación. Esto se llama negociar de buena fe.
Pero estos
dignos representantes del capitalismo salvaje de la Bayer, pareciera que
gozan con el dolor y sufrimiento de millones de seres pobres que en el mundo
carecen de medios para comprar sus costosos productos y lo único que se les
ocurrió fue demandar el caso ante el Tribunal Superior de Justicia de Bombay.
Es decir: los muy cínicos se sienten robados, después de haber aceptado los
términos de la negociación que a bien tuvieron de firmar.
Y pensar que nuestros Gobernantes como ocurrió con el flamante Ministro de Salud de Uribe, solo se preocupan por otorgar las Licencias a los fabricantes sin exigirles nada a cambio, hasta el punto que medicamentos para enfermedades terminales, tienen aquí los precios mas altos del mundo. Roger Capmartin R.
ResponderEliminar