Por
Armando Brugés Dávila
Algún
analista optimista o muy torcido llegó a expresar en su momento que el tratado
de libre comercio entre Estados Unidos y Colombia no tenía ningún problema
porque teniendo diferentes fines esto permitía que “en cierta forma”, sin
aclarar cual, “los dos países se favorecían”.
Lo cierto es que alrededor del mismo se dieron situaciones muy curiosas
que permiten pensar lo contrario en cuanto a beneficios. Los sindicatos
estadounidenses, por ejemplo, no estaban
de acuerdo con la firma de dicho tratado, para ellos el problema era
otro, era de competencia. Hay un momento en el proceso en que de manera por
demás sospechosa los que llegan a hacer lobby para que el congreso
estadounidense lo apruebe son nada más ni nada menos que Microsoft, Coca Cola,
General Motors y Wal-Mart. Estos cuatro monstruos de la economía mundial le solicitaron
al congreso, mediante documentos escritos, aprobaran dicho tratado. Y ahí si
como dice la filosofía popular, de eso tan bueno no dan tanto. Es más el
partido republicano, es decir la derecha americana, en la campaña electoral de 2008 tuvo esa aprobación como bandera de campaña, seguramente para atraer el
voto de los sindicatos, en tanto que el candidato demócrata Obama se mostraba
reacio a la misma dado que según él, en
Colombia los derechos humanos del sector sindicalista estaban siendo
vulnerados. Pero como todos recuerdan no pasó mucho tiempo para que su asesor de
campaña en Asuntos Hemisféricos saltara a la palestra manifestando que dada la
importancia de Colombia para los intereses de los Estados Unidos el candidato
Obama no tendría ningún problema para entrar a revaluar su posición en lo
concerniente a la firma de dicho tratado. Es decir comenzó a echarle aceite de
coco al problema.
En el
país mientras tanto, nunca se hizo una consulta popular como era lo indicado,
solo se levantaron voces aisladas a
favor y en contra del mismo. Mientras el presidente de Analdex, por ejemplo,
decía que “era claro” que en términos generales el país ganaba con la firma del
TLC dado que se interpretaba como un contrato de estabilidad en las reglas del
juego con su principal socio comercial; el senador opositor Jorge Robledo,
manifestaba que el tal tratado solo
generaría más pobreza y él solo generaría utilidades para Estados Unidos. Todo apunta a que el senador
Robledo tenía razón, al punto que el mismo gobierno aceptó que con la entrada
en vigor del tratado algunos sectores ganarían pero otros se verían afectados.
Se sabía de antemano que el sector agropecuario y el sector salud serían los
grandes damnificados. En lo que respecta
a salud las concesiones otorgadas en el tratado fueron de tal magnitud que las
transnacionales farmacéuticas estadounidenses superaron los estándares de
protección otorgados por la Organización Mundial de la Salud.
Lo anterior explica en parte el paro agrario
nacional indefinido que comenzó el lunes pasado, de allí que uno de sus
principales puntos sea el denunciar la injerencia de los Tratados de Libre
Comercio (TLC) en el sector agrario que ha traído como consecuencia la ruina de
los campesinos al tener que vender sus productos por debajo de los costos de
producción y su consecuente migración hacia los sectores urbanos en donde no
los espera sino la mendicidad como ha venido sucediendo en otras latitudes del
continente. Con justa razón el senador Jorge Robledo, manifestaba en alguna
ocasión, refiriéndose al tema que se trataba de un acuerdo entre “mula y
jinete”. Según él la cuestión era muy sencilla; vender un par de zapatos en
Nueva York implicaba para el productor colombiano competir y derrotar a la
supereconomía exportadora china. Más claro imposible.
Hace rato
en este país se está jugando con la candela del descontento social y ello no es
bueno porque cuando éste se sale de madre el peligro que corre la sociedad es
altísimo.
Excelentes y muy acertados comentarios que no le gustan para nada a la ultraderecha de nuestro país, puesto que, cosa rara, ellos en su gran mayoría son los beneficiarios de esta clase de negocios donde solo los muy ricos salen favorecidos. Cuidado te "mandan picar" por subversivo y terrorista. Roger Capmartin Retat
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