Por Armando
Brugés Dávila.
Para nadie es un secreto que la reserva moral de la humanidad reposa en su
juventud y el mundo estudiantil se comienza a sofocar a nivel planetario.
Francia y España son dos buenos ejemplos en Europa y Perú, Chile, y México son
buenos ejemplos en América. Incluso Colombia en donde la juventud universitaria
además de pedir reivindicaciones estudiantiles, da ejemplo de solidaridad
humana al repudiar acciones como el horrible asesinato en Bogotá del indigente
conocido como Calidoso y rechazando
contundentemente los insultos de tipo discriminatorio que hiciera un compañero de
la Universidad Cooperativa de Ibagué a raíz de la tragedia sucedida en Fundación.
No me atrevo señalar a Venezuela, en donde la situación estudiantil es por lo
menos diferente a las anteriores; en las
primeras, las protestas giran en torno a procurar la gratuidad de la misma, en
tanto que en el hermano país los que protestan son los estudiantes de las
universidades privadas en compañía de
personas de dudosa reputación y lo hacen en procura de unas libertades y
derechos no muy claros que digamos, pero en ningún caso por las gratuidad de la
misma, dado que allí la educación oficial es gratuita desde el preescolar hasta
la Universitaria. La situación por Asia
y África no es que anden sobre ruedas;
por allá también se están cociendo habas.
En Estados Unidos mientras tanto, lo que fue se les metió al rancho, al
punto que hace unos pocos días, nada menos que la Directora del Fondo Monetario
Internacional, Christine Legarde, se vio en la penosa necesidad de tener que
renunciar a llevar la palabra en la ceremonia que realizaría The Smith College,
prestigiosa universidad femenina de Massachusetts, con motivo del fin de curso.
La razón: un grupo de estudiantes utilizando Internet se opuso a su
intervención, aduciendo que el FMI “se había dedicado a promocionar al
imperialismo económico y al patriarcado cultural que oprime a las mujeres de todo
el mundo”, acusándolo además, de ser el primer responsable del fracaso de las
políticas de desarrollo en los países pobres. Y aunque insisten en respetar los
logros de la señora Lagarde como líder femenina en el mundo, manifestaron sin
tapujos que no desean ser representadas por una persona, “que ha colaborado con
sistemas que ellas han aprendido a combatir.” Pero las cosas no quedaron allí;
algo similar aconteció con la exsecretaria de Estado de George W. Bush,
Condoleezza Rice, quien había sido invitada
por la Universidad de Nueva Jersey. Estamos hablando de un centro
universitario con una tradición que data de 1871; de allí salió Margaret
Mitchell, la autora de la novela “Lo que
el viento se llevó” y Betty Friedan, importante representante del actual movimiento
feminista en Estados Unidos. A esta invitación también se opusieron los
estudiantes, aduciendo el papel que dicha señora jugó en la destrucción de
Irak. Ante semejante situación, la señora Rice se vio también obligada a
renunciar a su participación en el acto.
Ahora falta ver qué sucederá con la determinación tomada por la ortodoxa y
muy conservadora Universidad de Harvard, considerada hoy por hoy el centro universitario de las elites del
mundo. Esta universidad acaba de otorgarle
el premio “alumni achievement awards”, que se otorga al alumno con
trayectoria sobresaliente, al disidente venezolano Leopoldo López por su
“apoyo a la democracia y transparencia en Venezuela”. Determinación, que
si analizamos críticamente, tiene más de política que de académica, ya que el
propósito del premio creado en 1997,
señala específicamente que será “para reconocer a exalumnos con más de seis
años en sus carreras tras concluir sus estudios, que “hayan mejorado de manera
significativa la condición humana a cualquier nivel (local, estatal,
provincial, nacional o internacional). Como se puede observar, la motivación
para otorgárselo al señor, no coincide con lo planteado en los fundamentos del
premio. A él se le otorga por apoyar la democracia y transparencia en su país,
pero el premio dice “haber mejorado de manera significativa la condición
humana”; es decir, hace referencia a una mejora físico-afectiva en los seres
humanos, no a niveles de ideología política, porque cuando dice “ de cualquier
nivel” se refiere a otro asunto.
Infortunadamente, la noticia no deja claro en qué momento se entregará el
premio, pero trataremos de enterarnos de lo que allí suceda ese día. Lo
interesante es que, la juventud estudiantil está pidiendo su espacio de
participación en las grandes transformaciones sociales del presente siglo y
ello resulta una muy buena señal.
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