domingo, 30 de septiembre de 2012

La insensatez puede ser la destrucción de Venezuela.


Por Armando Brugés Dávila.

Desde que comenzaron los primeros escarceos de las elecciones en Venezuela, se comenzó a notar una cierta tendencia a  querer deslegitimar las elecciones, si el ganador resultaba siendo el candidato Chávez; todo como consecuencia de un supuesto fraude en el proceso electoral. Es más, hace pocos días escuché al candidato Capriles, manifestar que sus partidarios estaban organizando grupos que saldrían a las calles  si el gobierno no quisiera reconocerles el triunfo, dejando con ello un peligroso manto de dudas sobre la seriedad del Consejo Nacional Electoral (CNE) de Venezuela,  que pudiera servir para justificar  a la larga el surgimiento de focos de violencia al interior del país que en nada bueno podrían terminar.

Hasta donde tengo conocimiento, una “misión de acompañamiento” fue solicitada a UNASUR por el gobierno venezolano, para seguir los comicios, la cual se encuentra integrada por funcionarios judiciales y magistrados altamente calificados de diferentes países, lo que le da garantía de imparcialidad y confiabilidad. De igual manera, la presidenta del ente comicial venezolano informó sobre la presencia de representantes de la Unión Africana de Naciones, además de unas 157 personalidades invitadas, que también servirían de garantes del proceso. En reciente visita, el titular de la misión de acompañamiento de la Unión de Naciones Suramericanas manifestó: “el sistema electoral venezolano es altamente confiable en todos los sentidos posibles. Tanto así, que las últimas cuatro elecciones se caracterizaron por la transparencia, donde nadie discutió los resultados y no se cantó fraude, gracias al sistema electoral que no permite que lo haya”.

Pero si lo anterior no fuera suficiente, nos encontramos con que  el ex presidente estadounidense Jimmy Carter, en un conversatorio anual en el Centro Carter, fundación presidida por él, aseveró que el proceso de elección en Venezuela era el mejor del mundo, conclusión a la que había llegado, según él, después de haber monitoreado más de 90 comicios en diferentes países del globo. Allí felicitó a Venezuela  por contar con semejante automatización de votación capaz de arrojar una boleta en físico y facilitar la verificación de los resultados. Y terminó llamando la atención en el hecho de que mientras en América Latina, los procesos comiciales habían mejorado ostensiblemente, en su país, éste  ha ido poco a poco siendo amordazado por un  cordón financiero que lo ha convertido en uno de los más corruptos del mundo, debido a la excesiva entrada de dinero, mediante las eufemísticamente denominadas “donaciones anónimas”.

A la declaración del señor Capriles, se le suma el sospechoso hecho de que dos encuestadoras venezolanas aparecen en estos días dando un empate técnico entre Chávez y la oposición, y esta es las que nos hacen conocer los medios locales. Más de una, entre nacionales e internacionales le dan al primero una ventaja hasta de 20 puntos, razón por la cual bien podemos pensar que algo se está cocinando entre bambalinas. No olvidemos que Venezuela posee la reserva petrolera más grande del mundo y que los super desarrollados centros de producción mundial requieren tanto de este combustible que están dispuestos a lo que sea para obtenerlo. Irak y Libia, sin olvidarnos de Siria e Irán,  son unos ejemplos muy concretos y recientes. La oposición venezolana no puede cometer la necedad de hacerle el juego a las grandes transnacionales,  coadyuvando a  convertir a su país en otro horno crematorio de guerra planetaria, en donde ellos sólo tendrán derecho a poner los muertos y a aportar la destrucción física de su patria, la misma por cuya independencia y soberanía  dieron su vida Bolívar y Sucre. Hacerlo, no les daría derecho sino al mísero título de traidores. Sólo aspiro a que esa oposición, a la que considero valerosa por el simple hecho de serlo, sea más inteligente que tonta.

 

 

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