sábado, 6 de julio de 2013

Declaraciones del Mindefensa.

Por Armando Brugés Dávila.

Para buscar la explicación de cualquier hecho político y éste lo es, hay que buscar a quién beneficia. La verdad, que  a mí personalmente no me convence el cuento de que el acuerdo de cooperación con la OTAN, más que una amenaza, pueda ser una oportunidad que se deba aprovechar, como repite un comentarista en un periódico de circulación nacional. Comenzando por  el bache del presidente Santos, quien inició el asunto diciendo que la intención de Colombia apuntaba a ser miembro de la OTAN, pretensión que la misma entidad salió a aclarar como imposible, informando a continuación, que lo que se estaba preparando era un acuerdo con el país suramericano, que “permitiría el intercambio de información clasificada entre la Alianza y Colombia”.  Vaya a saberse a qué tipo de información se estarán refiriendo, con eso de clasificada.
El Ministro de la Defensa,  respaldado obviamente por el vicepresidente de la OTAN Alexander Vershbow, dice que no se trata de un acuerdo que se enmarque  dentro de ninguno de los programas estructurados por la Alianza en el pasado, tales como la Alianza por la Paz, la iniciativa de Cooperación de Estambul o el Diálogo Mediterráneo, con los cuales se buscaba acercar a miembros de la Cortina de Hierro, del golfo Pérsico o del sur del Mediterráneo, respectivamente, para incluirlos  en las prácticas que en materia de seguridad y defensa desarrollaba la OTAN. Lo cual resulta apenas obvio, pues en este caso se trata de atraer a miembros de la América Latina y el Caribe. Pero no, se nos dice eufemísticamente que se busca es crear instrumentos puntuales y específicos con terceros Estados “alrededor del mundo” (las comillas son nuestras) en lo relacionado, por ejemplo, con capacitación de personal civil y militar. Luego…, es que pensamos seguir guerreando? Igualmente se busca la participación en misiones, pero no de combate sino en otras “funciones”?. Espionaje cibernético o algo parecido? Como también desarrollar de capacidades conjuntas en materia de atención a personal herido en combate? Será que nos proponemos sudar camisas ajenas de guerras en las que no tenemos nada que ganar y sí mucho que perder sobre todo en lo relacionado con el personal de salud del que tanto carecemos para atender a nuestros propios nacionales? De otra parte, dice el Ministro que Colombia se muestra interesada en mostrar su “experiencia” en materia de lucha contra el narcotráfico, y hace bien en hablar de experiencias porque de resultados pocón, pocón. El aparato narco-militar está intacto, como en sus mejores tiempos. De igual manera, dice nuestro Ministro de Defensa que el gobierno  está interesado en aprender de la OTAN, experiencias en materia de  “integralidad” (?), transparencia y anticorrupción. Eso de integralidad dice tanto que no dice nada; ahora, que cuando se habla de transparencia y anticorrupción me pregunto: Estaremos hablando de la misma entidad a la que me referí en un artículo publicado en este mismo periódico el 8 de junio pasado titulado, Política terrorista en la OTAN? en donde  entre otras cosas escribí: “Según Kramer, todo apunta a que de estas operaciones de la red terrorista, (que operaba en Europa contra todo lo que oliera a izquierda) conocían los servicios de inteligencia de Bélgica, Estados Unidos, Luxemburgo, Alemania y la mismísima OTAN, en donde al parecer se planificaba todo”. Luego, de dónde transparencia y todo lo demás. Es más, una fuente de la organización, a la que no identifican,  dijo que “el acuerdo sería un precursor para cualquier cooperación futura posible con Colombia que los aliados desarrollen a través de la OTAN”.
Realmente cada país tiene derecho a hacer de su capa un sayo, pero también tiene obligaciones que respetar, como es el caso de los  compromisos adquiridos y en este caso, el gobierno colombiano no debe olvidar acuerdos como el Compromiso de Paz, Seguridad y Cooperación de 1989, la Declaración del Mercado Común del Sur de 1998, que declaró a Suramérica como zona de paz, similar al suscrito en el 2000 por UNASUR. Además de otros compromisos que como lo manifestara el presidente de Bolivia recientemente, apuntan a crear una zona libre de armas nucleares, de bajo costo militar y comprometida con el desarrollo social y no con la guerra. Ojalá no tengamos que arrepentirnos de este paso.

 

 

 

 

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