martes, 16 de julio de 2013

Desesperados todo nos sale mal.

Por Armando Brugés Dávila.

Por estos días escuchaba con estupor y dolor de patria a una comentarista radial de una cadena nacional expresar sin rubor alguno que al presidente de Bolivia, le había pasado lo que le pasó en Europa por sapo. Haciendo referencia a la actitud, por demás valiente, que asumiera Evo Morales en relación con el caso Snowden al manifestar que le hubiera gustado que el joven de la CIA hubiera pedido asilo a Bolivia. Qué lástima que como latinoamericanos tengamos tan baja auto estima.  A veces pareciera que ni supiéramos que lo somos.
Incluso la manifestación de la Presidencia y de la Cancillería colombiana para el caso del cerco aéreo a que fue sometido el primer mandatario boliviano fue excesivamente diplomática, por no decir fría, distante. Esto no resulta extraño en un país donde el presidente por razones que ignoramos, mientras  no se puede reunir con los campesinos de la zona del Catatumbo, en donde el balín está bajito con cuatro muertos en línea y el orden público descuadernado, sí lo hizo, casi que de inmediato, con los taxistas de Bogotá a raíz del asesinato del agente estadounidense, caso este que fue resuelto en menos de 72 horas con órdenes de extradición incluidas.
Cuando se quiere hacer referencia a una persona que no hace sino embarrarla, en la filosofía popular se dice, que anda como la mosca que en donde se para la … Y esto es lo que parece estar  sucediéndole, de un tiempo a esta parte,  a algunas potencias interesadas en el control de la política mundial. A raíz de la actitud insurreccional de algunos países en América Latina, el establecimiento mundial comenzó a implementar medidas para contrarrestar  semejante, para ellos, despropósito. El primero fue el golpe de estado en Venezuela en el 2002 cuyo objetivo era derrocar al “inmamable” de Chaves, pero el resultado les fue adverso. Hugo Chaves salió más fortalecido que nunca. Luego viene Honduras, en el 2009, que significó el derrocamiento del presidente constitucional Manuel Zelaya, quien había sido elegido por el partido liberal. Cuatro años después Zelaya no solo tiene partido propio llamado Libertad y Refundación, con mayorías indiscutibles, sino que además las encuestas  permiten dar a su candidata, su propia esposa, como segura ganadora de la contienda electoral próxima a realizarse en aquel país.  Luego tocó el turno a Ecuador, en donde en el 2010 una asonada de un sector de la policía se convierte en detonante para un intento de golpe de estado, pero vuelven a fallar los cálculos y el presidente Correa sale políticamente agrandado y pisando fuerte.  Más tarde, en el 2012 se sucede el llamado Golpe de Estado parlamentario en el Paraguay. Y aquí sí que las consecuencias fueron desastrosas para los “inocentes” propósitos de los interesados. El estado paraguayo había sido el palo en la rueda del ingreso de Venezuela al Mercosur y al sucederse el golpe, los otros tres países integrantes Argentina, Brasil y Uruguay, ni cortos ni perezosos, en una jugada de tres bandas sancionan a Paraguay, suspendiéndolo como miembro activo, y por  consenso reciben como miembro pleno a la República Bolivariana de Venezuela. Y como si fuera poco precisamente a partir del viernes 12  este país asumirá la presidencia pro tempore del Mercado Común del Sur.  ¡Qué oso! Ahora con lo sucedido, en estos días, al presidente de Bolivia en el continente europeo, las cosas no han sido mejores. Empeñados como están en mantener la división sempiterna de estos países del sur, al someter a un trato indigno a un Jefe de estado de la región, han logrado precisamente lo contrario, incrementaron los lazos de unión. En su propio terreno, la OEA, Estados Unidos y Canadá quedaron solos, ante una moción de protesta, incluido el mismo José Miguel Insulsa, su Secretario General  que a todo tiende a sacarle el cuerpo, quien igualmente los abandonó. Los Estados latinoamericanos se percataron al igual que sus pueblos que a futuro no estarían exentos de un tratamiento similar y decidieron actuar en la OEA como sólo lo hacen en UNASUR: UNIDOS.
Mejor dicho, igual que las moscas que en donde se van parando  la van …

 
 

 

 

 

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