Por estos días escuchaba con estupor y dolor de patria a una
comentarista radial de una cadena nacional expresar sin rubor alguno que al
presidente de Bolivia, le había pasado lo que le pasó en Europa por sapo.
Haciendo referencia a la actitud, por demás valiente, que asumiera Evo Morales
en relación con el caso Snowden al manifestar que le hubiera gustado que el
joven de la CIA hubiera pedido asilo a Bolivia. Qué lástima que como
latinoamericanos tengamos tan baja auto estima. A veces pareciera que ni supiéramos que lo
somos.
Incluso la manifestación de la Presidencia y de la
Cancillería colombiana para el caso del cerco aéreo a que fue sometido el
primer mandatario boliviano fue excesivamente diplomática, por no decir fría,
distante. Esto no resulta extraño en un país donde el presidente por razones
que ignoramos, mientras no se puede reunir
con los campesinos de la zona del Catatumbo, en donde el balín está bajito con
cuatro muertos en línea y el orden público descuadernado, sí lo hizo, casi que
de inmediato, con los taxistas de Bogotá a raíz del asesinato del agente
estadounidense, caso este que fue resuelto en menos de 72 horas con órdenes de
extradición incluidas.
Cuando se quiere hacer referencia a una persona que no hace
sino embarrarla, en la filosofía popular se dice, que anda como la mosca que en
donde se para la … Y esto es lo que parece estar sucediéndole, de un tiempo a esta parte, a algunas potencias interesadas en el control
de la política mundial. A raíz de la actitud insurreccional de algunos países
en América Latina, el establecimiento mundial comenzó a implementar medidas
para contrarrestar semejante, para ellos,
despropósito. El primero fue el golpe de estado en Venezuela en el 2002 cuyo objetivo
era derrocar al “inmamable” de Chaves, pero el resultado les fue adverso. Hugo
Chaves salió más fortalecido que nunca. Luego viene Honduras, en el 2009, que
significó el derrocamiento del presidente constitucional Manuel Zelaya, quien
había sido elegido por el partido liberal. Cuatro años después Zelaya no solo tiene
partido propio llamado Libertad y Refundación, con mayorías indiscutibles, sino
que además las encuestas permiten dar a
su candidata, su propia esposa, como segura ganadora de la contienda electoral
próxima a realizarse en aquel país. Luego
tocó el turno a Ecuador, en donde en el 2010 una asonada de un sector de la
policía se convierte en detonante para un intento de golpe de estado, pero
vuelven a fallar los cálculos y el presidente Correa sale políticamente agrandado
y pisando fuerte. Más tarde, en el 2012
se sucede el llamado Golpe de Estado parlamentario en el Paraguay. Y aquí sí
que las consecuencias fueron desastrosas para los “inocentes” propósitos de los
interesados. El estado paraguayo había sido el palo en la rueda del ingreso de
Venezuela al Mercosur y al sucederse el golpe, los otros tres países
integrantes Argentina, Brasil y Uruguay, ni cortos ni perezosos, en una jugada
de tres bandas sancionan a Paraguay, suspendiéndolo como miembro activo, y por consenso reciben como miembro pleno a la
República Bolivariana de Venezuela. Y como si fuera poco precisamente a partir
del viernes 12 este país asumirá la
presidencia pro tempore del Mercado Común del Sur. ¡Qué oso! Ahora con lo sucedido, en estos
días, al presidente de Bolivia en el continente europeo, las cosas no han sido
mejores. Empeñados como están en mantener la división sempiterna de estos países
del sur, al someter a un trato indigno a un Jefe de estado de la región, han
logrado precisamente lo contrario, incrementaron los lazos de unión. En su
propio terreno, la OEA, Estados Unidos y Canadá quedaron solos, ante una moción
de protesta, incluido el mismo José Miguel Insulsa, su Secretario General que a todo tiende a sacarle el cuerpo, quien igualmente los
abandonó. Los Estados latinoamericanos se percataron al igual que sus pueblos
que a futuro no estarían exentos de un tratamiento similar y decidieron actuar
en la OEA como sólo lo hacen en UNASUR: UNIDOS.
Mejor dicho, igual que las moscas que en donde se van parando
la van …
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