Allá por los años 2006 y 2007, un amigo me comentaba que
definitivamente los pueblos latinoamericanos estaban dando unos tumbos
políticos inconcebibles. No entendía cómo estos pueblos estuvieran llevando al
poder del estado a figuras como Evo Morales y Hugo Chávez. El primero, un
ignorante sindicalista e indígena además, que no debía tener la más remota idea
de lo que era la compleja administración de un país y el otro un chafarote de
medio pelo. En fin, un par de locos, a lo que sólo me atreví a responderle que
dado que “los cuerdos” habían tenido la administración de la cosa pública
durante 200 años y no habían hecho nada en beneficio de las mayorías populares,
bien valía la pena correr el riesgo con los locos a ver qué pasaba.
Hoy, unos siete años después me encuentro con la sorpresa que ese
indio aimara, cuya elección había resultado siendo la sorpresa en toda América,
al convertirse en el primer mandatario de origen indígena elegido en la
historia de su país, ha logrado lo que
bien se podría considerar un milagro económico en la historia del mismo. Este
indígena y para colmo de males sindicalista, ha logrado por primera vez en la historia
desde su fundación, que Bolivia tenga superávit fiscal. Pero ahí no quedan las
cosas; este indígena sin experiencia en la cosa pública, basado en el sentido
común, comprendió que más importante que la expansión del mercado exterior
resultaba la del interior, con lo cual logró un desarrollo sostenido del
Producto Interno Bruto (PIB). A 2011 logró bajar la tasa de desempleo al 3.8%,
uno de los más bajos de la región; Colombia tiene un 10.8%. El crecimiento del
PIB per cápita de Bolivia es el segundo en la región con un 11.6%.
Si lo anterior no fuera suficiente, como bien lo dice su ministro de
Economía y Finanzas Públicas en la presentación de la Memoria de la Economía
Boliviana 2012, se acabaron los tiempos en que Bolivia era el país más pobre de
América, al que generalmente en sus informes, el Banco Mundial cuando se
refería a él lo hacía diciendo “estar sufriendo ciclos de desaceleración fuerte
en su crecimiento”, comentario que en el año 2011 se cambió por el de “los
resultados macroeconómicos en Bolivia han sido positivos, con recurrentes
superávit fiscales y en cuentas corrientes, después de décadas”.
En lo que a Venezuela se refiere, debemos recordar que en 2011
mientras Colombia tenía una tasa de desempleo de 10.8%, nuestro hermano país la
tenía en 8.2%, en tanto que en lo relacionado con el PIB per cápita, el
venezolano en el mismo año era el primero en la región con un 19%. Ahora, la
ONU nos sorprende concediéndole al gobierno de Venezuela un galardón como
premio por haber logrado bajar de un 10.6% a un 2.4% los niveles de la población
hambrienta de su país. Curiosamente, ahora
lo oposición se la pasa diciendo que la plata del petróleo, tanto el
gobierno de Chávez antes y ahora el de Maduro, lo han venido derrochando,
llevando al país a la ruina. Pero qué bueno que ese dinero se derroche dando de
comer al pueblo hambriento y no desaparezca en unos pocos bolsillos, cuyos
habilidosos dueños son capaces de mantener engañada a la opinión pública,
haciéndoles creer que las cosas andan mal pero que a futuro mejorarán y habrá
comida para todos. Futuro que infortunadamente sólo existe en sus maquiavélicos
planes y ahora cuando la comida realmente está llegando a los más pobres es
precisamente cuando la economía del país se está descuadernando. Lo que no son
capaces de decir es que lo que se está desbaratando es la manera como ellos la
concebían y que sólo a ellos beneficiaba.
Excelente Artículo. FELICITACIONES....!
ResponderEliminarRoger Capmartin Retat